«Hay que irse cuando las cosas van bien, cuando nadie lo pide, y cuando dejas la entidad en buenas manos«. Así anunció, tras la presentación de resultados en 2016, Amado Franco, el más veterano directivo del sector financiero español en activo, su renuncia a la presidencia de Ibercaja, entidad en la que entró en 1970, fue 17 años director general y 13 años presidente. «Me marcho satisfecho porque dejo una entidad independiente, con futuro y aragonesa«, aunque reconoce que tiene «la espina clavada» de dejar de ser una caja de ahorros y convertirse forzosamente en banco. Ha sido nombrado presidente de honor de la entidad.

Otra persona que ha hecho prácticamente toda su carrera en Ibercaja (entró en 1987, fue director general entre 2004 a 2011, y consejero delegado del banco hasta 2015, que pasó a ser vicepresidente primero), José Luis Aguirre, es el nuevo presidente no ejecutivo.

En su primera intervención pública como presidente, dos mensajes claros: mantenimiento de la actual estrategia, que lleva a cabo el consejero delegado, Víctor Iglesias, porque «seguiremos haciendo las cosas bien»; y reivindicación de la independencia de la entidad creada el 28 de mayo de 1876, «nunca ha estado en cuestión, y la mejor garantía es una buena gestión».

Tampoco se plantea compras porque Ibercaja «tiene mucho potencial de crecimiento orgánico». Tanto en la zona tradicional (Aragón, La Rioja, Guadalajara, Burgos y Badajoz) como en la de expansión (Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana».

Jesús Bueno, otro veterano (entró en la entidad en 1976, fue director general adjunto en 1992, y secretario del consejo en 2008, consejero desde marzo de 2016), ha sido nombrado vicepresidente primero.

Amortización anticipada de los CoCos de Caja3

La mejor demostración de la voluntad de independencia de Ibercaja es que la entidad amortizará anticipadamente los bonos convertibles obligatoriamente en acciones (CoCos) heredados de la absorción de Caja3. En marzo de 2016 amortizó 20 millones, en diciembre, otros 163 millones. Y en marzo de este año espera finiquitar esta cuestión con los 224 millones que quedan. Además de evitar la presencia pública, aunque sea indirecta, se ahorra el pago del 9% de interés anual al Estado.

También se mantiene la intención de hacer, «cuando los mercados lo permitan», una salida a Bolsa para que la Fundación Bancaria Ibercaja reduzca su participación del 88,7% actual al 40%. Tiene hasta 2020 para hacerlo, aunque en la entidad esperan no agotar el plazo.

El beneficio crece el 70%, con el 26% más de nuevos créditos

 En 2016, Ibercaja ha ganado 143 millones de euros, el 70% más, apoyándose en las formalizaciones de nuevos créditos, que crecen el 26% (21% la financiación a autónomos y a empresas, 67% las hipotecas para la compra de viviendas) y en el 11,1% más de captación de recursos fuera de balance (fondos de inversión, planes de pensiones y seguros de Ahorro), que ya suponen el 40,6% del total (37,6% en 2015).

El beneficio hubiera sido mayor sin las provisiones prudenciales de 87 millones, procedentes de los resultados de operaciones financieras (plusvalías por ventas de carteras de valoresa) y de los extraordinarios (69,3 millones) generados por el traspaso a Aktua de la filial de gestión y comercialización de inmuebles, realizado en febrero.

Las dotaciones a provisiones crecen el 41%, hasta los 413 millones, pese a que las específicas asociadas a créditos y adjudicados bajan el 7,6%, a que la morosidad descienda al 8,9%, y el volumen de activos dudosos se reduzca el 0,8%

Ibercaja ha captado el 12% de todas las suscripciones netas a fondos de inversión realizadas en España, con una ganancia de 0, 4 puntos de cuota de mercado (hasta el 4,46%).