Dicen los manuales del Ajedrez que,  a veces, la mejor defensa es un buen ataque. Cuando te ves acorralado por la presión de tu contrincante, debes desplegar tus piezas ofensivas para lograr que tu enemigo olvide su ataque y piense en su propia defensa.

Algo parecido a esto es lo que está poniendo en práctica Marruecos para evitar la presión que desde los medios de comunicación de España le supone el problema del Sahara, sobre todo tras la muerte de un joven por disparos del ejército marroquí cuando intentaba entrar en un campamento situado en las afueras de El Aaiún, la capital del Sahara Occidental.

El ambiente ha llegado a enrarecerse tanto que el ministro de Exteriores marroquí, Tasieb Fassi Dihri, logró turbar la sonrisa de Trinidad Jiménez, por primera vez desde su estreno en Exteriores. Y lo hizo en la rueda de prensa posterior a su primera reunión de toma de contacto.  Porque el ministro respondió a los periodistas  acusándoles de impedir el fortalecimiento de la relación bilateral entre ambos países.

Marruecos cree que la Prensa española ha protagonizado “excesos” cuando informa del Sahara y se escuda en ello para prohibir la presencia de periodistas españoles en el campamento de protesta saharaui de las afueras de El Aaiún.

Pero Marruecos no explica por qué consiente que su agencia oficial de noticias MAP siga manteniendo en su “Web” la noticia de un joven musulmán muerto a tiros por la Guardia Civil en Melilla. Noticia desmentida y nunca confirmada por sus atores.

Que curioso, han coincidido en el tiempo la muerte del joven saharaui  por disparos del ejército marroquí en las afueras del El Aaiún y la inventada muerte de otro joven musulmán en Melilla. Menos mal que el Reino alauita no ha enviado todavía a su nuevo embajador a Madrid, porque tendría muy complicado poder explicar todo lo que está pasando.

Mientras tanto, el problema subsiste. El campamento de El Aaiún sigue ahí instalado a la espera del apoyo internacional. Numerosas voces se alzan para que España se moje, dadas sus responsabilidades históricas. Pero la diplomacia española parece querer que el tiempo pase sin complicarse la vida con el Reino de Maruecos, nuestro vecino.

Por todo ello, la activista saharaui Aminetu Haidar ha pedido  se trate de evitar un “baño de sangre” en El Aaiún y ha advertido de que el Gobierno español “no puede jugar a Poncio Pilatos tratando por igual al Frente Polisario y a Marruecos”.

El campamento de El Aaiún se está convirtiendo ya  en una especie de acción emblemática contra la presencia marroquí en el Sahara. Es un foco informativo internacional. Pero a Marruecos parece que lo que se le ocurre es utilizar el ataque a la Prensa como su mejor defensa.

Ya se sabe, la vieja historia de matar al mensajero.