Mariano Rajoy ha sido fiel a su autodefinición política: “Soy previsible”. En su discurso de investidura como candidato a la presidencia del Gobierno ha sido tan previsible que sus principales anuncios ya estaban previstos. El primero y “único” que supone aumento de gasto es la subida de las pensiones de acuerdo con el aumento del IPC en 2011, y el segundo, el compromiso de reducir el déficit desde el 6% del PIB al 4,4% el año que viene, lo que significa una reducción del gasto público de 16.500 millones de euros en 2012.

¿Cómo se realizará el ajuste? La prioridad será contar un instrumento como la ley estabilización fiscal que el nuevo presidente enviará al Parlamento en enero próximo para cortar por lo sano los gastos superfluos de las autonomías, los ayuntamientos y la administración central. El objetivo de la reducción del déficit implicará una “contratación cero” en 2011 en las administraciones públicas, salvo la cobertura de plazas de militares y policías. También supondrá la eliminación de empresas y fundaciones públicas de las autonomías y el ajuste de las administraciones al principio de “una función, una administración”.

El candidato leyó un discurso sin ninguna frase grandilocuente ni una cita literaria. Describió un “panorama sombrío”, con 5,4 millones de desempleados y con un crecimiento económico ínfimo que no permitirá mejorar el empleo, el consumo, los ingresos fiscales…, pero afirmó que su descripción no era “un ejercicio de masoquismo”, y explicó que junto a la ley de estabilidad presupuestaria impulsará el saneamiento y la reestructuración de la banca en seis meses para ayudarla a desprenderse de los activos tóxicos.

En materia fiscal, su anuncio de no obligar a los empresarios y comerciantes a facturar el IVA antes de cobrar las facturas levantó grandes aplausos en la bancada de su grupo, y asimismo despertó ovaciones la desgravación fiscal de 3.000 euros por la creación de cada puesto de trabajo. Para impulsar la creación de empleo, el candidato se comprometió a concretar la reforma laboral en el primer trimestre, con la idea clara de ajustar los salarios a la situación de las empresas. También anunció un plan de empleo juvenil.

Tras reproducir las líneas generales del programa electoral del PP en materia sanitaria y de servicios sociales, con la definición de “una cartera de servicios esenciales”, lo que permitirá acometer los recortes de gasto y nuevas formas de gestión, Rajoy anunció “un nuevo modelo de gestión de la televisión”, y consideró urgente la renovación del consejo de TVE, así como la del Tribunal Supremo, de Cuentas y el Defensor del Pueblo.

En su discurso, Rajoy, que no desveló la estructura que tendrá el nuevo gobierno, no olvidó algunas directrices de política exterior relacionadas con los intereses económicos españoles ni la voluntad de imponer directrices sobre el ejercicio de las competencias autonómicas en materia educativa. Pero su preocupación esencial fue el recorte y el ajuste fiscal. “Nos enfrentamos a una tarea ingrata, como la que atraviesan esos padres que se las ingenian para dar de comer a cuatro con el dinero de dos”. Eso dijo.