Un Rey, entre harto y cansado

27/12/2011

Luis Díez.

El rey Juan Carlos pidió por dos veces con un gesto de manos a los diputados y senadores que no le aplaudieran. Pero los entusiastas del PP no lo entendieron y siguieron aplaudiendo por un tiempo que superó el medio minuto. La solemne apertura de la X legislatura de la democracia por parte del jefe del Estado, acompañado de su esposa, la reina Sofía, el príncipe heredero, Felipe de Borbón y su esposa Letizia, permitió a sus señorías observar de cerca el gesto serio y el aíre cansado del monarca, y escuchar su voz sin el timbre de otro tiempo. Su tono vital parecía indicar que la corona pesa lo suyo, sobre todo, cuando le sale herrumbre.

El Rey reprodujo los mismos llamamientos a la unidad contra la crisis económica y el desempleo que ya realizó en el tradicional mensaje de Noche Buena. Repitió su admiración y respeto hacia las víctimas del terrorismo y elogió a la familia como base de la sociedad y herramienta fundamental ante el desamparo que provoca la crisis económica y el desempleo.

Se abstuvo, no obstante, de mencionar en esta ocasión su segunda preocupación navideña, los comportamientos poco éticos y correctos de los que tienen responsabilidades públicas y de repetir que la ley es igual para todos, pero no fue necesario que lo hiciera, ya que la ausencia de las infantas, atribuida al alejamiento del yerno Iñaki Urdangarín de los actos oficiales, hablaba por sí misma.

Como se sabe, Urdangarín se halla sometido a una investigación judicial por el presunto desvío de fondos millonarios del Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro que presidía y recibía donativos de las autonomías valenciana y balear así como de empresarios privados, a una trama societaria creada expresamente para “apoderarse” de esos recursos.

Pese a la decepción porque ese yerno bueno –olímpicamente bueno, hijo de buena familia (un banquero y una aristócrata belga), con la formación correcta (en colegios católicos de pago), y hasta con la estatura adecuada (1,96)– le haya salido rana, el Rey pidió a sus señorías que defiendan los valores de “la honradez, el esfuerzo y la profesionalidad”. Son los valores con los que la mayoría de los españoles desempeñan su trabajo, viven su vida y sacan sus familias adelante.

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