Por fin habló el presidente del Gobierno. Mariano Rajoy ha dejado que sean sus ministros Luis de Guindos, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez los que nos den las malas noticias: subidas de impuesos, déficit peor de lo que se esperaba y recesión y una reforma laboral si o si, haya o no acuerdo. Y Rajoy calladito y todo el mundo preguntándose por qué no habla ahora si cuando estaba en la oposición le faltaba tiempo para decir lo que pensaba.

Rajoy llevaba desde el pasado 22 de diciembre, en que tomó posesión de su cargo como presidente del Gobierno y anunció horas más tarde el nombre de los ministos, sin hablar. Un silencio que ha tenido miles de interpretaciones, dado que no estábamos acostumbrados, porque el actual presidente se había pasado los ocho años anteriores sin parar de hablar desde la oposición. ¿Prudencia para que los mercados no hagan sus propias cábalas y se añada nueva presión? ¿Ceder protagonismo a sus ministros para que los vayan conociendo los ciudadanos?

Dicen que el silencio también habla. Y en los dieciocho días transcurridos del silencio del presidente hemos escuchado cómo las circunstancias obligaban a incumplir una de las promesas electorales que más gustó escuchar a los ciudadanos: no vamos a subir los impuestos. Y lo reiteró tras saberse ganador de las elecciones y en el debate de investidura en el Congreso… Y al segundo Consejo de Ministros, nos subieron el IRPF. Dieciocho días después, Rajoy nos ha explicado que «no había otra opción» que tomar una decisión tan «dolorosa», pero «absolutamente imprescindible». Dieciocho días después sigue defendiendo que no quiere subir los impuestos, y que ese nuevo sacrificio a las rentas de trabajo es temporal, sólo para 2012 y 2013.

El resto de las explicaciones las podía haber obviado porque, tras romper su silencio no ha olvidado sus viejas prácticas demagógicas, al explicar que se podían haber hecho otras cosas como no subir las pensiones o recortar el gasto destinado a pagar a los desempleados. Estaba de más.

Esta subida de impuestos ha dejado su credibilidad un poco en entredicho, porque a la primera de cambio ha actuado en contra y, sin embargo, como el fin justifica los medios, el presidente del Gobierno está convencido de que con su gesto la que gana credibilidad es España ante los mercados.

La opción del IRPF ha sido criticada por muchos expertos, que consideran que lo positivo hubiera sido elevar el IVA, un recurso que ya fue adoptado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero Rajoy ha insistido que ha sido el incremento más justo y equitativo que se podía hacer, dado que se pide más a quien más tiene. Se ha olvidado decir, que el grueso de este incremento será pagado por la clase media trabajadora. A Cristiano Ronaldo la medida le ha supuesto que su tipo impositivo le suba del 24 al 24,75%. No creo que a él le importe.

Y para lo que está por llegar, Rajoy nuevamente niega que subirá el IVA. ¿O si?