Luis de Guindos, ministro de Economía va a salir de ‘road show’ de forma inminente para explicar a los inversores internacionales las virtudes del proceso de reforma iniciado por el Gobierno con vistas a recuperar la confianza de éstos en la economía española y que las entidades financieras puedan volver a salir a los mercados mayoristas en busca de financiación.

El ministro, que comparecía por primera vez en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, desgranó el catálogo de reformas que el Gobierno quiere poner en marcha y apenas dio cifras sobre la situación de la economía y la evolución del principal problema de la economía española: la falta de crédito con el que alimentar la marcha de la actividad.

Luis de Guindos tardó casi dos horas en proporcionar una cifra propia. Lo hizo en el turno de respuestas a la intervención de los portavoces de los grupos parlamentarios que le habían afeado que no dijera cuáles son las previsiones que su departamento tiene sobre el comportamiento de la economía española en este ejercicio.

Y la cifra que desveló no fue la previsión de caída del PIB, ni la del empleo o el déficit público. Fue la de evolución actual del crédito suministrado por las entidades financieras al conjunto de la economía. Y resulta espectacularmente mala: “el crédito está bajando en torno a un 10%” afirmó el ministro intentando rebatir con esta cifra los temores de algunos diputados a que el proceso de fusiones que alienta el Gobierno con la reforma del sistema financiero pueda conducir a un cierto oligopolio de oferta en el  sector. “La peor competencia es que haya entidades que languidecen y no pueden proporcionar crédito a la economía”, reiteró el ministro en su contestación a los diputados.

Poco antes había vuelto a tratar de justificar porque su ministerio, “a pesar de tener un equipo competente de profesionales”, no hacía públicas sus previsiones macroeconómicas para este año en espera de que “el 23 de febrero la Comisión Europea haga públicas las suyas a partir de las que se elaborará el proyecto de presupuestos para 2012”. De Guindos señaló que el camino hacia la unificación fiscal emprendido por la Unión Europea obliga a una mayor coordinación  de las políticas económicas de los países miembros  y que por ello será a partir de esas previsiones cuando el Gobierno se pondrá a trabajar en los presupuestos. Algo que no se creyeron los representantes de los demás grupos parlamentarios que le recordaron que las previsiones de la Comisión se hacen siempre a partir de las elaboradas por los gobiernos respectivos.

El problema es que el Gobierno de Rajoy no quiere cargar con la responsabilidad del ajuste presupuestario que habría que hacer para cumplir los compromisos con la UE y espera que éstos se relajen a la luz del menor crecimiento esperado para 2012 para toda la Unión Europea, no solo para España.

La comparecencia de De Guindos apenas produjo alguna noticia nueva. Explicó las líneas maestras de la reforma financiera aprobada la semana pasada y anunció que el próximo viernes el Consejo de Ministros aprobará una línea ICO de financiación a los ayuntamientos, similar a la ya aprobada para las Comunidades Autónomas, para que éstos paguen a los proveedores siempre y cuando “cumplan con las condiciones que se impongan” en materia de austeridad presupuestaria.

El ministro tuvo un cierto enfrentamiento con los grupos nacionalistas al anunciar que en materia de comercio interior quería modificar la legislación de forma que los comercios, luego matizó que se refería al pequeño comercio, pudieran iniciar sus actividades sin licencia previa de forma que los trámites administrativos no retrasaran las decisiones de inversión tomadas por los emprendedores y empresarios.

Aunque terminó su comparecencia lanzando un mensaje de optimismo, “el futuro de España no está escrito”, lo cierto es que antes Luis de Guindos había pintado un sombrío panorama al señalar que, en contraposición a Alemania, Francia e incluso Italia, “la economía española no se ha recuperado todavía de los efectos de la primera crisis y ya estamos entrando en la segunda”.

Para Economía “el paro es el principal problema al que nos enfrentamos” pero hay una conjunción de problemas que dificulta salir de la crisis: “a la caída del crédito hay que sumar que las administraciones públicas han dejado de pagar a sus proveedores y que ello está provocando una crisis de liquidez a las empresas que no está haciendo sino acelerar el proceso de crisis”.

El ministro no negó que las nuevas provisiones exigidas a los bancos vayan a secar aún más la concesión de créditos sino que simplemente se limitó a señalar que “ahora no hay crédito” y que espera romper el círculo con las nuevas líneas para las administraciones que pondrá en marcha el ICO.