Artur Mas pasa a la ofensiva y los catalanes se desayunaron con una  entrevista en TV3 llena de advertencias. Tiene claro la hoja de ruta e incluso si considera que el Gobierno central continúa poniendo trabas, incumpliendo sus compromisos económicos con la Generalitat y exigiendo recortes imposibles bajo la amenaza de una intervención, no dudaría en convocar elecciones.

El pacto fiscal es el primer tema que abordó, asegurando que «llegará en cualquier caso, intentaré que sea por la vía del pacto pero el ir por el camino más rápido hacia la soberanía fiscal es un camino inevitable». Anunció una próxima reunión secreta para abordar este tema con Mariano Rajoy en la que le explicará que este pacto «es más una solución que un problema en las relaciones Catalunya-Estado», aunque reconoció tener pocas esperanzas en que este encuentro tenga resultados, «pero vale la pena intentarlo, sería bastante absurdo no explicar esta necesidad imperiosa que tiene Cataluña para plantear este tema». y constató que Cataluña nunca había hecho una apuesta tan rotunda como hace ahora con el pacto fiscal, por lo que auguró que aunque fracase el diálogo «tendremos una hacienda propia en cualquier caso». En este punto aseguró que se ve respaldado por el setenta por cien de los catalanes y recordó que el Parlament está elaborando una ley de consultas que puede estrenarse precisamente con este tema.

En este punto admitió la posibilidad de adelantar elecciones, posibilidad que «ni quiero ni deseo», pero que lo haría caso de que «vea que desde Madrid se quiere intervenir el autogobierno de Cataluña».

Hay que tener en cuenta a la hora de valorar estas declaraciones la aproximación que en las últimas semanas CiU tiene con ERC, el partido que se está ofreciendo para configurar una mayoría alternativa a la que actualmente tiene el PP.

Malas relaciones con Madrid

Reconoció Mas que las finanzas de la Generalitat están en «una situación delicada», y de ello también ha responsabilizado al Gobierno central por no pagar las deudas que tiene con la institución catalana, concretamente los 759 millones que tenían que haber recibido el pasado año y los 219 del actual como contempla la disposición adicional tercera del Estatut y que Madrid ahora se niega a reconocer pese que el PP, cuando estaba en la oposición, instaba a los socialistas para que hicieran efectivos estos pagos que han desequilibrado las finanzas autonómicas. El president aseguró que este incumplimiento ha propiciado el rechazo de CiU a los Presupuestos Generales del Estado.

Mas anunció nuevos recortes dado que los ingresos que prevén para Cataluña se han recortado sensiblemente. «Los dineros con los que contábamos no los tendremos y si queremos cumplir con los objetivos de déficit, algún recorte más habremos de hacer». Aseguró no tener claro cómo afrontar la magnitud de los recortes que les imponen los presupuestos generales porque «hemos de ajustar mucho dinero y esto no es fácil, pero tendremos que ponernos a trabajar en ello. No es agradable pero el sentido del deber nos obliga a hacer las cosas bien».

PSC: Que no atemoricen

Estas palabras no tardaron en ser replicadas por la oposición. Pere Navarro, primer secretario del PSC, fue muy crítico ante la posibilidad contemplada por Artur Mas de adelantar las elecciones dado que «lo único que quieren es incorporar mayores temores a una gente que ya está muy castigada». Al tiempo recriminó a CiU que votara en el Congreso a favor de la ley de estabilidad presupuestaria dado que es la que permitiría la intervención del Gobierno central en la Generalitat.

Desde el PP catalán, su presidenta Alícia Sánchez Camacho avisó que si Artur Mas pretende seguir contando con su apoyo parlamentario «tendrá que aceptar los presupuestos generales del Estado» y añadió que el president «no puede pedir responsabilidad a los partidos catalanes sin aplicársela él mismo en Madrid» y le advirtió que cometería un gran error si disolviera anticipadamente el Parlament. Precisamente la líder de los populares catalanes anunció que el próximo viernes mantendrá una reunión con Rajoy.