El Banco de España exige un supervisor bancario centralizado en Europa

23/07/2012

Miguel Ángel Valero. Fernando Restoy, subgobernador, defiende al mismo tiempo una supervisión descentralizada de las entidades financieras de ámbito esencialmente nacional.

Si Luis  María Linde, en su primera comparecencia como gobernador del Banco de España ante la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, sorprendió a propios y a extraños con una dura autocrítica (aunque sin citar en momento alguno a sus antecesores. Jaime Caruana, ahora en el Banco Internacional de Pagos de Basilea, y Miguel Ángel Fernández Ordóñez), el estreno del subgobernador, Fernando Restoy, ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en los cursos de verano de la Computense, está dando que hablar. Y mucho.

Para Restoy, la crisis de la deuda soberana “ha puesto de manifiesto que el adecuado funcionamiento de la unión monetaria exige la adopción de medidas que permitan contener la percepción de riesgo país y, de este modo, restaurar el control del Banco Central Europeo sobre las condiciones de financiación de los agentes en toda la zona del euro”. La sorpresa es que un responsable de una institución supervisora admita que esto “conlleva acordar restricciones en la capacidad de las autoridades nacionales para acometer políticas económicas autónomas, establecer mecanismos de vigilancia  centralizados y ampliar el margen de actuación de las instituciones europeas”.

Más claro. “Es evidente que una unión monetaria solo puede funcionar si las entidades financieras están en disposición de intercambiar la liquidez mediante operaciones de préstamo o depósito en condiciones similares en toda la zona del euro. Para ello, es preciso que el riesgo de contrapartida esté acotado y que este no dependa significativamente de la localización de la entidad prestataria”. Porque “la crisis ha evidenciado que la capacidad de los bancos para obtener financiación está hoy fuertemente ligada a la percepción de riesgo soberano en su país de origen”.

En un peligroso círculo vicioso (Restoy prefiere el adjetivo “perverso”), “el riesgo soberano cotizado de cada Estado está conectado con la percepción general sobre la situación financiera de las entidades bancarias de ese país, pues se descuenta la utilización de los recursos públicos disponibles para sanear entidades en dificultades”.

Para romper ese círculo vicioso o perverso, hay que “avanzar en la creación de un supervisor bancario centralizado” en la UEM, ya que además “resulta una condición necesaria para que se acepte la posibilidad de que el futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad proporcione directamente ayuda financiera a las entidades bancarias”. Esta supervisión única “es una herramienta potencialmente muy eficaz para debilitar el vínculo existente entre riesgo financiero y soberano”, insiste Restoy.

Misión para el BCE

Los eventuales conflictos entre los distintos objetivos de los bancos centrales que tienen competencias de vigilancia del sistema bancario son mucho menos relevantes que las sinergias generadas entre su papel de control de la liquidez agregada del sistema y la preservación de la estabilidad financiera”, razona el subgobernador del Banco de España. Ergo, debe ser el Banco Central Europeo (BCE) “la institución que asuma las competencias en materia de supervisión de las entidades bancarias que se decida transferir desde el ámbito nacional al europeo”.

Fernando Restoy defiende “una hoja de ruta con ganancia progresiva de responsabilidades por parte del BCE”, con tres elementos básicos. El primero, “la toma centralizada de decisiones, al menos, para las entidades sistémicas a nivel del área del euro”, lo que en el caso español afecta a Santander, CaixaBank, BBVA, Popular y Sabadell (dada la nacionalización de Bankia). El segundo, “el mantenimiento, al menos en el corto y medio plazo, de la supervisión descentralizada de entidades de ámbito esencialmente nacional aunque sobre la base de esquemas y principios altamente armonizados”. Y tercero. “la adopción de una organización federal que favorezca, en todo caso, la utilización intensa de la experiencia, conocimiento y capacidad técnica de los supervisores nacionales”.

Pero el supervisor bancario único en Europa no es suficiente. “La completa ruptura del vínculo desestabilizador entre riesgo bancario doméstico y riesgo soberano exige la adopción de mecanismos centralizados eficaces de gestión de las crisis bancarias y de mutualización de los costes que estas generan para el erario público”, señala el subgobernador del Banco de España. Porque “la unión bancaria nunca será una realidad completa si no se diseña un sistema de garantía de depósitos integrado y un esquema común de resolución de crisis”, lo que exige resolver cuestiones “que revisten una elevada complejidad técnica y sobre todo política”.

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