Luz y taquígrafos

Mordidas de la pandemia

01:09h

Una pandemia como la del Covid-19 (2020-2022) dio tanto de sí, nos arrebató para siempre a tantos seres queridos y nos quitó tanto a todos que resulta lógico que el Congreso de los Diputados indague y recabe hechos ciertos y datos exactos de lo sucedido. La comisión de investigación creada al efecto puede comenzar consignando el hecho de que dos tercios de sus señorías pasaron más de la mitad de la legislatura sin acudir al tajo, lo que no les impidió percibir sus salarios íntegros y sus dietas reglamentadas que, por extraño que parezca, son de obligada cobranza. Sólo Odón Elorza y algún otro exdiputado renunciaron a las dietas. Sobre las cajas con donativos para los afectados, los grupos parlamentarios que se aprestaron a crearlas podrán ahora ofrecer los resultados. La comisión empieza a funcionar el lunes con la comparecencia del entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, un político honrado al que hemos de agradecer su temple y capacidad de diálogo con los presidentes y consejeros autonómicos competentes en materia sanitaria. Es probable que a estas alturas se pueda precisar el número de fallecidos, si fueron 122.000 o fueron más. La cifra oficial frisaba esa cantidad hasta el 30 de junio del año pasado, según la agencia EP.Data. Y el número de españoles diagnosticado de coronavirus hasta esa fecha se cifraba en torno a 14 millones de personas de todas las edades. Si, la pandemia se llevó a muchos, demasiados seres queridos. Pero fue también la gran oportunidad de la derecha extrema y la extrema derecha de enseñar las garras de una oposición cruda y acerada. El PP no soportó más de 15 días de confinamiento para evitar muertos y no apoyó las sucesivas prórrogas solicitadas por el Gobierno al Congreso ni votó a favor de una sola medida contra la pandemia. Muchos de sus dirigentes, como la señora Ayuso en Madrid, respaldaron manifestaciones de protesta contra el cierre de establecimientos no imprescindibles, bares, sobre todo. Y la ultraderecha protagonizó manifestaciones en coches y autobuses en la capital, algo insólito que solo ocurrió en España. La oposición infundada de las derechas nacionales quedó de relieve contra las medidas del Ejecutivo de Pedro Sánchez para salvar los puestos de trabajo con la aplicación de ayudas a las empresas y el pago de salarios a través de los expedientes de regulación temporal de empleo (Ertes) durante el periodo de inactividad. Las garras aceradas y las lenguas afiladas de esas derechas patrioteras anduvieron prestas a destrozar a Sánchez cuando vieron que el presidente español era capaz de encabezar o liderar la respuesta común de la Unión Europea (UE) en el terreno económico y social. Cierto es que sus maniobras quedaron reducidas a un flautus vocis por sus correligionarios. A mayor ridículo, no renunciar a denunciar poco menos que el latrocinio de los fondos europeos por parte del malvado Sánchez aun antes de recibir un euro. De los supuestos latrocinios (o mordidas) deberán responder precisamente la señora Ayuso a cuenta de las mascarillas que permitieron a su novio (pareja de hecho) embolsarse dos millones de euros con un amigo y colega del grupo sanitario Quirón. Por cierto que la sanidad privada le ofreció camas para los enfermos de Covid en las residencias de ancianos dependientes de la Comunidad de Madrid, donde murieron aislados 7.291 personas mayores. El protocolo sanitario dictado por el gobierno regional de Ayuso y con el que ni el consejero del ramo estaba de acuerdo (dimitió) disponía que se les mantuviera encerrados hasta que sanaran o las parcas se los llevasen. Entre tanto, la presidenta regional recibía aplausos (con mascarillas y sin ellas) por el supuesto éxito de la “operación Ifema” (uso del recinto ferial como hospital). Y animada por la oportunidad con cargo a la supuesta necesidad, contrataba la construcción a toda velocidad dizque de un hospital, el Cendal, hormigón, chapa y pladur que iba a costar 50 y acabó costando 170 millones de euros. Si, la pandemia dio para mucho. ¿Conseguirá la comisión de investigación aclarar las mordidas del Cendal o todo, que es bastante, quedará en los escándalos de las mascarillas? Lo que de antemano sabemos es que de los contratos directos para traer mascarillas (más que carillas eran carísimas y de uso obligatorio) trincaron mordidas millonarias la pareja de Ayuso, los malincuentes Luis Medina (duque de Feria) y Enrique Luceño, que se embolsaron seis millones de euros con cargo al Ayuntamiento de Madrid gracias a un primo del alcalde Almeida, y el maladado Koldo García, asesor del entonces ministro y hombre fuerte del PSOE José Luis Ábalos, quien pudo conseguir cerca de un millón de euros. Y también sabemos que Ábalos fue expulsado del PSOE inmediatamente, aunque se negó a devolver el escaño y pasó al Grupo Mixto. Pero está por ver si el sentido de la probidad de Ayuso consiste en utilizar el poder para forrar a su pareja de hecho y demás familia con el visto bueno de su superior, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Y cabe esperar de la comisión investigadora alguna luz sobre otros casos, por ejemplo, la presunta mordida de 5 millones de euros que a cuenta de los test del Covid habrían facilitado el dirigente nacional del PP Elias Bendodo cuando era consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía y su colega de Sanidad Jesús Aguirre. Continuará.