El síndrome de la recesión silenciosa

01:09h

Mientras el ministro Carlos Cuerpo, que lo es de Economía, presumía del dato del PIB que con un crecimiento del 2,5% en 2023, que efectivamente ha sido superior al de la media europea la Secretaría de Estado de Comercio confirmaba que las inversiones de las empresas españolas en el exterior se desplomaron en 2023, hasta alcanzar sólo 18.655 millones de euros, un 43% menos que en el año precedente y situándose a niveles de la crisis de 2012 Un síntoma más de una economía que lejos de aportar datos para presumir muestra síntomas evidentes de una enfermedad que, en términos económicos, se denomina recesión silenciosa. Porque lo que no dice el ministro es que el crecimiento ha sido 33 décimas menor que en 2022 cuando creció el 5,8% y  si se mira en un plazo más amplio, vemos que más que para presumir el dato es para ponerse las pilas y enderezar el rumbo porque nuestro país fue el que más cayó en Europa en 2020, con un desplome del 11,2 % del PIB frente al 5,6 % de la media europea. Y si desde entonces nos hemos ido recuperando, los análisis realizados por el  Instituto Juan de Mariana muestran que desde 2019 al tercer trimestre de 2023  nuestro PIB ha subido un 3,3 % frente al 5,6 % del promedio europeo. Es decir, nos queda mucho camino por recorrer. Y en este contexto la renuncia de Pedro Sánchez, por su debilidad parlamentaria, a presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2024 amenaza con recortar casi dos décimas el PIB, en estimación es de Funcas, la fundación de estudios de las antiguas cajas de ahorro, pese a elevar al 1,8 % la previsión de crecimiento en 2024. Cifra que, no obstante, quedará lejos del 2,5 % alcanzado en 2023. Recorte del crecimiento que el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, explicaba por el hecho de que “pese al buen inicio de año, una leve desaceleración es probable por la situación de prórroga presupuestaria y la debilidad de la eurozona. En una situación de prórroga presupuestaria muchas de las partidas de gasto se congelan. Inevitablemente esto puede conducir a un menor gasto respecto al año pasado”. Más preocupante es la evolución de la inversión, que sigue tres puntos por debajo del nivel de 2018 y representa sólo el 19,3% del PIB, casi 3 puntos por debajo de la media de la Unión Europea. Con el añadido de una caída del consumo privado afectado por la reversión de las medidas fiscales contra la inflación que provocarán una reducción de la renta disponible de las familias y un incremento de los precios, con el consiguiente impacto negativo sobre la inflación. España es el país europeo en el que más ha caído la renta per cápita en paridad de poder adquisitivo. Una caída que contrasta con el incremento de renta per cápita en 18 de los 27 países de la UE, incluidos Portugal, con una mejora del 1,3 %, e Irlanda, donde la subida de la renta per cápita alcanza el 23,7 %. Mientras que la inflación, se ha vuelto o a reactivar en marzo, registrando el aumento más significativo de los últimos doce meses y acumulando una subida del 18,4 % desde 2019 provocando que el salario medio haya perdido 615 euros de poder de compra en los dos últimos años, como destaca un reciente informe del Instituto Juan de Mariana. Organismo que constata también como el incremento de la presión fiscal en España entre 2018 y 2022 ha sido de 2,9 puntos sobre el PIB, el segundo mayor ascenso entre los veintisiete estados miembros de la Unión Europea donde apenas ha subido 0,1 puntos. Todo esto con una deuda pública que supera los 1,57 billones de euros el 107% del PIB, que nos sitúa entre los países más endeudados del mundo, y con más de cuatro millones de parados reales, un millón más de los que reconoce el Gobierno, incluyendo los que están en formación, los demandantes de empleo específico o con disposición limitada, los que están en ERE y los fijos discontinuos en periodo de inactividad. Esta es la economía que Pedro Sánchez y sus acólitos afirman que va como una moto, aunque la moto real es la que ellos nos tratan de vender.