El futuro del español no se decidirá en España

31/01/2015

Begoña González. Los intercambios entre países que comparten un mismo idioma se multiplican un 200% respecto a los que utilizan lenguas diferentes, según el estudio “El valor económico del español”, de la Fundación Telefónica.  

La actual situación de la lengua española y su consolidación han sido los principales temas debatidos este viernes en Barcelona en la mesa redonda “Los intangibles en un mundo global. El valor del idioma. El caso español”. El acto se ha celebrado en el Círculo de Economía con la participación de varios especialistas, como José Luis García Delgado, codirector del proyecto; Jesús Manuel Gracia Aldaz, secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica; José Antonio Pascual, vicedirector de la Real Academia Española; Rafael Rodríguez-Ponga, secretario general del Instituto Cervantes; y Pere Vicens, presidente de Vicens Vives y de la Fundación de la Biblioteca Nacional. Una mesa en la que los ponentes han acercado sus posiciones moderados por el notario Juan-José López Burniol, del Círculo de Economía de Barcelona.

Los beneficios de tener un idioma común se manifiestan de forma singular en el caso de los países que comparten el español, ya que incrementan un 300% el comercio bilateral entre ellos, según el estudio que dirige García Delgado. El español es una lengua hablada por 550 millones de personas en todo el mundo con un “poder de compra” que puede cifrarse alrededor del 10% del PIB mundial. Además, con el español como lengua común se multiplican por más de siete veces los flujos de inversión directa entre los países hispanohablantes. Si compartir cualquier idioma aumenta un 200% el volumen de intercambios comerciales entre los países, compartirlo en la comunidad pahispánica de naciones multiplica por 300 este volumen.

El objetivo de la mesa redonda era conocer la presencia del idioma español en el mundo y su previsible evolución en relación con los otros idiomas relevantes, así como acercarse a las consideraciones económicas que emanan de los trabajos desarrollados por la Fundación Telefónica, y finalmente, elaborar una serie de recomendaciones a los poderes públicos y a los actores privados relevantes para contribuir a consolidar la posición del idioma en el mundo, es decir, unas políticas ambiciosas y estables.

El futuro de la lengua española no depende solo de España. Así lo defendía Pere Vicens al afirmar que “las conferencias del español en Guadalajara y las que se hacen en el territorio español es cierto que son conferencias persuasivas, pero para que realmente se realicen políticas estables que procuren el beneficio de la lengua y su consolidación internacional son necesarias las conferencias iberoamericanas entre ministros de educación”. Según Vicens, estas conferencias son básicas porque en ellas el Gobierno español tiene “mucho que decir y aportar para conseguir la normalización y homologación de los títulos de enseñanza que promoverán la movilidad del talento y la consolidación del español”.

Al respecto, Jesús Manuel  añadía que “la importancia de la digitalización en la educación y la difusión de la lengua es básica, porque es la mejor manera de hacer llegar el conocimiento a los rincones más remotos del mundo y contribuir así también a la estandarización”. Y es que “En España somos coparticipes de una lengua riquísima que además es lengua nativa de 500 millones de personas de los que los españoles suponemos una cifra irrisoria” sentenciaba García Aldaz.

Además, tal y como se ha mencionado en la mesa, la lengua española no era una lengua considerada cultural en el siglo XIX pero que poco a poco ha ido mejorando su consideración. “Una lengua tiene que valorarse por mucho más que por su número de hablantes; debe ser valorada también por la cultura, los medios de enseñanza y de investigación” ha afirmado el doctor Pascual Rodríguez; pero ello tan sólo hace que demandar un esfuerzo mayor para la consecución de los objetivos ansiados y la normalización de la lengua española en el ámbito internacional.

“No creo que haya todavía consciencia en nuestra administración de que el español es un producto básico y que hay que cuidar especialmente de manera tanto cultural como económica. Potenciando este producto potenciamos muchos réditos económicos de los que todavía no hay suficiente conocimiento” sentenció García Delgado.

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