Impulsar el sector del videojuego servirá para ganar competitividad global

29/04/2016

Ignacio de Otalora, de Digipen. Transformar el modelo educativo ayudaría a lograrlo.

Digipen P OKExiste una competencia feroz entre las economías y regiones más desarrolladas del mundo que están haciendo esfuerzos denodados para seguir escalando posiciones en el ranking de competitividad global, una creciente inversión en educación y la generación de nuevo conocimiento son pilares esenciales de dicha apuesta. Tenemos que asumir el reto colectivo, como país, de no quedar atrás en esa liza.

No hay duda de que las profesiones más valoradas en el futuro van a ser las vinculadas a la economía del conocimiento. De hecho, ya se están produciendo decenas de miles de contrataciones con un perfil digital, para ocupar puestos de trabajo y perfiles profesionales, en algunos casos, totalmente nuevos. Las previsiones para los próximos años apuntan a que se crearán miles de puestos de trabajo en este ámbito.

Los videojuegos son innovación
Uno de los sectores con gran proyección es el del videojuego. Se caracteriza por ser intensivo en conocimiento, requerir profesionales altamente cualificados, estar netamente globalizado, representar una parte sustancial del PIB de economías muy desarrolladas y ser un referente en innovación tecnológica, y no tecnológica, con la incorporación constante de nuevos modelos de negocio.

De forma gradual se están cimentando las bases para desarrollar  un polo nacional de empresas de videojuegos, que creen riqueza y empleo local y sean un referente en Europa. De hecho, ya se está formando al futuro talento que nutrirá a estas empresas conforme a las exigencias que este sector demanda. Su progresiva salida al mercado en los próximos años coadyuvará al crecimiento de las empresas existentes, al surgimiento de nuevas iniciativas y a la atracción de estudios de algunas compañías internacionales del sector. Sin embargo, con lo que tenemos hoy no es suficiente.

Si queremos ser una referencia en esta nueva economía, se hace imprescindible adoptar con carácter urgente medidas ambiciosas para adecuar la educación —en todos los niveles (desde las edades más tempranas pasando por la de rango universitario y la formación a lo largo de la vida profesional)— a la nueva realidad en la que vivimos y a un entorno tan cambiante que ni siquiera sabemos cómo serán las profesiones dentro de 10 años. Debemos aprovechar el atractivo que tiene para la juventud ciertas profesiones vinculadas a la industria del conocimiento y de la economía digital, para convencer también a los padres del potencial económico y el valor añadido que estas industrias tienen.

Necesitamos un modelo educativo que se sustente en tres pilares: conocimiento, competencias y valores. Hoy, más que nunca, hay que aprender cada día más y durante más tiempo. El mundo ha cambiado muchísimo, el impacto de estos cambios es tremendo y, sin embargo, en el ámbito educativo muchas cosas siguen igual.

La adecuada transmisión de conocimientos requiere de una profunda transformación. Debemos aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías para mejorar la experiencia de aprendizaje e interesar y conectar emocionalmente al alumnado, sobre todo, con aquellas materias más áridas y complejas. Hay que aprender también a utilizar y aplicar ese conocimiento con sentido crítico y de manera constructiva y creativa.

La metodología de “aprendeDigipen Pr haciendo” es un buen ejemplo de ello. Ésta permite, además, desarrollar habilidades, competencias y destrezas que son críticas en el ámbito de desarrollo personal y en el profesional. Necesitamos una educación que eduque no sólo en conocimientos y competencias sino también en valores como la responsabilidad, el esfuerzo y el compromiso individual. Todo ello, junto con unos estándares de calidad y máxima exigencia, debe formar parte de la propuesta académica en todos los niveles, hay que habilitar mecanismos para incentivar el esfuerzo. Los métodos de evaluación deben ser un vehículo para identificar y corregir necesidades, así como para estimular y orientar al alumnado.

En el ámbito universitario, tenemos que vincular los estudios a las necesidades y a las demandas de las empresas. Las Universidades deben ser un agente activo en la generación del nuevo conocimiento e integrar éste de manera continua en el contenido curricular, de forma que el alumnado esté al día y sea capaz de responder a las necesidades de la empresa.

Ignacio de Otalora, director general de Digipen

Ignacio de Otalora, director general del Digipen Institute of Technology en Bilbao.

Por nuestra parte, queremos ser en España un agente protagonista, emulando los logros del DigiPen Institute of Technology en Estados Unidos y en Singapur. Como Universidad decana en el mundo en formación de grado universitario en videojuegos, nos hemos constituido como un agente clave del desarrollo, impulso y crecimiento del sector.

Ignacio de Otalora (en Twitter, @Ignaciodeo) es director general del campus europeo, ubicado en Bilbao, del Digipen Institute of Technology (@DigiPenBilbao).

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