La astucia presupuestaria de Montoro

25/01/2017

Luis Díez.

No hay astucia analítica que pueda garantizar la lectura de la mente de ningún gobernante ni de Cristóbal Motoro tampoco, por más que siga pregonando que “no habrá recortes de gastos sociales” en los próximos Presupuestos Generales del Estado. El ministro de Hacienda (y de los funcionarios) volvió a garantizar el “basta ya de recortes” en su comparecencia del miércoles, 25 del corriente, ante la comisión correspondiente del Congreso para convencer a la oposición moderada (léase PSOE) de que se deje de cuentos y apoye por activa o por pasiva las cuentas del Estado para 2017. El profesor Montoro osciló entre la pedagogía y el teatro. Abstenerse es suficiente y no equivale a apoyar, dijo en términos didácticos. “Necesitamos Presupuestos, es sustancial para el comienzo de la legislatura, si los rechazan sería una catástrofe”, dijo en términos dramáticos.

Lo sustancial de la comparecencia del ministro fue que el Gobierno no está dispuesto a llevar al Parlamento unos Presupuestos del Estado que no sean aprobados. Y para ello solo hay un camino: “acordarlos previamente”. En eso están Montoro y sus colegas del Gobierno. Es decir, en la negociación con los socialistas, con los que ya pactaron el techo de gasto. Mientras tanto, según el ministro, “el que tenga prisa, que se sume a la negociación”. No se refería a los podemitas, sino a los nacionalistas catalanes, a los que reprocha una actitud indolente como si el asunto de los ingresos y los gastos no fuera con ellos.

El Gobierno confía en que los socialistas entiendan que no es lo mismo elaborar unos Presupuestos con crecimiento económico que con recesión, y que desde 2014, la economía española crece, se recupera el número de autónomos en Andalucía y en Cataluña, se está invirtiendo en bienes de equipo y se registra una mejora del consumo. El crecimiento se advierte en la creación de puestos de trabajo. La diversidad de los sectores y áreas de actividad en crecimiento va de la agricultura y la ganadería al comercio, la industria, la investigación, la máquina herramienta y el subsector farmaceútico, por no citar el sector turístico y de servicios ni mencionar la construcción, que ya repunta.

¿Cuál es el modelo económico del Gobierno?, preguntó al ministro el joven dirigente de IU y diputado de UP, Baltasar Garzón. Y Montoro le contestó que aquí no hay planificación, que no hacen falta “esos planes quinquenales que ya sabemos a donde conducen” y que la principal obligación de los políticos es “no entorpecer la recuperación y generar confianza desde la coincidencia”. Dicho de otra manera: el mercado sigue siendo dios. Y con ese “no modelo”, el Gobierno espera alcanzar 20 millones de empleados.

La comparecencia de Montoro era, sin embargo, para explicar las nuevas medidas fiscales, con las que las empresas sólo van a poder retrasar seis meses el pago de los impuestos y se amplía de 18.000 a 30.000 euros el retraso, sin aval, de los ingresos del IVA, de modo que los autónomos puedan tener mayor margen de maniobra. Con esas medidas el Gobierno estima un incremento de la recaudación de 1.500 millones de euros. ¿Dónde está la trampa? En el carácter retroactivo de la supresión de las deducciones y en el hecho de que los autónomos y las pymes que tengan una deuda ejecutiva de más de 650 euros no podrán aplazar el ingreso del IVA hasta 30.000 euros, aunque no lo hayan cobrado.

La astucia analítica, fundamental en tantas disciplinas, permitiría preguntar si Montoro se cree sus propias palabras sobre el modelo de libre mercado, visto el comportamiento inverso a su ley más elemental (la de la oferta y la demanda) del precio (que no el coste) de la energía eléctrica o si será tan cierto como el que se saca un ojo y queda tuerto que no habrá recorte de gasto social cuando el primer anuncio de su colega de Sanidad ha sido el aumento del repago de los medicamentos, por no hablar ya del palo y tente tieso a los pensionistas. Todos los hombres, mujeres y niños usan lo que los lingüistas llaman “idiolecto”, es decir, una selección personalizada del lenguaje disponible, con connotaciones singularizadas. De ahí que muchas veces puedan decir lo que creen que conviene y lo contrario de lo que están pensando. O sea, Montoro.

¿Te ha parecido interesante?

(+2 puntos, 2 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.