La industria española está obligada a asumir un nuevo nivel de organización y control sobre toda la cadena de valor del ciclo de vida de los productos, adaptándose de esta forma a los requisitos cada vez más individualizados de sus clientes. Para ello, se deberá transformar y entrar en la cuarta revolución industrial, cuyo mayor impacto deviene de la posibilidad que ofrecen las tecnologías para disponer de toda la información relevante en tiempo real, conectando todas las instancias involucradas en la cadena de valor. Esta cuarta revolución industrial sin duda cambiará, y ya lo está haciendo de forma drástica, los modelos de negocio y la visión de las empresas. A la vanguardia de esta Industria 4.0 están la automoción, la aeronáutica y la generación de energía, si bien hay sectores en España que están aprendiendo rápido a el salto.

Como destacó Juan María Vázquez, secretario general de Ciencia e Innovación, al inaugurar el evento Industria 4.0 y ecosistema de innovación: “Hemos visto casos de industrias del sector primario que, gracias al apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), se han convertido en productores de tecnología incluso de alcance internacional”. Organizado por el Foro de Empresas Innovadoras (FEI) y celebrado el 8 de junio en la sede madrileña del CDTI, este acto se convirtió en un debate entre representantes de empresas industriales y de instituciones públicas sobre las luces y las sombras de la Industria 4.0 y el ecosistema de innovación que la impulsa.

Como conclusión, quedó patente que se precisa más inversión pública y privada, más colaboración entre los agentes de ambas partes y, cómo no, una mayor conexión con el mundo científico, vindicación que ya es histórica por parte de los expertos en la I+D+i y que, como recordó Vázquez, se recogía en el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016 y se contemplará en el nuevo plan.

Un CDTI para las pymes
Durante su intervención, Francisco Marín, director general del CDTI, recordó que este organismo público, dependiente del Ministerio de Economía, cumple 40 años en 2017. Y aludió a la misión del CDTI: conceder ayudas públicas —con un fondo de cien millones de euros— a proyectos empresariales pioneros que introduzcan las nuevas tecnologías. Reunido con los periodistas asistentes al acto, Marín quiso difundir un mensaje: la actual estrategia del CDTI no olvida las necesidades financieras de la pequeña empresa en su camino hacia la innovación, “es muy importante que lo tengan en cuenta y que acudan a las convocatorias de nuestra institución”, las animó.

En su turno, Mario Buisán, director general de Industria y de la Pyme, organismo dependiente del Ministerio de Economía, explicó las claves de la nueva estrategia que éste ministerio está poniendo en marcha a fin de fomentar el avance de la Industria 4.0. En la mayoría de los casos, los planes que componen esa estrategia parten de la iniciativa pública, pero otros proponen establecer un marco de colaboración con el sector privado. Buisán también habló de una herramienta creada por el CDTI y que más de 400 empresas ya han utilizado para conocer cuál es su nivel de innovación. Esta herramienta de autodiagnóstico se llama Hada y consta de 68 preguntas. Contestándolas, cada empresa puede conocer su índice de madurez digital. También hablo de los dos programas de financiación para empresas del CDTI: Cien, una línea de financiación por la que otorgará préstamos flexibles a diez años por un valor total de cien millones de euros, y la iniciativa Activa Industria 4.0, que se lanzará muy pronto.

Por su parte, Luís Fernando Álvarez-Gascón, director general de la división Secure e-Solutions de la multinacional GMV y vicepresidente del FEI, aportó un dato relevante sobre el impacto de la tecnología en la industria: “El 50% del incremento de la productividad tiene que ver con la incorporación de tecnologías como el big data, la robótica, Internet de las Cosas (Iot, por sus siglas en inglés), la inteligencia artificial, etc.”. Y alertó: «La mejora de la competitividad del tejido empresarial español no puede estar basada en una apuesta por los bajos salarios, sino en la innovación”. Para él, el cambio de modelo productivo no puede obviar las nuevas pautas de consumo, sustentadas en relaciones peer to peer, y donde está teniendo lugar el crecimiento de una nueva economía, la economía colaborativa o sharing economy.

Bienestar social 4.0
También se refirió el vicepresidente del FEI a la velocidad de los cambios como característica del proceso de transformación hacia la Industria 4.0. Y estuvo a favor de que España mantenga un ritmo evolutivo elevado que le permita alcanzar el nivel de bienestar social 4.0. Para ello, argumentó, se precisa que el proceso de reindustrialización implique una mayor aportación al PIB por parte del sector industrial, de forma que el necesario desarrollo no se limite a las empresas del ámbito tecnológico, sino que lleve la revolución 4.0 al resto de sectores.

El vicepresidente del FEI expresó la necesidad de que nuestro país incremente su inversión en I+D+i con mayores aportaciones públicas y privadas. Algo que, según aseguró, debe ir acompañado de “un debate sobre las políticas e instrumentos más adecuados, de cara a optimizar el resultado de las inversiones que se realicen”. Vázquez abundó en ese mismo discurso al señalar que una mayor dotación presupuestaria con destino a la I+D+i, y un mayor esfuerzo inversor por parte del sector privado, traerán un incremento del peso del sector industrial en el PIB.

Cambios fiscales
Durante el debate que siguió se destacó que, además de reforzar los programas financieros destinados al fomento de la I+D+i, es preciso mejorar las condiciones del acceso a la financiación de las empresas, mediante su participación en programas e instrumentos comunitarios como H2020. Mejorar la fiscalidad de las actividades de I+D+i y sus procedimientos de gestión también será clave, se dijo.

Una vez más, en este evento se ha resaltado la necesidad de mejorar la conexión entre el mundo científico y el tejido industrial español. Para lograrlo, hubo sintonía al apuntar que es preciso realizar un diagnóstico de la situación actual, de cara a diseñar propuestas políticas de innovación para la industria aportadas por actores relevantes y representativos del ecosistema de la innovación. Esto requiere que la innovación ocupe un lugar relevante en el discurso político de España y, además, un cambio sin precedentes en el sistema educativo, a fin de impulsar que el talento más joven elija profesiones acordes con lo que esta industria demanda para llevar a cabo esta cuarta revolución.

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