Fútbol femenino

21/06/2017

Joaquín Pérez Azaústre.

Claro que si montas un equipo de fútbol femenino es para hacer un casting. ¿Para qué, si no? Todas en fila, con los muslos al descubierto y juntos, muy juntitos, lozanos y curtidos por la rabia en el césped. Con sus pantaloncitos, resueltas y espigadas. No hace falta verlas desarrollarse sobre el campo, para qué. No hace falta saber si pasan bien el balón, en qué demarcación se sienten desenvueltas, con más influencia sobre el juego. Qué más da que sean delanteras centro, mediocentros, porteras; qué más da, también, su capacidad de sacrificio, de esfuerzo, de entrega cada tarde, en cada entrenamiento, bajo el viento y la lluvia en los meses de invierno, o en esta asfixia plana del calor que les enturbia la respiración en verano. Que importa su visión estratégica de toda la jugada, su capacidad para ocupar un lugar y extenderlo sobre sus compañeras. Qué importa si saben perder, y también ganar. Qué importan la humildad, el talento, la fortaleza, la flexibilidad y el nervio. Aquí lo único que importa es el casting que se hará, y que el encargado de elegirlas será el periodista Pipi Estrada.

Dicho así parece un disparate ficticio, porque lo es. Pero también es una fabulación extendida sobre lo que ha sucedido en el programa radiofónico El transistor, de Onda Cero, conducido por José Ramón de la Morena, mientras entrevistaba a Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid estaba comentando un proyecto largamente estudiado por el club: la formación de una sección femenina, cimentada desde la cantera, con una escuela desde las categorías inferiores. Desde hace tiempo, en el mundo del fútbol femenino, se ha reclamado que un club de la trascendencia mediática del Real Madrid reivindicara el futbol jugado por mujeres, precisamente, con una sección propia. Como todo lo relacionado con la igualdad, aquí el calado trasciende lo meramente futbolístico; incluso, lo meramente deportivo. Que una actividad tan tradicionalmente anclada en el machismo más recalcitrante –la mayor prueba es que los futbolistas masculinos no han sido capaces de salir del armario todavía, por miedo a los insultos en los estadios, como ha admitido Antoine Griezmann- incorpore públicamente, y mayoritariamente, presencia femenina no sólo en el graderío, sino también sobre el terreno de juego, podría ser un apoyo no pequeño a la lucha contra la discriminación.

Pues bien, lo están comentando –o lo está comentando Florentino Pérez-, y va José Ramón de la Morena y le suelta: “Decían estos que si el Real Madrid hacía un equipo femenino, las chicas las elegía Pipi Estrada”. Vamos, que el deporte femenino es esto. Poco menos una barra americana. O que el deporte femenino es esto para algunos: muslos y casting. Y hecho por Pipi Estrada, antiguo novio de una actriz porno, que se lio con Terelu Campos para luego ponerlas a parir, a ella y su madre, y lucrarse con eso en los platós más arrastrados de las televisiones. Esto es el deporte femenino para algunos, que viven de contarnos el deporte. En un mundo que sigue discriminando, maltratando, violando y matando a las mujeres por el hecho de serlo, ni de broma, joder.

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Un pensamiento en “Fútbol femenino

  1. Sucio comentario de un tipo que cada día (me) cae peor.

    Afortunadamente el deporte femenino cada vez está tomando más importancia -por lo menos a nivel de selecciones- (pero muy lejos de la que se merece). Y la selección femenina de fútbol y, sobre todo, las famosas Guerreras y la selección de basket son respetadas y admiradas a nivel mundial por su garra, competitividad y nivel de juego.

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