Los graduados sociales se deben adaptar a los retos de la cuarta revolución industrial

04/07/2017

Marcos Óscar Martínez, presidente del COGSA. La profesión no es ajena a la digitalización.

La profesión de graduado social, cuyas funciones aseguran el éxito en la convivencia entre empresas y trabajadores, es un seguro para la transformación laboral que trae consigo esta era digital. Como está ocurriendo en el resto de profesiones, los graduados sociales deberán adaptar sus despachos y oferta de servicios a los nuevos retos que plantea la transformación digital, en materia de asesoramiento laboral y fiscal, consultoría de recursos humanos y representación técnica de trabajadores y empresas ante los juzgados de lo social.

En nuestro ámbito laboral es fácil pensar que a corto plazo conviviremos con una máquina que contenga aquellas herramientas de trabajo que utilizamos, y que pueda dar respuesta, mediante una programación informática, a las inquietudes que las empresas o trabajadores nos planten. Esto puede dar lugar a dos tipos de pensamiento entre los compañeros, los que opinan que nos adaptaremos y los que creen que no será así.

Sin embargo, hemos visto cómo ha evolucionado nuestra profesión desde 1956, ganando en importancia en paralelo al desarrollo del derecho laboral —en constante transformación—, y cómo nos hemos adaptado a los cambios que se iban produciendo. Esto prueba que esta profesión está preparada para afrontar el impacto que supondrá la cuarta revolución industrial en la legislación de las relaciones laborales.

Nuestra ventaja competitiva
El graduado social es un profesional que sabe interpretar la ley, analizar las situaciones laborales y darles respuesta. El consejo profesional intelectual nunca podrá ser alterado por ninguna máquina. Y nuestra especialización en el campo de las Ciencias Jurídicas Sociales es una ventaja competitiva para la profesión, donde la relación con el cliente es imprescindible. Los robots no podrán ofrecer lo que sí transmiten los humanos: confianza, empatía, seguridad, juicio crítico y reflexivo… ni tampoco unos valores que, precisamente, son los que diferencian a unos profesionales de otros, a ojos del cliente.

Fofo: ‘Pc-veiligheid’, por Vormingplus Regio Brugge, modificada (CC BY 2.0).

La base de cualquier profesión es la educación, y por ello la universidad y la formación profesional deben tener suficiente carga lectiva en nuevas tecnológicas enfocadas a las salidas profesionales. Porque todos los trabajos van a necesitar ese tipo de conocimientos. En los estudios de postgrado que cursan los graduados sociales, impartidos en las Escuelas de Práctica Profesional, no deberían faltar materias como el Derecho digital, tecnológico y científico, la transformación tecnológica, la violación de derechos básicos por las nuevas tecnologías, el secreto profesional vinculado a las nuevas formas de comunicación, o la organización y métodos de trabajo en las Industria 4.0. Con toda esta nueva base de conocimientos se podrá justificar que los graduados sociales sigamos siendo los profesionales más competitivos en las Ciencias Jurídico Sociales.

Un graduado social deberá, por ejemplo, saber interactuar y aconsejar tanto a un empresario como a un trabajador. Por ejemplo, cuando este último hubiera podido actuar de forma que haya perjudicado a un robot en su trabajo, de forma que tenga consecuencias negativas para el empresario. En tal caso, el graduado social deberá saber gestionar ese conflicto y resolver si puede ser causa de despido, desde su representación a la empresa, o si, de lo contrario, no lo es, en representación del trabajador. Tampoco nos podemos olvidar de las Admnistraciones Públicas, necesitadas de graduados sociales en todos sus ámbitos, debido a su labor como consultores a la hora de analizar los futuros problemas o conflictos que la industria 4.0 pueda provocar en su ámbito, o bien para dar respuesta a las dudas que surjan en el mercado laboral y que también atañen a las AAPP.

Trabajo colaborativo máquina-humano
También en el ámbito de la gestión de personas, los graduados sociales deberán estar preparados de cara a seleccionar a un trabajador con los conocimientos tecnológicos adecuados para poder cubrir aquellos puestos en los que sea preciso convivir con una máquina que toma decisiones autónomas. En esta relación máquina-humano, la psicología laboral, competencia profesional del graduado social, será fundamental a la hora de elegir al trabajador que, por sus aptitudes y actitudes, está preparado para lo que yo denomino “trabajo colaborativo máquina-humano”, y lo que ello implica a la hora de realizar las tareas propias de cada proceso productivo. Esa competencia del graduado social también será crucial, cómo no, para lograr que el trabajador se adapte con éxito a ese nuevo puesto de trabajo.

La nueva industria digital pondrá sobre la mesa situaciones complejas y llenas de incertidumbre, lo que quizá pueda provocar vacíos a las preguntas de los clientes. Ahí debe estar la pericia profesional del graduado social, capaz de dar el mejor asesoramiento y de garantizar la seguridad al cliente o empleador, aun sabiendo que el Derecho del Trabajo y Seguridad Social, debido al cambiante entorno en la triple relación de empresa-trabajadores-administración, no siempre pueda dar respuesta a situaciones novedosas a las que habrá que hacer frente.

Estoy hablando de una transformación en sus funciones que el graduado social vivirá a medio plazo, y que estará marcada por el impulso que se dará también desde la administración de justicia, sabedora de que la mediación laboral es clave para evitar confrontaciones, además de servir como descarga de trabajo en los juzgados, lo que implica un ahorro de recursos económicos. Hoy día, la mediación civil y mercantil o familiar es una realidad, un tipo de procesos que para los graduados sociales no son nada nuevo. Porque, desde la creación de la profesión, la mediación es una práctica habitual en los procesos laborales desde los despachos. Y aquellos graduados sociales que trabajan en los departamentos de recursos humanos de las empresas, son expertos en la práctica de la llamada mediación de las organizaciones, gracias a la cual es posible llegar a acuerdos en la relación laboral entre trabajadores y la dirección de la empresa.

En conclusión, nuestra profesión es joven, pero ha experimentado grandes avances competenciales desde su creación hasta nuestros días. Y quienes la desarrollan están capacitados para adaptarse a la nueva era digital y tecnológica, porque así lo han hecho cada vez que se han producido cambios en el ámbito de las relaciones laborales, sin ponerse límites. Convencido de la adaptación del Graduado Social a los robots, abogo por desarrollar nuevas competencias clave para poder realizar un exitoso desempeño profesional.

 

Marcos Óscar Martínez Álvarez, presidente del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Asturias.

Marcos Óscar Martínez Álvarez preside el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Asturias (COGSA). Trabaja en calidad de graduado social para la firma Bigoles Abogados SL (en Twitter, @BigolesAbogados).

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