El cambio climático podría provocar que el vino Rioja tenga menos color y acidez

15/08/2017

diarioabierto.es. Ésta es una de las conclusiones de un estudio desarrollado por el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-Tecnalia, dependiente del Gobierno Vasco, en colaboración con la Universidad de Navarra.

El cambio climático va a provocar que los vinos de la variedad tempranillo tengan menos color y que baje su acidez, si no hay una adaptación de la viticultura actual, un problema en la zona de Rioja donde ya de por sí este último valor es bajo.

El estudio, que comenzó en 2012 y concluyó el pasado mes de junio, ha sido desarrollado por el ingeniero agrónomo Urtzi Leibar y dirigido por las investigadoras de NEIKER-Tecnalia Olatz Unamunzaga y Ana Aizpurua.

El objetivo de esta investigación era ver cómo se comportaban las vides en las previsibles condiciones de cambio climático, con cuatro grados más de temperatura, un aumento del dióxido de carbono (hasta 700 ppm) y un descenso de la humedad relativa hasta el doce por ciento.

El resultado es que se produce un mosto con menos antocianos, lo que da lugar a vinos con menos color y por tanto de menor calidad según los estándares de calidad actuales.

Además, también se ha observado un aumento del pH provocado por una pérdida del ácido tartárico y málico. Este efecto se da, entre otros motivos, porque con esas condiciones se adelanta unos nueve días todo el ciclo, desde el envero hasta la vendimia, según ha explicado a Efe Olatz Unamunzaga.

Para llevar a cabo este experimento se han utilizado suelos con diferente textura en unos invernaderos de la Universidad de Navarra, «únicos en Europa porque permiten modificar, a la vez, las condiciones de CO2, la temperatura y la humedad relativa».

Allí se ha estudiado el efecto de estas condiciones en suelos con un contenido de arcilla que oscila en el 9% y el 36%, para poder conocer también el comportamiento de la variedad Tempranillo en diferentes texturas de suelo, como por ejemplo en los arcillosos de Rioja Alavesa.

Con ese aumento del dióxido de carbono y de la temperatura y la disminución de la humedad se adelanta «todo el ciclo vegetativo» de la vid, ya que se consigue alcanzar los 21 grados «brix» (los que se refieren a la densidad del mosto) nueve días antes de lo habitual.

Este adelanto provoca que no se consigan los antocianos necesarios y por lo tanto el vino no logre el color querido. Además, también se comprobó una pérdida de acidez.

«Esto es un problema porque la uva de la variedad Tempranillo tiene de por sí poca acidez y está llevando a bodegas a corregir la acidez para disminuir un poco el PH», ha explicado la investigadora. La acidez adecuada de un vino hace que se pueda mantener en el tiempo en las condiciones óptimas, por lo que una disminución provoca que se pierda antes de lo debido.

Otro de los experimentos hechos en esta investigación se centraba en someter a los esquejes de la variedad Tempranillo a un estrés hídrico, con una reducción del cuarenta por ciento del riego habitual. El déficit del agua disminuyó su crecimiento, y retrasó la maduración de las uvas así como la vendimia unos diez días.

Unamunzaga ha señalado que este retraso del proceso vegetativo de las plantas con menos disponibilidad de agua no se puede contemplar como una opción para compensar el adelanto provocado por las condiciones generadas para simular el cambio climático, ya que la planta «sufre mucho» por esta falta de agua.

Asesorar al agricultor

La investigadora de NEIKER-Tecnalia ha explicado que con la modificación de las condiciones climáticas va a haber «un cambio sí o sí», en el que fundamentalmente se va a acortar el ciclo, por lo que se debe investigar para poder asesorar al agricultor sobre cómo modificar las prácticas de manejo para poder adaptarse al cambio, con medidas específicas de riego o de deshoje de la planta, por ejemplo.

Ha aclarado que no tiene una visión «catastrófica» de lo que va a suponer este cambio climático para los viñedos de Rioja y que con medidas de adaptación el cambio climático no tiene porqué afectar negativamente al viñedo.

Cuanto más se conozca sobre los efectos del cambio climático en el viñedo, los viticultores se podrán ir adaptando a ese nuevo escenario sin que tenga necesariamente consecuencias perjudiciales. Ha citado que, por ejemplo, estas nuevas condiciones podrían tener efectos positivos para producciones como de txakoli que perdería algo de su actual acidez.

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