Nos inventamos una app con inteligencia artificial para conectar con un problema real

16/01/2018

Nieves Turienzo, de Médicos del Mundo. Hay una realidad que no queremos ver…

Vivimos en una época de contrastes. ¿Qué es lo normal? ¿Qué es lo extraño? A alguien puede parecerle normal que miles de personas en toda España hagan cola para ser las primeras en adquirir el último modelo de un smartphone (un dispositivo cuya versión más económica cuesta 1.150 euros). Pero, ¿lo es? Por contraste, hay para quienes llegar al final de cada jornada habiendo sido capaces de alimentarse adecuadamente y de cubrir sus necesidades básicas es todo un reto. Y no son pocas personas: el 28% de la población española, es decir, 13 millones de personas que viven en riesgo de pobreza y exclusión. ¿Es esto normal?

La tecnología no falta en nuestro bolsillo. Somos el país del mundo con mayor penetración de smartphones, un 88% de la población lo utiliza de forma habitual. Y cada vez comienzan a utilizarse a una edad más temprana: el 45% de menores poseen un teléfono inteligente a los 11 años, y a los 15 ya lo tienen nueve de cada diez. Seguro que ese 1% restante es considerado un bicho raro en su pandilla… En contraposición a esta realidad, esta otra: más de cinco millones de personas pasan frío en invierno en España porque no pueden afrontar el pago de su factura energética, una situación que se complica aún más con la reciente subida de la luz. 1.200 millones de personas en todo el mundo —el 17% de la población— no tienen acceso a la electricidad. Real es, pero ¿normal? Obviar a quienes encuentran estas dificultades que impiden disfrutar de una vida digna es un riesgo para la salud de nuestra sociedad.

En Médicos del Mundo estamos acostumbrados a trabajar con cifras que ponen los pelos de punta. Cifras detrás de las que se encuentran vidas de personas reales que necesitan ayuda. Que no salen en las noticias, que no nos tocan ni de lejos en la estabilidad de nuestra vida cómoda, pero que están más cerca de lo que creemos. No nos paramos a pensar que la persona que vemos durmiendo en la calle pueda ser alguien exactamente igual que tú y que yo. Alguien a quien un día la vida se le dio la vuelta. Los giros de la vida pasan. Aunque muchas veces pasan… desapercibidos.

Tecnología ‘muy humana’
Tenemos la cabeza llena de actualidad política, de la clasificación de la Liga, de las últimas noticias sobre aquello que consigue la tecnología. Vemos en el telediario cómo le han concedido la ciudadanía saudí a una mujer robot, que tiene más derechos que las de carne y hueso, o a otro robot al que han sorprendido en Japón arrancándose por bulerías, pero no queremos escuchar historias tristes… Entonces, ¿cómo hacernos eco de esa otra realidad?

Desde Médicos del Mundo lo tuvimos claro: si nos interesa la tecnología, utilicémosla para dar voz a quienes no consiguen hacerse escuchar, a aquellas personas cuyas historias difíciles no nos interesan. Tal vez, si nos las contaran a través de una app, si pudiéramos descubrirlas mediante nuestro teléfono móvil, captarían nuestro interés y podríamos recuperar la atención sobre los 767 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza o sobre las más de seis millones de personas que han tenido que abandonar su hogar en Siria.

Y así nace la campaña #OyeSiria. A partir de un juego de palabras entre esta grave crisis y el asistente virtual Siri. Nuestra ONG crea la app SiriA, asegurando que está dotada de una inteligencia artificial que incorpora un novedoso sistema de reconocimiento de voz capaz de mantener una conversación fluida con quien la maneja y generar respuestas emocionales. Para ello contamos con la complicidad de la Universidad de Alcalá (UAH), que sostiene haberla desarrollado a partir del big data generado en más de un centenar de entrevistas con personas en riesgo de exclusión, y convertido en un lenguaje propio con el que la app puede interactuar de forma inteligente y emocionar a quien la use.

Pero no hay tecnología capaz de emocionar más que una historia real. Y esto queda patente tras el experimento llevado a cabo en el marco de esta campaña. Convocamos a varias personas anónimas para probar nuestra app y grabamos sus reacciones. Durante un rato las dejamos interactuar libremente con el asistente virtual del teléfono. Pero después descubren que detrás de esa voz metálica se esconden declaraciones reales de personas de carne y hueso, a quienes pueden abrazar al finalizar el experimento. Hombres y mujeres que han tenido que huir de sus países o que un buen día se encontraron sin hogar, sin derechos o sin cobertura sanitaria y que necesitan nuestro apoyo para salir adelante. Hemos tenido que inventarnos una app con inteligencia artificial para que volvamos a conectar con un problema muy real. Queremos que nuestra realidad no oculte la suya.

Nieves Turienzo es vicepresidenta de Médicos del Mundo

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