En 2003, la inversión socialmente responsable (ISR, ahora reformulada como inversión sostenible) apenas gestionaba en España 80 millones de euros. En 2009, cuando nació Spainsif, ya estaba en los 35.710 millones. Y comienza 2019 por encima de los 186.000 millones, como señala el presidente de Spainsif, Jaime Silos.

La inversión sostenible es aquella que, además del análisis financiero convencional sobre rentabilidad y riesgo, incluye otro extrafinanciero, aplicando criterios ASG (medioambientales, sociales y de gobernanza), y hace un ejercicio de la propiedad activa, con un diálogo constante con las empresas y utilizando el derecho de voto en las juntas de accionistas. De esta forma, permite alcanzar una mayor eficiencia en la evaluación de riesgos de las compañías en las que invierte con el objetivo de obtener mejores rentabilidades en el medio y largo plazo de forma sostenible, promoviendo las políticas responsables en las empresas y un impacto positivo en la sociedad y en el medio ambiente.

Pese al gran salto dado en ISR, en Spainsif creen que es un mercado que todavía no está maduro. Su presidente precisa que de los 185.614 millones gestionados en 2017, las exclusiones suponen 134.636 millones, tres cuartas partes del total. Cifra qeu contrasta con los escasos 154 millones de inversión temática; 311 millones de las de impacto; 8.822 millones de Best-in-Class (selección de empresas con mayor valoración ASG tras superar el análisis financiero); 11.880 millones en ‘en gagement’ accionarial; 13.461 millones en ‘screening’ (cribado de empresas); y 16,290 millones en integración ASG.

El presidente de Spainsif destaca que los socios «han tirado del carro, generando consenso en torno a la ISR y convirtiendo a la asociación en un interlocutor váliddo de reguladores y supervisores; han acumulado un conocimiento que ponen a disposición de todo el mercado, creando herramientas pioneras en el mundo, como la plataforma de fondos ISR, que ya cuenta con 14.000 productos«.

De los 59 miembros de Spainsif, 28 son gestoras, que aportan el 75% de todo el volumen canalizado en ISR. De estas 28 gestoras, 18 son extranjeras, «lo que enriquece mucho a Spainsif, pero sobre todo a la ISR en España», destaca Francisco Javier Garayoa, director general de la asociación.

Tan rentable (o más) con más control de riesgos

«La ISR es igual de rentable que la inversión convencional, pero tiene más probabilidad de que ofrezca un mayor rendimiento porque maneja más información, cuantitativa pero sobre todo cualitativa, y el análisis de riesgos es doble, al financiero se une el extrafinanciero», recalca Jaime Silos.

El presidente de Spainsif destaca que el Banco de España reclama a las entidades que tengan en cuenta los riesgos, y también las oportunidades, de sostenibilidad, porque el cambio climático tiene un impacto en el precio de los activos y también en toda la cadena de valor de una inversión. Además, para alcanzar la estabilidad financiera se deben cubrir los riesgos medioambientales. «Un cambio de modelo energético afecta a las empresas y, por tanto, también a los inversores», explica Jaime Silos.

Reto de llegar al inversor particular

El presidente y el director general de Spainsif reconocen que apenas el 10% de la inversión española en ISR procede del cliente particular. Jaime Silos admite «el reto de hacer llegar la ISR al inversor particular entre tanta demanda de productos», pero también subraya la creciente petición por parte de inversores jóvenes y también de las mujeres, «más sensibles a cómo se gana el dinero y a qué riesgos se están asumiendo en sus inversiones».

Javier Garayoa pone el foco en el esfuerzo de formación de las redes comerciales para encauzar al cliente particular hacia la ISR.

El plan estratégico 2019-21 de Spainsif tiene tres grandes objetivos: potenciar y hacer más visibles «las huellas» de la ISR; desarrollar las finanzas sostenibles; y profundizar en el valor de la asociación para sus socios.