La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha decidido revisar a la baja, hasta el 2,9%, su pronóstico de crecimiento para 2020, lo que equivale a un descenso de una décima.
Para el presente año, el avance del producto interior bruto (PIB) mundial se ha mantenido en el 2,9%. De su lado, para 2021, el nuevo horizonte incluido en este informe, la previsión de crecimiento se ha situado en el 3%, lo que equivale al ciclo con un crecimiento más débil desde la crisis financiera global de 2008.
«Los bancos centrales han estado estimulando de forma decisiva y adecuada, paliando de forma parcial los impactos negativos de las tensiones comerciales y ayudando a prevenir un empeoramiento rápido del pronóstico económico», ha explicado la economista jefa de la OCDE, Laurence Boone.
Asimismo, la economista ha indicado que reducir la incertidumbre, repensar la política fiscal y actuar «vigorosamente» para solucionar los desafíos planteados por la digitalización y el cambio climático «tienen el potencial de revertir la tendencia a la baja y elevar el crecimiento futuro y los estándares de vida».
La OCDE ha revisado el crecimiento de Estados Unidos en 2019 en una décima, hasta el 2,3%, mientras que para el año que viene lo ha mantenido en el 2%.
En el conjunto de la zona euro, el crecimiento para este año ha quedado previsto en el 1,2%, una décima más que el dato anterior, y para 2020 también se ha revisado al alza en una décima, hasta el 1,1%. La previsión de Alemania, la mayor economía de la UE, se ha revisado al alza en una décima para 2019, hasta el 0,6%, al tiempo que para el año que viene se ha revisado hasta el 0,4%, dos décimas menos.
De su lado, los pronósticos de crecimiento de la economía para Francia se han mantenido en el 1,3% para 2019 y el 1,2% para 2020. Italia, en cambio, ha sufrido una revisión al alza de dos décimas para el presente año, hasta el 0,2%, mientras para el año que viene el pronóstico se ha mantenido en el 0,4%.
Con respecto al resto de grandes economías mundiales, la OCDE ha mantenido sus previsiones para Japón, que crecerá un 1% en 2019 y un 0,6% en 2020, al tiempo que ha revisado en una décima el crecimiento de la economía de China para este año, hasta el 6,2%.
No obstante, el organismo con sede en París ha alertado de que el crecimiento podría ser «más débil todavía» en caso de que se materialicen una serie de riesgos o interactúen entre sí, como una mayor escalada de las restricciones comerciales, una continuada incertidumbre del Brexit, un fallo en los estímulos fiscales para hacer repuntar el crecimiento en China o el afloramiento de vulnerabilidades financieras por las tensiones entre crecimiento débil, alta deuda corporativa y deterioro de la calidad de crédito.
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