Lluís Soldevila: “Vamos del mundo VUCA al VECA, con Visión, Entendimiento, Claridad y Agilidad”

24/02/2020

diarioabierto.es.

El CEO de la consultora Acktitude y autor de 'Digital Thinking' asegura que el ser humano es hoy un SAPO, pues le gusta lo Sencillo, Absoluto, Previsto y Ordenado.

Lluis Soldevila, CEO de Acktitude y autor de ‘Digital Thinking’ (Profit Ed., 2019).

En su último libro titulado Digital Thinking (Profit Ed., 2019), Lluís Soldevila se propone enseñar al lector a “pensar en digital”, más allá de que tenga o no conocimientos técnicos. Porque, a su parecer, el pensamiento digital o digital thinking es una filosofía de vida que requiere un cambio en el formato tradicional, nuevas referencias y otra manera de entender la vida y a uno mismo. Con esta obra y su trabajo como consultor y conferenciante, Soldevila pretende ser un provocador de cambios en personas y organizaciones. Con este libro busca ayudar al lector a convertirse en un auténtico líder digital, para que tanto él como su equipo alcancen el máximo potencial.

Soldevila es director del Máster de Emprendimiento e Innovación de EAE Business School, profesor del Departamento de Operaciones, Data Science e Innovación de ESADE Business School, y colabora también con OBS Business School, La Salle Business School, Universidad de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña y Toulouse Business School. Es colaborador habitual en TVE, TV3, La Vanguardia, El País, RNE, RAC1 y otros medios nacionales e internacionales. Y es CEO de Acktitude, consultora dedicada a la transformación digital basada en personas. Conferenciante internacional, este experto está en el Top 10 mundial de motivación y liderazgo digital en habla hispana. Lo entrevistamos.

diarioabierto.es: ¿Considera que Digital Thinking es un libro de autoayuda?Lluis Soldevilla: Desde mi primer libro, Éxito se escribe con A (Ed. Profit, 2014), he intentado huir de esta etiqueta. De hecho, me resultaría difícil encontrar una con la que me sintiera plenamente identificado. A pesar de ello, soy consciente de que de alguna manera debemos posicionarnos. Así lo he tenido que hacer en cada libro cuando, en última instancia, debía señalar en qué sección de la librería quería figurar. Sin duda alguna, la estantería donde encontraréis Digital Thinking es la de Empresa. Soy un hombre de empresa y mis libros apuntan al mundo corporativo. Y en este terreno pienso que todos debemos ser líderes digitales. Para mi, un líder digital es todo aquel que tenga ideas, proyectos u objetivos, y que los quiera desarrollar en el mundo digital en el que vivimos. Como veis, muy poca gente queda fuera de esta definición.

El efecto lateral de mi enfoque en las personas para su mejora como profesionales, aplicando técnicas del mundo corporativo, es que a menudo el campo personal resulta beneficiado del proceso de mejora. Es ese momento, cuando soy capaz de conseguir no sólo que sean mejores profesionales sino llegar a la mejor versión de sí mismos, es cuando siento que mi trabajo cobra su pleno sentido.

diarioabierto.es: Usted le propone al lector que diseñe una suerte de cuadro de mando con diversos KPI (Key Performance Indicator o indicador clave de desempeño). ¿Cómo llegó al diseño de esa estrategia de mejora?
L.S.: Uno de mis mantras es: si no se puede medir, no existe. En el camino hacia el éxito, sea cual sea la definición que nos encaje, deberemos definir bien los objetivos. Cómo no, mi propuesta es la utilización de alguna técnica de consultoría, como los objetivos SMART (específicos, medibles,alcanzables, relevantes y con un horizonte temporal), la teoría de LOCKE (la motivación por metas claras y una adecuada retroalimentación mejora el rendimiento), o mi propuesta de objetivos CIRCO (claros, ilusionantes, razonables y con un cierto grado de complejidad para llevarnos al objetivo).

Una vez definidos los objetivos, debemos analizar el punto de partida. En este caso, siguiendo con las técnicas de consultoría aplicadas al rendimiento de personas, desarrollé la metodología del DAFO Personal®. Así pues, definidos estos dos puntos, origen y destino, ahora toca pasar a la acción, y para asegurar que nos acercamos al objetivo la utilización de KPI es crítica. Lo es para no desviarnos y para ser eficientes.

Una anécdota ilustra hasta qué punto creo en las bondades de los cuadros de mando. Recientemente realizamos para Mango el proyecto 100 Días de Liderazgo Digital. En uno de los seminarios, diseñamos un ejercicio de innovación basada en la cocina. Sin ellos saberlo, los participantes fueron retados a preparar la comida con un presupuesto determinado y con medios ciertamente limitados. Ganaría el que realizara el plato más innovador. Pues bien, empleamos un cuadro de mando con 32 KPI para decidir el ganador; desde la higiene del lugar de trabajo a la experiencia del comensal, pasando por el valor nutritivo y el equilibrio de los ingredientes. Nadie esperaba ser medido con tanta precisión, y justamente ese fue el aprendizaje. Lo fantástico es que no sólo aprendieron la lección, sino que nos propusieron dos nuevos KPI.

En mi anterior etapa profesional estuve 15 años en el Deutsche Bank Group, ocupando diferentes posiciones directivas en el área de Consultoría en Tecnología. En este campo, el foco está en obtener datos (capturados o generados), almacenarlos y enriquecerlos, para darles un sentido que aporte valor a la toma de decisiones, a fin de hacer cambios que mejoren el negocio. Aplicar esto en cualquier proceso que llevamos a cabo incrementa las probabilidades de éxito. De nuevo en el terreno individual, ya sea personal o profesional, la identificación de los KPI relevantes es una de las prácticas que más impacto puede tener para conseguir llegar al objetivo deseado.

diarioabierto.es: ¿Quién sale más beneficiado con su libro, las empresas de tecnología, que con la digitalización venderán cada día más hardware y software, o los empleados, que precisan ponerse al día a fin de conservar su empleo, ascender o mejorar su empleabilidad?
L.S.: ¡Esta es una buena pregunta! (se ríe). Definitivamente mi libro no es para las empresas de tecnología, pues no va de tecnología. Va de lo digital, que para mí, y lo dice un ingeniero informático, va mucho más allá de la tecnología. Lo digital es el futuro, mientras que lo analógico representa al mundo que ya hemos dejado atrás.

Mi libro beneficiará a todo aquel que quiera sacarle provecho a esta transformación digital, que a menudo llamo revolución digital por el carácter exponencial. Repito, no se trata de que seamos todos tecnólogos, sino de que nos adaptemos a este mundo VUCA, fruto de lo digital, y lo hagamos desde una mentalidad digital. Por eso apuesto por el Digital Thinking. Para mi es un cambio de paradigma. Los humanos somos SAPOS, nos gusta lo sencillo, absoluto, previsto y ordenado. Ya lo ves, SAPOS viviendo en un mundo VUCA. Este es el reto: o nos adaptamos, o lo tenemos muy difícil. La buena noticia es que si seguimos los 10 rasgos del líder digital, conseguiremos que esas siglas VUCA tengan un nuevo significado: visón, entendimiento, claridad y agilidad. Le habremos dado la vuelta y podremos aprovechar las enormes posibilidades de esta revolución digital.

Por cierto, empleados más exitosos llevarán a sus empresas a resultados superiores. Por lo tanto, volviendo a la pregunta original, no sólo las empresas de tecnología sino todas las empresas saldrán beneficiadas con el lanzamiento de mi libro.

diarioabierto.es: Al final del libro, usted invita a los lectores para que le envíen sugerencias y/o dudas a su email. Desde su lanzamiento, ¿cuántas personas le han escrito y cuál de sus mensajes le ha parecido más interesante o revelador?
L.S.: El número de emails recibidos nos ha superado. Lo más gratificante es que, ya sea a través de estos mensajes, como a través de mis conferencias en las que la interacción con el público es altísima (cómo no, usando mucha tecnología para la interacción en tiempo real), el mensaje del libro sale reforzado: un aspecto clave en la transformación digital es el mindset, la mentalidad. De los diez rasgos del líder digital, nueve son de mentalidad y uno de tecnología. Y las preguntas van en esa misma dirección. Las personas a nivel individual los directivos, los emprendedores están más preocupadas por los cambios actitudinales que les permitirán afrontar el gran cambio, el digital, que no por las herramientas que lo facilitarán.

La tipología de las preguntas también refuerza el mensaje: pocos preguntan cómo avanzar en el campo de las aptitudes (herramientas) y la gran mayoría se preocupa de cómo hacerlo en la dimensión actitudinal, en la mentalidad. Este campo frecuentemente se encuentra desatendido en las empresas, cuyo foco está normalmente en la tecnología, los datos y los procesos. El libro despierta a ese SAPO que todos llevamos dentro y lo hace consciente del reto que tiene delante. Incorporar tecnología está al alcance de casi cualquier organización. Cambiar la mentalidad, la actitud corporativa, eso ya son palabras mayores. Y aquí es donde entra Digital Thinking.

diarioabierto.es: La tecnología avanza a un ritmo exponencial. Y las empresas tecnológicas lanzan nuevas y mejoradas versiones de hardware, software, etc. Esto provoca que las personas debamos de actualizar constantemente esa tecnología, con el gasto que implica. ¿No cree que esto está creando una brecha digital social? ¿Cómo cree usted que se podría subvertir en caso de que fuera así?
L.S.: Ya me perdonaréis pero yo lo veo al revés. Quizá es que soy optimista por naturaleza. La tecnología nos iguala, nos da acceso a la información, nos permite la comunicación rápida y gratuita. Mejora innumerables aspectos de nuestra vida: desde la salud a las relaciones. Jamás ha habido tanto conocimiento al alcance de tantas personas y de manera gratuita. No tengo ninguna duda de que el mundo sin tecnología sería un lugar mucho peor. Diferente es la presión comercial a la que nos someten las marcas, pero esto pasa en la tecnología, en la moda, en los coches y en todos los segmentos. Yo podría hacer mi trabajo con un ordenador que costara la mitad que el mío, y con un teléfono que costara un 30%. ¿Por qué no lo hago? Esto ya es harina de otro costal, y muy probablemente la respuesta depende sólo de mí.

diarioabierto.es: Los responsables del Foro de Empresas Innovadoras (FEI) lanzaron a finales de 2019 recomendaciones, entre ellas, hacer posible que los beneficios de la robotización y la digitalización de los procesos de trabajo reviertan en progreso y prosperidad para todos, empresarios y empleados. En su opinión, ¿cómo se podría lograr esa equidad?
L.S.: En inglés existen dos palabras para la digitalización: la traducción vendría a ser como digitización” y “digitalización”. La primera es la simple conversión de formatos analógicos a digitales; un buen ejemplo sería la conversión de música analógica, por ejemplo vinilo, en ficheros digitales. La digitalización sucede cuando se usa la tecnología para realizar cambios no sólo de formato. Estamos hablando de cambios para crear nuevos productos, nuevas maneras de relacionarnos con los clientes, o incluso nuevos modelos de negocio. En definitiva, no sólo se trata de “hacer cosas en digital” sino de “ser digital”.

Y es en esta digitalización de verdad, en su significado más profundo, donde en lugar de destruir se crea. Nuevos puestos de trabajo, nuevas oportunidades. Posibilidad de dejar de hacer tareas repetitivas para ser más creativos, aportar más valor. Evidentemente esto suena a cambio, y a los humanos no nos gusta el cambio repito, somos SAPOS. Deberá haber adaptación, formación, acción, error. Pero, en definitiva, si estamos aquí es porque nuestros ancestros así lo hicieron: se adaptaron. En este juego, la tecnología claramente igualará empleados y empleadores. De hecho así lo veo cada día: empleados que gracias a la tecnología concilian mejor, viajan menos o son más eficientes.

diarioabierto.es: Igualmente, el FEI recomendó la incorporación del derecho y la obligación a la formación continua en la legislación laboral, computada dentro de la jornada laboral. ¿Cómo cree usted que se podría lograr que las empresas lo aceptaran, si el trabajador busca una formación que no corresponde exactamente con la capacitación que requiere la empresa que lo ha contratado?
L.S.: Esta pregunta es delicada, y aquí quizá mi posicionamiento no sea del agrado de todos. Deberíamos definir qué se entiende por “exactamente”. Si la formación me hace mejor profesional en el entorno de mi relación laboral, tiene sentido que se enmarque en la jornada. Si no, para mi no tiene sentido. Para que lo entiendas, me gustaría hacer dos reflexiones. En primer lugar, para mí hay un rasgo del líder digital que es el intraemprendimiento. Es decir, sentirnos emprendedores dentro de nuestra empresa. Como tales, toda formación que recibamos nos hará mejores profesionales. Considerar hacer un esfuerzo para recibirla esta fuera de toda duda. En segundo lugar, el concepto rígido de jornada laboral es analógico. Seamos digitales y pensemos en una relación donde la dimensión espacio/tiempo pierda peso, y en su lugar ganen peso aportaciones, eso sí, en ambas direcciones.

diarioabierto.es: El FEI propone también que la reducción paulatina de la jornada laboral, a medida que el empleo se vaya automatizando, compatibilizando por un lado la productividad y competitividad de las empresas, y por otro, la calidad de vida de los trabajadores y sus expectativas de empleabilidad. ¿Qué opina usted al respecto?
L.S.: Quizá esto tenga sentido en determinados entornos, pero desde luego en otros no. La idea de un mundo donde los humanos trabajamos menos porque los robots lo hacen por nosotros no me encaja. La idea de tecnología reemplazando tareas donde los robots son mejores que nosotros, de manera que nos podamos dedicar a aquellas donde nosotros somos mejores, sí me encaja. El futuro pasa por ser mejores humanos, algo en lo que nunca las máquinas nos ganarán.

La asociación entre robotización y desempleo simplemente no es cierta. Existe una correlación inversa entre tasa de paro y tasa de robotización. La empleabilidad de los profesionales viene dada en gran medida por el esfuerzo que ellos hagan por adaptarse a esta nueva realidad. En la historia de la humanidad, la evolución se ha basado en la capacidad de adaptarse al cambio. Ahora, la adaptación al cambio está en gran medida en nuestras manos. Como mínimo, jamás en esta historia hemos tenido a nuestro alcance tantas herramientas y oportunidades para afrontar el cambio.

diarioabierto.es: Según IDC Research España, el gasto en digitalización crecerá del 36% actual al 50% en 2023. ¿Cuáles serán para usted los nuevos drivers o ‘conductores’ de la economía digital?
L.S.: Efectivamente, la transformación digital está en la agenda de todo directivo. Te responderé con una respuesta doble: lo que pasará y lo que me gustaría que pasara. Los drivers irán en tres direcciones:

  • El uso de tecnologías para mejorar las relaciones con nuestros clientes, tanto para conectar, vender o dar servicio.
  • La creación de nuevos productos y servicios basados en la tecnología.
  • Una parte más gris y menos visible, pero igualmente importante, es la mejora de procesos internos.

Y en las tres direcciones veremos cómo los datos jugarán un papel importante, tanto por la cantidad como por la capacidad para analizarlos. Lo que me gustaría ver es que las empresas entienden que el reto no es sólo la aplicación de la tecnología, sino que debe haber ese cambio de mentalidad que defiendo en mi libro; deben incrementar el gasto en la gestión de ese cambio, en convertir sus organizaciones en auténticas organizaciones digitales. Y este cambio pivota de manera inequívoca en las personas que forman estas organizaciones. Y con esto volvemos al inicio de la entrevista: las personas. Quizá no sea autoayuda, pero qué duda hay de que Digital Thinking bien podría ser un libro de crecimiento personal.

Más información
⇒ Leer la reseña del libro Digtal Thinking (Profit Ed., 2019)
⇒ Seguir en Twitter a @lluissoldevila

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