Los asesores fiscales y laborales vivimos nuestro particular Estado de Alarma

28/03/2020

Javier Donoso, de Improdex. Necesitamos apoyo para paralizar o ampliar los plazos administrativos.

Como todo el mundo sabe a estas alturas, el Estado de Alarma busca confinar en sus casas a todos los trabajadores que no presten servicios en alguno de los sectores críticos de actividad, entre otros: sanitarios, alimentación y transportes. Los asesores de empresas no estamos obligados a echar el cierre, pues en la medida de lo posible podemos teletrabajar. Pero no podemos recibir al público en nuestra sede laboral, dado que visitar al asesor no es una de las actividades cuyo desplazamiento esté permitido.

Así, nos encontramos con una paradoja: entre el día 1 y el 20 de abril, autónomos y pymes deben presentar las declaraciones fiscales del primer trimestre de 2020. Para quien no lo sepa, la mayoría de esas declaraciones las realizamos y presentamos en España miles de asesorías y gestorías. Y, para poder elaborarlas, necesitamos que nuestros clientes nos remitan las facturas emitidas y recibidas correspondientes a su actividad durante los meses de enero, febrero y marzo.

Aunque algunos clientes trabajan ya totalmente de forma digital —emitiendo facturas en pdf y escaneando y digitalizando las recibidas—, todavía hay muchos que siguen usando el papel y no cuentan con medios para escanearlas, menos aun en sus domicilios, donde ahora permanecen confinados. Y hay una gran mayoría que ni siquiera las tiene físicamente, pues se vieron obligados a cerrar su negocio y dejar toda la correspondencia en él.

¿Pero no estábamos confinados?
En definitiva, nuestros clientes deberían salir de sus casas, ir a sus negocios y recopilar las facturas para después hacérnoslas llegar, bien personalmente o mediante un mensajero. ¿Pero no hay que evitar más contagios y accidentes que pongan más en tensión el sistema sanitario?

Los asesores vemos que lo primero que se ha hecho es cerrar las Administraciones Públicas. Concretamente, la Agencia Tributaria, las Tesorerías de la Seguridad Social, el INSS y el SEPE. Y nos parece muy bien. No queremos que se corran riesgos por unos papeles. Pero ¿cómo se justifica que los asesores sí debamos exponernos, así como nuestras familias y clientes?

Porque, cuando traen su documentación a nuestras casas, no solamente hay cercanía o contacto físico entre clientes y asesores. Aunque ese contacto no se produzca, los asesores y muchos de esos clientes manejamos enormes cantidades de papel metido en sobres o fundas de plástico, que podría estar contaminado por él Covid-19, según reconoce la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto no ofrece mucha seguridad, la verdad.

Pensemos ahora si nuestra labor de asesores o gestores es crítica. Bueno, evidentemente podría serlo, si los ingresos del Estado dependieran de lo recaudado en un trimestre fiscal. Sin embargo, los ingresos del Estado no dependen de esa recaudación, al menos de forma crítica. Por tanto, la parte fuerte de esta ecuación es el Estado, mientras los contribuyentes somos la parte débil. Porque el Estado tiene otras formas de financiarse que los contribuyentes, al menos una gran mayoría, no tenemos.

Esto no se puede rebatir, dado que, dentro de las medidas fiscales aprobadas por el Gobierno en el RDL 7/2020 de 12 de marzo, está la posibilidad de aplazamiento de los impuestos hasta seis meses, los tres primeros sin intereses, para las empresas con facturaciones inferiores a 6.010.121,04 euros. La mayoría de los autónomos y pymes, clientes de asesorías y gestorías, están en ese supuesto.

Existen soluciones viables
Si el Estado puede sobrevivir sin recibir los ingresos hasta el mes de octubre (aplazando el 20 de abril el máximo de tiempo), ¿por qué el Gobierno se empeña en poner en riesgo no solo a nuestro colectivo, sino a las personas que nos rodean? Más aun, por qué no nos escucha ni da razones u ofrece alternativas, cuando nuestros colegios y asociaciones han enviado al menos tres veces una comunicación consensuada, donde exponían la necesidad de suspender el primer trimestre de declaraciones o al menos ampliar el plazo hasta unos meses después. Igualmente, la Administración podría permitir la presentación de declaraciones provisionales, dejándonos realizar las complementarias sin castigar a nuestros clientes con sanciones o recargos. Soluciones existen, solo hay que tener voluntad.

Adicionalmente, los asesores fiscales y laborales, y resto de trabajadores de asesorías y gestorías, llevamos desde el día 14 sometidos a una fuerte presión ayudando a nuestros clientes, quienes obligados a cerrar sus negocios buscan acogerse a las medidas aprobadas por el propio Gobierno. En concreto, me refiero a los ERTES y a las prestaciones extraordinarias para autónomos por cese de actividad.

Para quienes lo desconozcan, no solo estamos teniendo que informar y aclarar del alcance real de estas medidas —la mayoría de clientes creen erróneamente que son aplicables a todas las empresas y autónomos—, sino que nos urgen a tramitarlas lo más rápidamente posible, todos a la vez. Y a esto, que ya supone un estrés adicional al propio de la situación trágica que estamos viviendo, se une el que las medidas lanzadas no están desarrolladas ni unificadas, ni tan siquiera los procedimientos están creados, ni son fijos y uniformes.

Rectificar es de sabios
Esto trae consigo que los modelos cambien de un día para otro, que las áreas de tramitación telemática varíen o que la documentación solicitada sea diferente, pasados unos días. A todo ello hay que sumar las dificultades para conseguir cierta documentación por el confinamiento. Además, se nos encomiendan trámites que debería realizar normalmente el SEPE, pero como está cerrado…

Imagen: pexels.com.

Nos gustaría que el Gobierno rectificara y tomara en cuenta nuestra solicitud, permitiéndonos retrasar la presentación de sus declaraciones fiscales. Estamos cansados y agobiados, pero sobre todo nos sentimos ignorados y engañados por un Gobierno, por una Agencia Tributaria con la que colaboramos siempre al máximo, con profesionalidad, pero que cuando somos nosotros los que pedimos comprensión y ayuda nos dan la espalda.

Esto no va de política, por si alguien lo piensa. En nuestro colectivo hay personas de todas las tendencias. Con otros gobiernos de diferente color político hemos sentido, en muchas ocaciones, la misma impotencia. Mientras escribo pienso en que no tendríamos derecho a quejarnos viendo a nuestros queridos sanitarios jugarse la vida día a día, sufriendo, trabajando en condiciones penosas. Pero luego pienso que ellos se juegan la vida para salvar la de otros, mientras que nosotros… ¿Por quién nos jugamos nuestra salud? ¿Por unas declaraciones fiscales que en su mayoría se aplazarán? Nada de esto tiene sentido.

Javier Donoso Pérez es economista y asesor de empresas especializado en pymes y autónomos. Donoso (en Twitter, @jdonosop) dirige la firma Improdex SL. En 2001 montó creaciondempresas.es, uno de los portales tomados como referencia en los manuales del proyecto europeo Leonardo, a favor del emprendimiento.

Más información
⇒ Firmar aquí la petición dirigida a paralizar o ampliar los plazos administrativos, a fin de que todos los asesores laborales, graduados sociales y demás colectivos profesionales puedan llevar correctamente la gestión administrativa de los negocios de pymes y autónomos, sin estrés y sin poner en peligro su salud física, ni la de sus familias e intermediarios.

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