Cuatro ideas para una desescalada empresarial cuyo fin es recuperar la competitividad

08/06/2020

Luis F. Rodríguez, de Watch&Act. Nunca antes echamos tanto de menos la bendita rutina.

Ciudadanos y empresas estamos deseando que vuelva a nuestras vidas la normalidad, o eso que llaman la «nueva normalidad». Pero, al mismo tiempo, somos un mar de dudas respecto a lo que podemos y no podemos hacer. En el mundo empresarial se trata de hallar ese equilibrio de fuerzas entre la seguridad sanitaria, la tecnológica y la financiera, para poder recuperar la competitividad en este nuevo marco de realidad.

Y también como nunca antes, estamos en un momento en el que necesitamos desarrollar al máximo nuestra capacidad de adaptación, definiendo un plan de negocio realista y certero, pero también seguro; un plan que debe ser ágil y flexible para poder readaptarnos cuantas veces sea necesario a los altibajos que seguro vendrán en los próximos meses.

Imagen: Rodolfo Clix (obtenida en pexels.com y modificada).

Como expertos en procesos de transformación empresarial y en gestión de recursos humanos aplicada a dichas transformaciones, consideramos que hay cuatro ideas clave que deberán ser tenidas en cuenta a la hora de planificar el reinicio de la actividad y asegurar la viabilidad del negocio. Y sobre todo, para constatar que nuestros empleados entiendan, compartan y estén alineados con estos nuevos objetivos, pues de ellos dependerá, en gran medida, su éxito.

  1. No morir delgado. Empecemos por redimensionar la empresa. Es un nuevo escenario, y por tanto nuestro tamaño, nuestra estructura y nuestras previsiones de negocio son distintas. Es posible que no nos quede más remedio que reajustar también nuestra plantilla (en formato de ERE, ERTE o, directamente, despidos por necesidades de la producción), pero nos haremos un flaco favor si todo ello merma nuestra capacidad de competir. Sería como aplicar una medicina que envenena en el medio plazo. Hay que empezar por el proceso de re-skilling, o de identificar las habilidades y capacidades que serán clave para poner en marcha las distintas acciones, buscarlas dentro de nuestro equipo y formar a nuestros profesionales cuando sea necesario. Ajustar el equipo sí, reducirlo tanto que no podamos reimpulsar el negocio, nunca.
  2. Explicar todo y bien. La desescalada puede ser un caos (igual que lo fue el momento en que comenzó el confinamiento y de un día para otro nos vimos abocados al teletrabajo), pero es importante que los trabajadores reciban respuestas a cada una de sus dudas e inquietudes: quién viene a la oficina y quién teletrabaja, por qué, cuándo deben incorporarse, cuáles serán los horarios, habrá o no vacaciones en las fechas previstas, cómo se gestionarán las zonas comunes… Para todo ello, claro, el departamento de RRHH deberá realizar un trabajo previo de adaptación a las nuevas regulaciones y prácticas recomendadas por la Administración, así como planificar un calendario de formación en estas nuevas prácticas. Los rumores crean descontento, el descontento merma el compromiso, la falta de compromiso hace caer la productividad, ¡mucho mejor las cosas claras desde el principio!
  3. Conscientes y preparados. La realización de tests a todos los empleados sigue siendo costosa, pero hay que analizar cuáles serían las posibles consecuencias de un rebrote y decidir con ello si merece la pena planteárselo. Elegir buenos partners médicos y tecnológicos que nos ayuden en esta fase puede marcar la diferencia. No solo se necesitarán dichos tests, también un suministro regular de mascarillas para todos y material de limpieza y desinfección, así como nuevos aparatos para el control de acceso que midan la temperatura, etc. Y todo ello para trabajadores, pero también para visitantes ocasionales, como clientes o partners. Veámoslo como una inversión necesaria.
  4. Tomar distancia. Valoremos mantener el teletrabajo en la medida de lo posible (si nuestra actividad lo permite). Y a la hora de volver, tengamos en cuenta que también la tecnología puede ser una interesante aliada en el mantenimiento de la distancia social. Desde sencillos aparatos volumétricos que identifiquen presencia en zonas determinadas, a Internet de las Cosas para análisis de la trazabilidad y flujogramas profesionales, o espacios de trabajo virtuales para equipos de gestión del COVID-19 en la empresa y establecimiento de canales propios de comunicación y capacitación continua. Veamos, desde fuera, cómo nos gustaría que nos trataran en nuestras interacciones con otras compañías y comercios, y apliquemos lo aprendido.

Los retos son muchos, pero no podemos retrotraernos y actuar como si nada hubiera pasado. El escenario ha cambiado, seguramente para siempre. Y si, como dicen, toda crisis es una oportunidad, no perdamos la ocasión de encontrar la nuestra para fortalecernos y salir vencedores de esta realidad de película que nos ha tocado vivir.

 

Luis Fernando Rodríguez es CEO de Watch&Act International Consulting (en Twitter, @WatchAndAct).

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