Menuda mala prensa tengo. Leo la vida privada de tu paréntesis y me siento como una talibana que defiende a capa y espada la alta literatura. Es Cierto que algunos autores de los que has expuesto me parecen infames, es cierto también que tu eclecticismo a veces me suena a disparate, pero mi respeto se sienta junto a mí cada vez que vengo a esta playa. Si me gusta hablo, si me disgusta discrepo, jugar a disentir es uno de los mejores juegos a los que puede aspirar un ser humano, no? Te diré que el libro de Nativel ya lo he leído. Ha supuesto una pausa en mi ininterrumpida lectura de la aún inacabada “Libertad” y que me ha gustado el oxigeno que me ha ofrecido. No se anda por las ramas y sabe cómo utilizar el pulso narrativo. Te confesaré que estaba entre mis lecturas previstas, tengo un respeto casi feroz por Marcelino y Josefina. Yo también he tenido la suerte de ver amarse a un hombre y a una mujer comprometidos con la justicia y la razón(mis abuelos maternos, un alcalde republicano represaliado y una señora buena y elegante que anduvo desde Madrid hasta Almería para encontrar a un hombre vivo que impidiera la muerte de otro hombre vivo. ¿Estoy contando batallitas? ¡qué horror!) así que cómo no admirar a estos dos juncos imposibles de doblegar. En fin, sólo quería escribirte estas líneas para afearte el movimiento de ese dedo acusador que has levantado contra mí, tienes suerte de que tenga simpatía por los señores inteligentes,así que no te lo tendré en cuenta.
Pasa una feliz semana y ya nos contarás tus aventuras con Franzen. Me interesa mucho tu opinión porque de momento mi opinión no es la que esperan los críticos.
Saludos cordiales.