Vórtex, un espacio abierto de intercambio de producciones de danza entre creadores e instituciones. hace honor a su denominación e irrumpe como un torbellino creando insólitos escenarios que estimulen y revolucionen los circuitos culturales de la ciudad. Una iniciativa que hace recordar la turbadora película dirigida en 1969 por Sidney Pollack, «Danzad, danzad, malditos», y considerada uno de los mejores retratos de la Gran Depresión de 1929 en EEUU. Un escenario, salvando las diferencias, muy similar al provocado por la pandemia en la actualidad.

Impulsado por ELAMOR, la compañía de danza y productora creativa que cuenta con Mar Aguilló, Manuel Rodríguez, y Eduardo Rivero, y que también está detras de iniciativas como 112LAB en Barcelona y Leopoldo en Madrid, Vortex viene a confirmar la creciente presencia de la danza y de las artes basadas en el movimiento.

Éstas saltan de las salas escénicas a los museos, entre otros escenarios, interesando a mayores audiencias y, sobre todo, captando nuevos públicos. Al mismo tiempo, esa tendencia permite a los artistas de la danza atreverse a ser más experimentales, a arriesgar.

Vórtex amplifica ese movimiento, implicando a instituciones públicas y privadas, galerías de arte, salas de teatro, entre otras. Ya han caído en sus redes Teatro de La Abadía, CentroCentro, Goethe Institut, Casa Árabe, Club Matador, The Ryder, Freijoo Gallery, Galería Albarrán Bourdais. Y están a punto de hacerlo Ca2m, Círculo de Bellas Artes, y el Instituto Francés.

De esta manera, la danza impacta en espacios que no había visitado antes, aportando nuevas perspectivas a todas las artes, saltando fronteras, eliminando barreras y sorteando prejuicios.

Vórtex se estrena precisamente en la innovadora Sala Juan de la Cruz del Teatro de La Abadía, el 18 y 19 de febrero, con dos únicas representaciones de «Alicia». Una pieza de danza para tres bailarines con coro que combina música, baile y teatro, propuesta por Mar Aguiló y Manuel Rodríguez, con la colabora­ción de Kike García y Eduardo Rivero. Entre vacíos, tensiones y equívocos, un texto confuso, una música sin melodía y la física de los cuerpos en movimiento, de repente, se va la luz y la danza solo se oye.

Pero Vórtex es mucho más. El 11 de marzo, el Colectivo Fango asalta el Goethe Institut con «Ay Europa, ¿se acabó?», en el que tres performers plantearán piezas-rituales extremas, incómodas, urgentes.

El 17 de marzo, «Paseantes», en las escaleras de Goethe, con La Venidera y su incansable búsqueda de nuevos camjnos para la danza y para el flamenco.

El 21 de abril, el bailarín, coreógrafo y bordador Kike García propone «12 ejercicios para aprender alemán».

En Casa Árabe, el 2 de abril, «Monstruo», una reflexión sobre el cuerpo y la identidad a través de la danza, con Laila Tafur, que explota el origen árabe del flamenco.

En la galería The Ryder, instalada en unas antiguas caballerizas, Claudia Pagès presenta del 28 al 30 de abril un inquietante «Gerundio Circular», una hipnótica instalación de video 360º sobre el tráfico marítimo de mercancías y de personas.

En CentroCentro, en el Palacio de Cibeles, del 12 al 14 de mayo, «Consagración», una irónica aproximación de Vladimir Tzekov a las supuestas certezas de la sociedad y de la cultura, apta para todo tipo de espectadores.

Pero hay más, mucho más, porque Vórtex mete en danza a todas las artes, las pone en movimiento hasta introducirlas en el torbellino de sus revolucionarias propuestas.