Los plazos de entrega, las llamadas, los correos… Todo ello puede provocar estrés, poniendo en juego la salud y el bienestar, si no se toman medidas para evitarlo. El peligro está cuando un problema puntual se convierte en crónico, con un impacto negativo mental que puede llegar a ser físico. De hecho, cuando el agotamiento laboral es crónico, aparece el denominado burnout o síndrome del trabajador quemado.

El síndrome de burnout se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a afectar la personalidad y autoestima. Un dato: el 40% de los españoles reconoce tener estrés derivado del trabajo, según el informe Cigna 360 Well-being Survey. Este análisis desvela también que son los jóvenes de entre 18 y 24 años quienes más estrés tienen a causa del trabajo: casi un 65% reconoce sufrirlo. Y el 52% también revela sentir incertidumbre sobre su futuro laboral.

Imagen: Gerd Altmann (obtenida en pixabay.com y modificada).

La prevención del estrés tiene que ser uno de los puntos centrales de la estrategia de promoción de la salud desarrollada desde el departamento de gestión de personas. Sus responsables deben estar atentos, si observan síntomas que afectan a la salud física y mental de sus plantillas. Es importante reconocer y tratar tempranamente el síndrome de desgaste.

“Centrarse en la salud psicosocial dentro de la empresa es una gran oportunidad para innovar, ganar competitividad y garantizar la sostenibilidad de una organización. Es de vital importancia poner en marcha una estrategia de gestión del estrés que procure atender siempre las necesidades de las personas, motivándolas y aportándoles las herramientas necesarias para que puedan manejar ellas mismas su desarrollo”, indica Blanca Martín Elola, responsable de la gestión de personas en la aseguradora de salud Cigna España.

Con motivo del Día Internacional del Trabajo, que se celebra el 1 de mayo, y con el objetivo de ayudar a prevenir o mejorar cualquier variación en el bienestar mental de los empleados, Cigna ha identificado siete estrategias para tratar de conseguir que los trabajadores se sientan más conectados con su trabajo:

1. Actualizar la cultura corporativa. Es preciso integrar conceptos como la sostenibilidad. La comunicación corporativa en una empresa requiere, más que nunca, de una visión y gestión 360º. La cultura, formada por la misión, visión y el propósito de la empresa, es un factor de integración decisivo a la hora de incorporar y retener talento. Las empresas deben renovar y alinear sus valores con las necesidades de las nuevas generaciones. En concreto, acentuar el compromiso con la sociedad a través de la transparencia, la defensa de los derechos humanos y la puesta en valor de cuestiones medioambientales, la igualdad y la diversidad.
2. Innovar en las estrategias de comunicación interna. Diseñarlas para que puedan evaluar el grado de satisfacción de los empleados, es esencial para saber en qué estado se encuentra el equipo y poder detectar cualquier sentimiento de malestar o rechazo. Paralelamente, es necesario redefinir y adaptar la forma de trabajar, teniendo en cuenta: el modelo de trabajo híbrido, la conectividad en las oficinas, los viajes y las reuniones con propósito. Todo ello avanzando hacia un clima laboral más favorable donde la sostenibilidad y el bienestar de los empleados sean los protagonistas.
3. Enfrentarse a nuevos retos. La rutina no es buena para nadie. El grado de productividad está directamente relacionado con la motivación. Si nuestro cerebro se acostumbra a realizar las mismas tareas durante un largo periodo de tiempo, lo más probable es que el hartazgo acabe apareciendo. Es aconsejable involucrar al empleado en nuevos proyectos que aporten nuevos estímulos.
4. Adquirir responsabilidades que refuercen el nivel de compromiso. Aquellos trabajadores con un alto nivel de responsabilidad suelen tener un perfil de mayor compromiso y, por lo tanto, contribuyen con mayor voluntad a los resultados finales. Participar en la toma de decisiones nos convierte en personas más proactivas y conectadas con los objetivos de la empresa.
5. No todo se basa en un sueldo atractivo. La filosofía del dinero hace años que quedó atrás. Los empleados necesitan incentivos no económicos que les haga quedarse. Los seguros de salud, las opciones de cuidado físico o mental o las ventajas relacionadas con actividades de ocio que favorecen la cohesión del equipo, son medidas cada vez más populares entre las empresas. Además, definir planes de salud que aporten servicios únicos y personalizados hará sentir a la plantilla que la empresa se preocupa por su bienestar.
6. Impulsar planes de crecimiento. La implementación de programas de formación que permitan a los trabajadores actualizar o ampliar sus conocimientos y habilidades, es una buena herramienta de retención del talento. Si además existe la posibilidad de promocionar a nivel interno, desarrollamos la visión de un futuro mejor dentro de la organización.
7. Ofrecer libertad y flexibilidad adaptada a las necesidades. Gracias a los nuevos estilos de trabajo (remoto, híbrido…) es posible, más que lo era antes, conciliar la vida laboral y personal. Además, la tendencia hacia un estilo por objetivos, y no por horas, puede aumentar la eficiencia y favorecer la resiliencia de los empleados.

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