Cuatro destinos franceses cercanos y apetecibles

30/06/2022

Carmela Díaz.

 

Nouvelle-Aquitaine, la región más extensa de Francia, ofrece al otro lado de la frontera española numerosos encantos llenos de sorpresas. Desde las vecinas cumbres pirenaicas hasta 750 kilómetros de paisajes atlánticos pasando por bucólicos escenarios de interior, ciudades dinámicas con monumentos de gran valor como Burdeos, Bayona, Limoges o Poitiers, playas salvajes y solitarias, cuevas prehistóricas, parques naturales, actividades familiares y, por supuesto, una gastronomía y unos vinos excelentes. Seleccionamos cuatro que no te puedes perder.

Biarritz. Gracias a la emperatriz Eugenia de Montijo, la ciudad se convirtió de antiguo puerto de pescadores en una estación termal de moda, y sigue siendo hoy en día un destino estrella del golf, del surf, de la puesta en forma y del turismo de negocios. También Biarritz es un excelente punto de partida para explorar el País Vasco francés. A pie, en coche, en 4×4 o a caballo, es posible viajar a través numerosos paseos para descubrir las colinas, los pueblos tradicionales y bailes y, por supuesto, la gastronomía. No hay que perderse una visita a Bayona y sus históricos barrios peatonales: el Petit y el Grand Bayonne. Situados a ambos lados del Nive, en ellos se entremezclan sus numerosas fortificaciones con sus distintivas fachadas de colores. El centro peatonal del Grand Bayonne es una zona histórica protegida, y la joya que la corona es la Catedral de Sainte-Marie (y su claustro). Cerca, muchas playas perfectas para practicar el surf: Anglet, Hendaya, San Juan de Luz, Guéthary, Bidart…

Bahía de Arcachon. Pequeños puertos de cultivo de ostras, playas de fina arena, bosques de pinos… A 50 kilómetros de Burdeos, esta bahía también tiene una serie de ciudades y pueblos, así como la famosa duna de Pilat y la encantadora península de Lège-Cap-Ferret. Buenas razones para descubrir este rincón de Francia donde las mareas y la corriente han dado forma a un paisaje extraordinario. Imprescindible subir a pie a la duna más alta de Europa, con 109 metros de alto, 2.700 metros de largo, 500 metros de ancho y 60 millones de metros cúbicos de arena. En la cima, el panorama de 360° sobre la bahía de Arcachon, el océano, la reserva natural de Banc d’Arguin, el faro de Cap Ferret y el gran bosque de pinos son sublimes. Y para reponer fuerzas, nada como hacerse abrir algunas ostras directamente por un ostricultor, que se acompañan de una copa de vino blanco, buccinos, gambas e incluso paté. Pero no solo ostras, el corazón de la Bahía esconde a dos criadores de esturiones y productores de caviar. Las dos empresas permiten visitar sus estanques, sus zonas de cría y transmiten la apasionante historia del caviar de Aquitania.

Las Landas. Playas naturales, de moda, deportivas, familiares, naturistas… Un destino incomparable para los amantes del surf, de la vela, de los grandes espacios naturales, del bienestar o simplemente del descanso. Las Landas son desde hace tiempo un destino ideal para los adeptos del naturismo, para los que existen lugares y servicios específicos. La playa de Culs-Nus en Hossegor y la playa de Arnaoutchot en Vielle-Saint-Girons son dos playas donde el naturismo está oficialmente permitido. Pero además hay muchas otras en las que está tolerado fuera de las zonas de baño. Basta con alejarse un poco del puesto de vigilancia para poder quitarse el bañador sin ningún problema. En Vielle-Saint-Girons, en medio de un pinar de 45 hectáreas, el camping de Arnaoutchot es toda una institución para los amantes del nudismo. En esta zona la naturaleza está por todas partes, y especialmente en lugares protegidos por su interés ecológico y paisajístico, como la reserva natural de la Corriente de Huchet, con su lago y las dunas pobladas de alcornoques antes de ir a parar a la playa de Moliets. Al lado de Labenne, la Marisma de Orx está declarada Reserva Natural Nacional y en ella pueden observarse más de 250 especies de aves y palmípedos. La reserva de Arjuzanx, por su parte, es el principal lugar de hibernación de la grulla común en Francia, ofreciendo un espectáculo mágico con cada migración.

 

Limoges. La porcelana es su emblema, pero esta urbe tiene también mucho arte e historia. Para ver la ciudad medieval hay que empezar admirando la catedral de Saint-Etienne, de estilo gótico, notable por sus vitrales y gárgolas y está cerca de los jardines del Obispado. En su interior se puede descubrir la mayor Virgen Negra del mundo, su particularidad es que está hecha de esmalte. El Café 1900 en la Plaza des Bancs, es una buena opción gourmet en un ambiente de bistrot. Por supuesto hay que dejar tiempo para descubrir la estrella de la ciudad: la porcelana. Para ello, hay varias posibilidades: el Museo Adrien-Dubouché, renovado y dotado con una museografía rediseñada, propone un apasionante viaje por la historia de la cerámica en torno a las civilizaciones y los continentes, la Fundación Bernardaud o el horno de Casseaux. Imprescindible dar un paseo por el Boulevard Louis Blanc, gracias a las numerosas tiendas que ofrecen porcelana en formas clásicas y en las últimas creaciones. También se puede hacer una parada en la fábrica Jacques-Pergay para hacer algunas compras, antes de llegar a la soberbia e inolvidable estación de tren des Bénédictins, monumento emblemático con su majestuoso campanario de gran altura, la cúpula y las vidrieras art déco…

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