Espero que hayas disfrutado de las vacaciones y tengas una buena foto que quieras subir a las redes sociales (RRSS). Si no lo haces, si no compartes nada en esos espacios digitales, dicen que ya no existes. Es como si, al buscar tu nombre, no aparecieras en la primera página de resultados de Google y sí en la segunda.

Este verano nos hemos quitado las caretas quirúrgicas, hemos evaporado la sensación de miedo al COVID. Sin embargo, anuncian la llegada del criptoinvierno —un periodo en el que la cotización de las criptomonedas baja de manera dramática— y los peores escenarios económicos posibles. Estos pueden llegar a matarte de miedo si eres sensible y mayor de 18 años, al igual que lo haría una película de terror con payasos y niños jugando en un parque.

Aun así, tengo buenas noticias para ti. En primer lugar, si estás leyendo un diario económico aquí y ahora, es que tienes interés por tus finanzas y te honro por ello. Nadie mejor que tú para estar muy presente en aras de mejorar tu propia economía. Tus finanzas, tu salud, tu trabajo, tus relaciones y tu vida espiritual son áreas vitales donde debes poner el foco en este principio de curso.

La economía es como el timón de un velero; el dinero es la herramienta que te permitirá vivir la vida que quieres vivir. Ni te imaginas la gente que tiene rechazo al dinero por creencias limitantes. La mayoría de estas creencias provienen de frases que escuchamos de pequeños y que proceden de nuestros progenitores y de sus herencias en hábitos financieros. La carga impositiva por continuar con estas creencias, te aseguro que es peor que la del gobierno más opresor y recaudador que hayas visto, oído o vivido.

¿Has oído hablar este verano de los ataques de orcas a veleros en las costas españolas? Nadie sabe aún por qué lo hacen, aunque siempre hay alguien con alguna hipótesis… En teoría, pueden ocurrir debido a cualquier motivo, ¿verdad?

Ahora quiero que imagines que es septiembre, que estás a bordo de un magnífico velero. Cae la noche y el mar está en calma; sopla una agradable brisa marina y la compañía es maravillosa, pero es hora de volver a puerto. Izas las velas y empiezas a navegar rumbo a las luces de la costa.

Ya sabes lo que pasará, ¿verdad? Espero que hayas dicho que no, que no lo sabes. Si has dicho que sí y piensas que vas a sufrir un ataque de orcas, sigue leyendo encarecidamente. Si has dicho que sí y es una bonita historia, puedes elegir entre seguir leyendo o volver a las redes sociales.

Quienes habéis pensado que sufriréis un ataque de orcas, habéis caído en vuestra propia trampa mental, en el miedo y en las creencias limitantes basadas en experiencias del pasado. Incluso podéis echarme la culpa a mi (a un tercero) y hacerme responsable de algo así como haberos manipulado. Deseo de corazón que en estos momentos estés disfrutando de un momento de la verdad, en vez de enfadarte por haberte dado cuenta y porque, además, yo te lo haya avisado.

Elige tu rumbo
¿Por qué te cuento esto? Para que veas lo sencillo que es elegir un rumbo. Estamos continuamente absorbiendo información en nuestro cerebro, que después utilizamos para tomar decisiones. Por eso es importante elegir bien: qué leemos, qué vemos, qué escuchamos, con quién hablamos y con quién pasamos nuestro tiempo. Sencillamente, somos el resultado de las cinco personas con las que pasamos más tiempo y compartimos nuestra vida, de ahí el refranero español: Dime con quién andas y te diré quién eres.

Si no te gustaba esta frase, perteneces al 97% de la población. Quien te la decía la utilizaba normalmente para transmitirte que no le gustaba la gente con la que te juntabas. Hoy día, solamente el 20% de la población elige libremente con quién quiere pasar su tiempo. No tienen timón que los dirija, viven sumergidos en relaciones que no les gustan, se vinculan con amigos o familia que ellos mismos consideran tóxicos, trabajan en puestos que no les hacen felices…

Ahora sí que entiendes por qué te conté la historia de las orcas ¿verdad? Espero seas muy consciente de que el final del verano, la llegada de un nuevo curso, el que tu trabajo no te guste y que tus relaciones sean tóxicas, son una oportunidad maravillosa para empezar de nuevo y elegir qué historia quieres crear, contar y dejar como tu legado.

Lo más importante es aprender de la experiencia, de esta historia. Los tripulantes de los veleros pidieron ayuda porque sus barcos eran ingobernables y no podían llegar a puerto por sus propios medios. Hay algo muy importante que debes tener en cuenta a partir de hoy: pedir ayuda es una señal de fortaleza.

Si careces de estrategias o apoyo para el nuevo curso, pero quieres cambiar el rumbo de tu vida, pide ayuda. Seas quien seas, estoy seguro y confío en que eres un precioso velero y llegarás a buen puerto.

Fran Canabal es coach ejecutivo y personal. Es cocreador del programa de transformación y crecimiento para mujeres Women Growth.