Francisco Trullenque: “Hay que pasar del optimismo desinformado al realismo informado”

23/12/2011

Susana de Pablos. El consultor Francisco Trullenque, director general de Amanida SA y profesor de Estrategia del Instituto de Empresa (IE Business School), ofrece claves estratégicas para salir de la crisis. “Establezcamos indicadores y planes concretos que nos ayuden a avanzar y medir el avance”, aconseja durante una conferencia impartida ‘online’ desde el IE.

Francisco Trullenque, profesor asociado del IE Business School, está convencido de que “hay luz al final del túnel”. Ahora bien, este licenciado en Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales, con formación de postgrado en las Universidades de Chicago y Harvard, en las escuelas de negocio de Harvard, el IESE y el propio IE, deja muy claro en una conferencia online, en la que aborda qué necesitan las empresas españolas para salir de la crisis, que se ha llegado la hora de “armar un buen plan”.

Francisco Trullenque, que titula su conferencia Claves estratégicas para triunfar en tiempos de crisis, hace referencia a Al Gore y su discurso sobre el cambio climático y el calentamiento global, que el propio Gore calificó como una verdad incómoda,  verdad que por otra parte le ha hecho rico. Señala Trullenque que hemos pasado del optimismo desinformado de las últimas fases de la crisis económica a un pesimismo informado, donde reconocemos que las cosas no son lo que parecían. Éste nos llevará a un realismo informado, donde reconozcamos qué está pasando y cuáles son las palancas que es preciso accionar para salir de este túnel.

Durante su conferencia online, el profesor del IE realiza un repaso de lo ocurrido en España en las últimas décadas. Cuando analiza de dónde venimos, destaca entre otros aspectos el apoyo económico recibido de los fondos estructurales europeos, “que nos han ayudado a crear infraestructuras muy valiosas”, pero que “en ocasiones no hemos utilizado de la mejor forma posible”. Trullenque recuerda además cómo “durante casi 15 años hemos vivido arrastrados por la ola del éxito; habituados al éxito fácil que nos ha llevado a creer que iba a perdurar por siempre”.

El Dorado español

Califica Trullenque de «local y oportunista» el enfoque de esos años. Y se refiere a la balanza corriente española: “Comprábamos afuera más de lo que vendíamos”. Y señala: “Cuando la ola arrastra, hubo un empuje que produjo que el crecimiento del PIB fuera espectacular”. Y recuerda que España era el país europeo que más crecía, el que más empleo generó en mucho tiempo, con un gran crecimiento de la inmigración, cuya tasa alcanzó el 12%, necesario para sostener nuestro modelo económico… “Los españoles habíamos encontrado El Dorado”. Y, como apunta este profesor, “éramos admirados”.

En ese punto, sostiene el profesor no obstante que al leer la prensa o al hablar con otros profesionales se percibían claros problemas de fondo, errores que quedaban difuminados. En su trabajo como consultor, encontraba que aun sin estrategia, los resultados de las empresas eran espectaculares. “Y la sociedad civil se acomodó en el bienestar”, añade, “y  nos volvimos oportunistas y especuladores”, en una clara referencia al sector inmobiliario, “endeudándonos a nivel individual y a nivel país”.

Y critica Trullenque el exceso de universidades de nuestro país -“hay más de 70, casi no caben”, apunta- debido a que se ha pretendido acercar los recursos a los ciudadanos, en lugar de buscar la especialización de esos centros de formación. Y denuncia este profesor la falta de estrategia y de racionalidad económica. “La economía se daba por hecha y el diálogo social se centraba en otros planos: identidad, integración, igualad, protección social, cultura, etc. (…) Donde todo era gratis”.

Asimismo, habla Trullenque de cómo la dispersión oportunista hizo en muchos casos desatender el negocio core, penalizando su competitividad futura. En este sentido, señala que “muchos industriales se convirtieron en promotores inmobiliarios”, al igual que los directivos sólo conocían el éxito en un entorno expansivo, “lo cual resultaba poco discriminante”.

Tras afirmar que “las entidades financieras acometieron una alocada y desenfocada expansión sin precedentes con escasa prudencia”. Y señala que “en términos generales, la estrategia y la racionalidad económica –el sentido común- quedaron relegadas a un segundo término y muy al servicio de la oportunidad. Cuando se hacía estrategia, en muchas ocasiones era mucho más para justificar lo que se venía haciendo y su lógica, que para reorientar y reordenar las cosas”.

El sector público y los políticos

Vuelve a incidir su discurso en el sector público, cuando Trullenque afirma que “creamos un Estado multinivel complejo, solapado, gastón y muy poco eficiente, sostenido gracias al gran influjo derivado de operaciones inmobiliarias, expansión económica y fondos europeos”. A continuación habla del ámbito político, cuyos representantes están centrado en sí mismos, en sus peleas, muy alejados de la realidad, descuidando los problemas de fondo que se conocían y estaban perfectamente diagnosticados y descuidando el largo plazo, estableciendo a la vez reglas de juego perversas, entre otras: ausencia de responsabilidad personal, opacidad, enfoque cortoplacista hacia la imagen, obstáculos a la competitividad, exceso de regulación, que lo que hace es constreñir la iniciativa privada, etc. A este respecto, el profesor Trullenque comenta que el sector público olvida que “en macroeconomía las cosas se miden en quinquenios y décadas, no en plazos electorales”.

En opinión de este experto, “hemos perdido dos años y medio en reformar la educación, el  mercado laboral, la gestión pública… (…) Dejemos de mirar al pasado y afuera. El pasado nunca volverá y el problema es nuestro, no es de fuera, de los tiburones financieros… El problema es nuestro. Asumamos nuestros errores y miremos hacia delante retomando el protagonismo”. Y añade el profesor Trullenque:

.- Si queremos que cambien los resultados debemos cambiar lo que hacemos.
.- Esforcémonos y “afilemos la sierra”. Preparémonos para competir en la división de honor contra y con los mejores. No nos queda más remedio
.- Entendamos el mundo en el que vivimos y lideremos en él. Innovemos, arriesguemos, compitamos y ¡colaboremos!
.- Seamos de los ganadores y lideremos las oportunidades.
.- La actitud es clave: se precisa esfuerzo, ilusión y espíritu constructivo.

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