¿Y por qué no somos competitivos? ¿Y por qué no somos innovadores?

24/04/2012

Alexis Díaz Lorenzo,
director en LowCostConsulting Concept.
Queremos que nuestros negocios funcionen, que sean impermeables a los ciclos económicos, queremos ser competitivos y “ganarnos bien la vida”… ¿y qué hacemos diferente que no se esté haciendo ya? Y si hemos amanecido tarde, ¿qué cuestiones estamos pensando desarrollar en nuestros negocios que los hagan más rentables, mejores que los de la competencia y aporten mayor valor a los clientes?

España es uno de los países de la Unión Europea con más abogados por número de habitantes y además ha crecido un 24% en los últimos 10 años mientras la población ha crecido un 13,4%, según los datos de 2008 del Consejo General de la Abogacía Española  (CGAE). Mientras que nuestro país tiene 2,63 abogados por cada 1.000 habitantes, Alemania tiene 1,68 y Francia tiene 0,73.

Eso quiere decir que si invirtiéramos cinco años en estudiar la carrera de Derecho, y sólo por ser licenciados creyésemos que ya somos competitivos en el mercado de factores de trabajo, a no ser que nuestro país fuera un gran generador de litigios, la realidad es que sólo sabríamos lo mismo que muchos otros, un juego donde la oferta de licenciados (en este caso) supera con creces la demanda de los mismos. Y así vemos como jóvenes con carrera hacen fotocopias y llevan cafés.

Tanto si queremos tener nuestro propio despacho como si queremos que nos contraten, salvo que tengamos una habilidad clave y evidente que aporte valor real y económico al negocio, la economía de mercado nos va a maltratar, pues hay muchos, muchos más que saben hacer más o menos lo mismo que nosotros. Con lo que escogerán al más económico.

Muchas empresas se han creado de forma parecida. Se montan porque se sabe hacer algo que saben hacer muchos y porque parece que pueden tener clientes. Pero viene la contracción del ciclo económico, el tamaño de mercado se reduce y resulta que la empresa no tiene nada que la diferencie de forma evidente del resto de los competidores, algo que el cliente perciba como superior… De tal manera, estamos al albur de lo que dicten los ciclos, los gobiernos y la macroeconomía del país, pues lo que vendemos lo venden muchos otros de manera muy similar. Y podríamos decir lo mismo de nuestras operaciones, producimos de igual manera que producen muchos otros.

Ser innovador es ser diferente. Es no tener complejos. Es romper las reglas, salir del montón y hacer algo de valor. Para eso hay que cultivar habilidades singulares que sustenten procesos únicos, estrategias maestras y productos propios y difícilmente imitables, aunque sirvan para solucionar los problemas de siempre. De esta manera habremos creado un monopolio. Así, el cliente al que le guste el producto no encontrará otro igual. Cuando el tamaño de mercado se contraiga, la bajada del consumo será mucho menos que proporcional a la de la competencia. E incluso muy posiblemente se podría crecer, pues la crisis elimina a muchos competidores del mercado y limpia el sector de ruido publicitario (los competidores que sobreviven rebajan los presupuestos de comunicación y marketing dando mayor notoriedad al que continúe comunicando).

Veo no pocas veces, en mis programas de formación, que muchos empresarios comparten sus experiencias de optimización de recursos. Pero son muy pocos los que pueden explicar cuánto tiempo invierten al año en desarrollar algo que no están haciendo sus competidores, o en romper de forma habilidosa los cánones productivos del sector.

‘Fabricar’ una paloma

¿Y esto cómo se hace? Pues como un truco de magia… buscando el mejor que podamos hacer (un buen indicador, el que más aplausos genere), invirtiendo tiempo, dinero y energía en aprender el truco, y ensayarlo hasta que la ejecución sea perfecta, y localizando un escenario para hacer el show… Cuando los competidores y los clientes vean la actuación, percibirán con admiración únicamente magia. Porque ellos sólo ven movimientos hábiles y naturales, aunque detrás haya habido muchos ensayos. No sabrán cómo lo haces, ni cuánto te ha costado realizarlo, sólo sabrán que con un sombrero y un pañuelo eres capaz de fabricar una paloma…

Además, en un mundo de gran acceso a la información, de redes y facilidades tecnológicas, es mucho más sencillo y hay muchas más alternativas disponibles a la hora de elegir nuestra “cartera de trucos”. Si bien hay que tener en mente que inventar es descubrir algo nuevo o una mejor forma de hacer algo antiguo, no hemos de olvidar que innovar es saber monetizar y rentabilizar una invención. Ambas caras de la moneda son necesarias en el mundo de la empresa. Algunos entes públicos hablan de su capacidad de innovación cuando en realidad no innovan, sólo inventan, pues sus investigaciones no están orientadas a satisfacer mejor las necesidades de un cliente.

Vivimos en la dictadura del día a día, las prisas, resolviendo urgencias. Apostar el 100% de nuestro tiempo y energía en esa línea no tiene un gran futuro. Podremos marcar la diferencia cuando seamos capaces de hurtar horas a la semana para construir algo con sentido y que nos fortalezca. Empecemos por desarrollar las habilidades del equipo, seamos los más certeros en determinadas competencias clave de nuestro negocio, y los productos o procesos singulares y diferentes brotarán de forma natural. Poseer determinado conocimiento es lo que se llama “una condición higiénica del mercado”, es una condición necesaria para permanecer en él pero no te da ninguna ventaja.

El conocimiento que tienen todos está bien, pero hoy no basta, hay que evolucionarlo más allá de lo común y luego saber hacerlo líquido. La verdadera dictadura no es la del día a día, sino estar en el cesto de lo común que nos somete al inexorable dictado de la competencia perfecta, y en consecuencia vienen nuestras interminables jornadas laborales. ¿Queremos ser libres?, seamos lo escaso del mercado, seamos valientes, seamos únicos.

Alexis Díaz Lorenzo es director en LowCostConsulting Concept. Inició su carrera profesional como adjunto al jefe de Producción de Atlantic Cooper y después se incorporó como jefe de Compras y Sistemas en CunextCopper Industries, donde llegó a ser adjunto a la Dirección Financiera. También fue gerente en GB Consulting&CorporateFinance. Es licenciado en Derecho, máster en Dirección Estratégica de Comunicación y Marketing y MBA con especialización en Finanzas y Marketing por ESADE Business School. Y tiene un postgrado en Contabilidad y Fiscalidad.

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3 pensamientos en “¿Y por qué no somos competitivos? ¿Y por qué no somos innovadores?

  1. no esta mal, como refrito de libros del FNAC bajo el embalaje del concepto «ultra innovador» del low cost (alias: barato)

  2. Artículo muy recomendable y muy real! Sin planificación inteligente es muy difícil llegar a ser competitivo…

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