Pide a la UE reforzarse financiera y geopolíticamente
Lagarde apuesta por destronar al dólar y convertir al euro en la moneda mundial
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Christine Lagarde firma el billete de 20 euros[/caption]
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su declaración de guerra a los aranceles con el resto de los países, la Unión Europea intenta buscar su lugar en el nuevo entramado económico. Todo parece que va a cambiar, y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, está dispuesta a plantar cara al todo poderoso (hasta ahora) dólar.
Christine Lagarde sorprendía en Berlín durante una conferencia afirmando que la moneda única europea podría reemplazar al dólar como principal pilar de las reservas internacionales. Detrás de esta declaración, la presidenta del BCE esboza una estrategia clara : dotar a la Unión Europea de las palancas necesarias para pesar financieramente y geopolíticamente. Así, en un mundo en recomposición, esta ambición redefine las relaciones de fuerza monetarias y coloca al euro en el corazón de un nuevo equilibrio global en gestación.
Su declaración muestra una voluntad clara de hacer evolucionar el papel global del euro, aunque la condición necesaria es un compromiso político de los Veintisiete. De producirse ese compromiso, la presidenta del BCE está convencida de que el euro puede reemplazar al dólar como la principal moneda de reserva mundial. Esto supone, además, que por primera vez la UE entraría en una guerra de dimensiones geopolíticas hasta ahora desconocida, como es ganar la credibilidad monetaria del euro, que está supeditada al poder militar de la UE. Y esta declaración se produce, precisamente, en un contexto de tensiones geopolíticas y pérdida de confianza hacia el dólar estadounidense.

El euro frente a un dólar debilitado
Frente a una tendencia mundial de desvincularse del dólar, promoviendo el uso de los pagos en monedas locales, acelerada esta situación dentro de los países perteneciente al grupo de los conocidos como BRIC, Lagarde ha sentado las bases de lo que podría ser esa transición. Durante su conferencia sobre «El papel de Europa en un mundo fragmentado », la presidenta del Banco Central Europeo ha sorprendido afirmando que las mutaciones geopolíticas actuales podrían dar lugar a un papel inédito para la moneda única. «Los cambios en curso abren el camino a un momento global del euro», ha afirmado, mientras insistía en que esta dinámica no sería automática. El euro no ganará influencia por defecto, tendrá que merecérsela. Frente a la volatilidad creciente del dólar, causada por lo que ella llama «política económica errática» en Estados Unidos, los inversores han comenzado a reducir su exposición a la divisa estadounidense. Sin embargo, pocos han elegido el euro como alternativa. «Muchas personas optaron por el oro en lugar de ver una alternativa directa», ha explicado Lagarde. En su opinión, esta reticencia de los inversores se explica por deficiencias bien identificadas en la arquitectura financiera europea. La falta de profundidad del mercado de capitales de la Eurozona impide la emergencia de una base sólida para la internacionalización del euro. En este sentido, la presidenta del BCE ha destacado algunos de los mayores obstáculos estructurales como es la fragmentación persistente de los mercados financieros que limita el atractivo de los activos europeos a escala internacional; la falta de un activo seguro paneuropeo, equivalente a los Tesoros estadounidenses, al que los inversores institucionales podrían recurrir en caso de turbulencia; instituciones financieras consideradas incompletas, debido a reticencias políticas a una mayor integración presupuestaria y bancaria; y, por último, una falta de interés por parte de los gobiernos europeos hacia un proyecto monetario realmente federativo, frenando cualquier dinámica colectiva. Dichas debilidades estructurales, desfasadas respecto al peso económico de la UE, frenan en la actualidad las ambiciones del euro en la escena mundial. Para Lagarde el diagnóstico es claro: sin reformas profundas, la moneda única permanecerá rezagada respecto al dólar, incluso en un mundo que busca alternativas.El euro, moneda de poder
Christine Lagarde va más allá de un simple balance financiero. Insiste en una condición raramente mencionada en el debate económico: el poder militar como pilar de la credibilidad monetaria, según recoge la web 'Cointribune.com'. «Los inversores, especialmente los institucionales, también buscan garantías geopolíticas bajo otra forma. Invierten en activos de regiones que son socios fiables en materia de seguridad y que pueden honrar sus alianzas mediante el poder militar», ha subrayado la autoridad monetaria europea. Pero esta declaración marca un cambio importante. Para que el euro pueda competir con el dólar, la Unión Europea debe afirmarse también como una fuerza estratégica y de seguridad creíble. En otras palabras, el atractivo de una moneda depende tanto de la estabilidad de su emisor como de su capacidad para influir en el orden mundial. En este sentido, Lagarde menciona varias propuestas concretas para Europa como son: concluir nuevos acuerdos comerciales con otros bloques como el de los BRICS, mejorar los pagos transfronterizos y reforzar los acuerdos de liquidez entre el BCE y otros bancos centrales para ampliar el uso internacional del euro.También se muestra partidaria de que la financiación conjunta de bienes públicos podría permitir a la UE aumentar progresivamente su oferta de activos seguros. Una propuesta que todavía choca con algunos miembros como Alemania, reticente a cualquier mecanismo de mutualización presupuestaria.
No obstante, para Lagarde, esta evolución es necesaria si Europa quiere pasar de ser un bloque económico a un actor global capaz de influir en los flujos financieros mundiales, especialmente a través de iniciativas como el desplieque del euro digital a partir 2025, que el BCE ya tiene programado para el próximo mes de octubre.