El poder de una voz pecadora de la pradera
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Se cumplen en estos días los 25 años de existencia de un álbum que sirvió para recuperar un estilo que se había perdido desde los años 60. Se trata del country-soul, consistente en mezclar ambos géneros y crear unas canciones llenas de tersura, suavidad y delicadeza. Curiosamente, la banda que recuperó este modelo de canción, inspirada en dos estilos nacidos en Norteamérica, es inglesa. En concreto del suroeste de Londres. Se llamó Grand Drive. Y los hermanos que la encabezan son australianos. Benditas paradojas del pop y el rock.
Tras un primer álbum esplendoroso, titulado “Road Music”, que tenía mucho de pop y country, Danny George Wilson al frente de su banda Grand Drive editaron “True Love&High Adventure” que está lleno de referencias a raíces rhytman&blues y aires estadounidenses. Canciones, como diría, Manolo Domínguez, “con botas”.
En cuanto a Danny and The Champions of The World, estamos ante otro gran capítulo del country soul, del que ya hemos hablado y que, seguro, volveremos a hacerlo. Por hoy, sólo mencionar que a los Champions…los disfruté hace unos ocho años en la sala El Sol con mis amigos Carola y Nacho y que los tres salimos embrujados por una voz, unos sonidos, unas vibraciones, una simpatia y unas canciones cautivadoras. Y agradecimos a Grand Drive que recuperaran el country soul pecador de la pradera.
Sello: Loose/ RCA (En una reedición). Discografía: “Road Music”, “See The Morning In”, “Being Alive”. Influidos por: John Hiatt, Van Morrison, Joe Henry, Jackie Wilson, Jayhawks. Influyen en: Nathaniel Rateliff, War On Drugs, Natural Child, Smile, Pony Bravo.

Brisas campestres
Ya el comienzo del álbum, “Wheels” nos trae brisas campestres como de caballo al trote con remembranzas del “Everybody´s Talking” de Fred Neil versión Nilsson. Después, “A Ladder to The Starts” inocula al oyente gorjeos suaves y tiernos para ir anunciando lo que es uno de los grandes momentos de este álbum “The Guy Who Could Carry On”. Brillante composición y portentosa interpretación. A continuación, el tema que da título al disco recupera los ambientes algodonosos, mullidos y melancólicos del primer álbum. “Nobody´s Song In Particular” es otra maravilla. Con wah wah de guitarras, teclas y la voz de Danny alcanzando cotas celestiales con las que se pintan de azul las peticiones del cantante: “No me dejes caer, no me dejes caer, nunca más”. Es una balada como para derretirse y apenas dejar gota. También en “A Litle Numb” la voz cálida y el órgano de su hermano Julian crean una situación mágica, envolvente y emocionante por la belleza y la conjunción. Esas teclas suenan a Gart Hudson de The Band.Soul de ojos azules
Pero hay más momentos The Band. Como “Sleepy” y otros que tienen lugar al final del álbum con canciones tan sensitivas como “My Best Side y “One Last Parade”, temas en que se nota la querencia de Danny por el soul calmado y de ojos azules. Algo que llevó más a la práctica cuando terminó su periplo con Grand Drive y constituyó otro grupo de disfrute absoluto: Danny and The Champions of The World. Danny Wilson tiene también discos en solitario y uno preciosísimo bajo la denominación Bennett Wilson Poole que es puro néctar con pedal Steel.