Los Reyes, Rajoy, Puigdemont y Colau asisten a la misa en memoria de las víctimas

01:09h

Los Reyes, Felipe VI y Letizia; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; el de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,  y el presidente y el primer ministro de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa y Antón Costa, respectivamente, son algunas de las autoridades que asistieron este domingo a la misa por la paz y en memoria de las víctimas de los atentados en Barcelona y Cambrils (Tarragona) en la Sagrada Familia. También han acudido la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras; la presidenta del Congreso, Ana Pastor; la ministra Dolors Montserrat; el conseller de Interior Joaquim Forn, el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, entre muchos otros. La misa por la paz y en memoria de las víctimas ha empezado a las 10 horas y es oficiada por el arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, junto al obispo auxiliar Sebastià Taltavull.

Omella elogia la unidad por la paz y la convivencia y la respuesta de la sociedad

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha elogiado este domingo la unidad para lograr la paz y la convivencia, y ha destacado la respuesta de la sociedad tras los atentados en Barcelona y Cambrils (Tarragona), especialmente el trabajo de las fuerzas de seguridad y del personal sanitario. En una emotiva homilía en la misa por la paz y por las víctimas en la Sagrada Familia de Barcelona, ha calificado de "hermoso" que asistan unidos a la ceremonia las autoridades políticas, tanto estatales como autonómicas y locales, así como representantes de diferentes confesiones e instituciones sociales. "La unión nos hace fuertes, la división nos corroe y nos destruye", ha dicho Omella, remarcando que la paz es el mejor alimento de la vida y que no se debe escatimar esfuerzos para lograrla y convertirse en artesanos de la paz. Ha agradecido todas las muestras de cercanía recibidas tras el "zarpazo" del atentado terrorista, y ha destacado que el Papa le envió un telegrama el viernes y le dejó un mensaje este sábado en el móvil en el que mostraba su proximidad en este momento doloroso. Omella ha alabado la generosidad y entrega de las fuerzas de seguridad, así como la solidaridad de los profesionales de la sanidad y los ciudadanos: "Hay mucha reserva de humanidad en nuestra tierra".

"Templo reparador"

El arzobispo ha sostenido que Antoni Gaudí proyectó la Sagrada Familia para ser un "templo reparador" y para orar por los pecados del mundo, y ha afirmado que la oración es un signo de repulsa al atentado. Ha sostenido que todo el mundo acude al templo para pedir que se curen aquellos que han quedado heridos o destrozados por estos atentados y que el mundo pueda vivir en paz y en concordia. Antes de la homilía de Omella, el obispo auxiliar Sebastià Taltavull ha remarcado que han sido días de "muchas lágrimas", pero también de mucha humanidad, ha elogiado el esfuerzo y solidaridad de los ciudadanos y ha abogado por trabajar por la paz y una convivencia que respete los derechos humanos.

El Ayuntamiento reabre el Saló de Cent para la firma del libro de condolencias

También el Ayuntamiento de Barcelona ha reabierto este domingo a las 10 horas el Saló de Cent para que todos los ciudadanos que lo deseen se acerquen a firmar el libro de condolencias en apoyo a los familiares de las víctimas y a los heridos del atentado terrorista en la capital catalana y en Cambrils (Tarragona). En el libro ya han dejado sus mensaje más de 2.200 personas, entre los que destacan los Reyes, que lo firmaron este sábado tras hacer una ofrenda floral en La Rambla, así como el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; la consellera de Gobernación, Meritxell Borrell, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa, entre otras autoridades. Así, el Saló de Cent del Ayuntamiento se convirtió desde primera hora en origen de una larga cola que discurrió por las escaleras del palacio y la calle Ciutat hasta la calle Templers.