Desde utopía

El discreto encanto del presupuesto prestado

01:09h

Estamos en el sexto mes del año y el presupuesto ni está ni se le espera. De hecho, diversos miembros interinos del Gobierno interino, ya empiezan a decir en voz alta que, a lo mejor (lo mejor para ellos, claro) sería más oportuno construir los Presupuestos para 2020 y no para este año, que se dejarían consumir los prorrogados con más pena que gloria. O sea, que se aplique la ley… del mínimo esfuerzo. Como principio programático o como enunciado de intenciones suena un poco desalentador. No parece que vengan con muchas ganas. Los presupuestos de 2018 salieron de los telares del Gobierno presidido por Mariano Rajoy, aunque se publicaron un mes más tarde de la aprobación de la moción de censura de Sánchez. No había margen temporal para hacer un presupuesto, que hubiera sido conflictivo con los socios de esa moción de censura. Un año después estamos casi igual. Un Gobierno interino, que busca socios que le permitan continuar, pero que no metan la cuchara en un presupuesto que, si nos atenemos a las declaraciones de estos días, parece que no existe o que es tan socorrido que lo mismo puede llevar la fecha de 2019 que de 2020. Sería un poco cínico por mi parte clamar porque el Gobierno apruebe de manera inmediata a su asunción de funciones la Ley de PGE para 2019. Seguro que es mejor que sigamos con la prórroga hasta que se consuma el año. Al menos frenaríamos el efecto expansivo que cualquier gobierno presidido por Sánchez le daría. Máxime, necesitado como está de apoyos cuya característica general es qué hay de lo mío, por no detenerme más de la cuenta en la avidez de gasto --¡viva el pesebre!-- que manifiesta el partido de la extrema izquierda populista. Con todo y con eso, lo anterior no quiere decir que Sánchez no expanda a placer el gasto. Si se comprueban las cifras de deuda del Estado de los primeros meses de este año, queda uno espantado. Desde que Sánchez llegó al Gobierno está aupada por encima del billón de euros (solo en el mes de octubre último bajó de ese alero) y alcanzó en mayo su récord histórico en 1,020 billones de euros, a un tipo de interés medio del 3,480 por ciento, en estos tiempos de facilidades monetarias. Efectivamente, debe ser un encanto gobernar con un presupuesto hecho por otros, a quienes se les puede echar la culpa si procede, y gastar discretamente, sin que se enteren más que los cuatro piraos que siguen estas cosas. Como yo.