Inversión responsable

La era de creación de valor y los límites de la sociedad y el Planeta

01:09h

Desde los años 80 hemos pasado de la era de creación de valor para el accionista, cuando Tierra y sociedad era secundarios respecto a beneficios empresariales, a un sistema de creación de valor por el que los negocios operan dentro de los límites de la sociedad y del planeta que hace posible la vida. De igual manera hemos pasado de un modelo de consumo lineal a uno circular y de un mundo opaco a otro abierto y abundante en datos, donde la diseminación de la información es instantánea.    En este estado de cosas Pictet WM ha adoptado el término “Inversión Responsable” con el objetivo principal de invertir de forma responsable, lo que incluye oportunidades de inversión. Efectivamente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030, que ahora cumplen cinco años, implican una amplia gama de oportunidades.  Es el caso de centros de innovación y empresas que promueven la diversidad, tecnologías de prevención y ciencias de la vida, la descarbonización e industrias de fuentes energía sostenible, las redes inteligentes y vehículos eléctricos o de hidrógeno, negocios relacionados con cadenas de suministro y conservación de ecosistemas, el abastecimiento y gestión de aguas y residuos, la economía circular, el urbanismo y el transporte y la inteligencia artificial, protección de datos y ciberseguridad.

La integración de factores ASG influye en el perfil rentabilidad/riesgo

Además la integración de factores ASG en la inversión favorece la creación de valor estable y a largo plazo, pues influye en el perfil rentabilidad/riesgo de los activos.  Es el caso recursos relacionados con combustibles fósiles, que en la transición a una economía baja en carbono ya no pueden generar rendimiento económico.  De hecho las agencias de riesgo crediticio están incorporando factores ASG en su calificación e inversores como el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, el mayor fondo soberano del mundo, ha eliminado la inversión en muchas compañías relacionadas con tabaco, carbón y otros combustibles fósiles.  Mientras las aseguradoras están empezando a negar la cobertura a contribuyentes que generan cambio climático, como son las compañías de carbón. El caso es que el posible vínculo entre emisiones de CO2 y calentamiento global ya fue sugerido por el científico sueco Svante Arrhenius en 1896 y que los niveles de CO2 en la atmósfera comenzaron a ser registrados por Charles David Keeling en 1958, sentando las bases de los trabajos científicos posteriores. Ahora, además, sabemos que la temperatura global promedio del planeta ha subido alrededor de 1ºC por encima de los niveles de la revolución pre industrial, que los patrones de lluvia están cambiando y que los océanos se están acidificando, con fenómenos climáticos extremos más frecuentes y destructivos.

¿Cuál puede ser el impacto del cambio climático?

De manera que tenemos que medir el impacto del cambio climático.   Según el Grupo Intergubernamental de Investigación sobre el Cambio Climático, el cumplimiento del objetivo del Acuerdo de París de 2015, de contener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC respecto de los niveles preindustriales, nos dejaría un presupuesto de emisiones de carbono .con un 66% de probabilidad, de solo diez años a las tasas actuales.  De hecho las medidas inmediatas para luchar mitigar el impacto del cambio climático dependen de la voluntad y capacidad de las sociedades para actuar, lo que, a su vez, depende de factores políticos, económicos y sociales, que hacen imposibles unas predicciones precisas.  De todas formas, desde la década de 1980, el desarrollo de Modelos Integrados de Evaluación, que combinan hallazgos de las ciencias físicas, biológicas, económicas y sociales, ha ayudado en gran medida a cuantificar el potencial impacto del cambio climático. Ahora bien, incluso las conclusiones de las simulaciones pueden ser muy divergentes, como lo ilustran las diferencias de los estudios de W. Nordhaus y N. Stern, cuyos supuestos de pérdida de producción económica anual en caso de aumento de las temperaturas globales en 3ºC son 2% ó 14%, respectivamente.

Emisiones de gases de efecto invernadero, externalidad a la que poner precio

En cualquier caso los economistas coinciden en que las emisiones de gases de efecto invernadero son una externalidad, ya que genera un coste para la sociedad que los emisores no soportan. Hasta ahora los mercados no han logrado internalizarla y ponerle precio es una necesidad considerada óptima para la transición hacia una economía baja en carbono.  No obstante, el precio al que deben gravarse las emisiones de carbono sigue sujeto a debate, variando desde 40 a varios cientos de dólares/tonelada.  Por supuesto, los gobiernos también tienen un papel importante que desempeñar respecto a inversiones, mediante planes de incentivos adecuados, con herramientas como subvenciones o taxonomías. Sea lo que sea, los efectos del cambio climático para las diferentes clases de activos de inversión son notoriamente difíciles de evaluar, dada la amplia variedad de factores y el enfoque que la humanidad opte para abordar el cambio climático, ya sea la innovación o el "decrecimiento", con resultados dramáticamente diferentes.

El inversor debe identificar riesgos y oportunidades

El caso es que el inversor debe identificar riesgos y oportunidades.  Para ello conviene un enfoque basado en escenarios, que incorpora muchas variables, tanto económicas (crecimiento real, inflación y tipos de interés) como de precios de los activos. Por ejemplo, a medida que el impacto físico del cambio climático se materializa y la concienciación de los inversores aumenta, pueden aparecer grandes diferencias en de coste del capital entre empresas con activos resistentes al clima y el resto. Algunos inversores querrán simplemente optar por evitar la mayoría de empresas contaminantes y otros influir en las estrategias empresariales mediante la participación activa. Además, como ha demostrado la crisis del Covid-19, incluso las pandemias generan oportunidades en empresas que proporcionan soluciones innovadoras o que presentan alta resiliencia. A ello se añade que las innovaciones financieras, como los bonos verdes, facilitarán la orientación de los flujos de capital hacia proyectos respetuosos con el clima.  Incluso los bancos centrales son cada vez más propensos a incluir consideraciones ecológicas en su toma de decisiones.  El resultado pueden ser políticas de tipos de interés ultra bajos a fin de crear las condiciones apropiadas para una inversión masiva a largo plazo pública y privada relacionada con la sostenibilidad, un escenario en el que rentabilidad en renta fija puede verse muy disminuida.    Christophe Donay, director de análisis macroeconómico de Pictet WM