Desde Utopía

Presupuestos con perfume violette divine

01:09h

El perfume, ya se sabe, que queda en el ambiente, cuando quien lo lleva ya se ha marchado. En tiempo de covid, sin embargo, es un portador peligroso. Eso le acaba pasando a los Presupuestos Generales del Estado para 2021, que el cuerpo (las cifras, el esfuerzo técnico de conjugación económica) se desvanece y queda un ligero perfume, que es lo único que persigue el socio violette divine, para demostrar que ellos han hecho claudicar al socio mayoritario, imponiendo su gauchismo aromático. Subidas de impuestos inútiles para la recaudación (ahora que las bebidas con o sin gas son cero azúcares); inútiles por ensañarse con los planes y fondos de pensiones, de los que no entienden que la única ventaja fiscal de la que disfrutan es de un diferimiento de pagos que favorece al Estado por la inflación; inútiles, como el propio Gobierno reconoce, para recaudar más de las rentas muy elevadas, que casi nadie percibe y de patrimonios que casi nadie tiene y casi nadie paga y, por fin, una subida de impuestos a las grandes empresas, ahora que deberían estimular la inversión y la reinversión. Una subida de impuestos que el vapor violette divine envuelve como el gran correctivo a los ricos, como una epopeya contra la desigualdad, como una histórica reprimenda a los ambiciosos que no piensan más que en rentabilizar sus másteres y sus ahorros. Una hazaña tributaria que, apenas, representa la quinta parte de lo que Hacienda solía recuperar cada año en la lucha contra el fraude. ¿Qué piensan los de Ghesta sobre esta gesta? El bluf propagandístico supone ingresos en 2021 respecto a cifras de 2020 que, con una altísima probabilidad, no se van a cumplir, dado que la mayoría de las empresas acabarán el ejercicio en números rojos, que hay 697.500 parados más hasta septiembre, que los altos ejecutivos  han tenido que renegociar a la baja sus salarios o han perdido el empleo y que los ahorradores se han hundido en un mercado al que el anuncio presupuestario está apuntillando… Pretender con estos antecedentes que la recaudación tributaria crezca casi un 30 por ciento, parece que va a ser que no, pese a la demagogia embriagadora de la violette divine.  Es un axioma que presupuestar consiste fundamentalmente prever los ingresos. Los gastos, ya se sabe, siempre salen por peteneras. Es imposible que presupuestando tan temerariamente mal los ingresos los gastos puedan cumplirse. Pero queda el aroma evanescente de los justicieros que son los violette divine.