Con un fin de semana de elecciones en Italia, el que más y el que menos ha abandonado el carro a lo largo de la semana. Los largos lo hicieron a comienzos de semana y los cortos lo han hecho hoy, así que el lunes promete ser una jornada interesante.

Y es que ni ayer era el fin del mundo ni hoy se han superado todos los problemas. Todo sigue ahí, latente, y lo que refleja el mercado es la incertidumbre en la que vive. No se sabe si Alemania terminará aflojando algo y permitirá algún tipo de estímulos en Europa. A fe que los está necesitando. Como muestra, Volkswagen, que ha hecho pública su previsión de resultados para este año y le parece un logro mantener los del pasado año.

Pues eso, que ahí está la clave. Cuando en lugar de querer mejorar te conformas con no empeorar, mal están las cosas. Y seguro que quieren mejorar, pero saben que sin que Europa compre coches no hay nada que hacer. O poco y contraproducente.

Y es que, en realidad, ni ayer ni hoy ha pasado nada anormal. Lo anormal es que no pase más a menudo que los inversores se asusten. Y si la situación política italiana se complica, veremos cómo todo se complica mientras les convenga a los que mandan en el cotarro. Cuando puedan comprar a mejores precios, resultará que tampoco era tan importante que Italia fuera gobernable y, sobre todo, razonable.

Al cierre, sensación de subidón hueco. En realidad, se ha subido bastante menos de lo que se ha bajado en las dos jornadas precedentes, así que si alguien piensa que el peligro ya ha pasado se equivoca. Ahora viene el siguiente peligro y el lunes veremos si es grande o no.

Al cierre, el Dax avanzó un 1,03%, el FTSE un 0,70%, el CAC un 2,25% y el Ibex un 2,05%. Lo importante, el lunes.