La prudencia y la experiencias son las madres de la ciencia, así que lo mejor es no decantarse ni por una cosa ni por otra. El mercado es ingrato y no suele premiar al aventurero que tira la moneda a cara o cruz y las posibilidades de una cosa u otra están bastante a la par.

De un lado, a los índices americanos les debe quedar aún un impulso antes de la corrección mayor. En esta predicción tomo riesgos, porque la generalidad de los que saben más que yo (que son muchos) hablan abiertamente de una caída en picado desde ya. Bueno no, que ya habría comenzado. Si me equivoco, me equivoco y ya está.

Ahora bien. Elecciones italianas y «sequester» en Estados Unidos configuran un panorama que si se pone a mal no será poca cosa, sino cataclismo. Y todo ahora mismo. Ya. En apenas unos días.

Y de aperitivo, Moody’s quitando la triple A al Reino Unido. Estaba cantado, pero no por eso va a dejar de tener su efecto. O no. Que lo mismo el lunes al mercado le da por mirar a otro sitio. Si cae, hablarán de Italia. Si sube, harán exactamente lo mismo.

El problema es que técnicamente, el canal del Dow Jones también lo es ya del S&P 500. En ambos casos, los índices están pegaditos a la banda superior y desde ahí retroceden. ¿Cuánto y con cuanta fuerza? Ayer mucho y con fuerza.

¿Y si es el impulso para romper el canal al alza? Cosas más difíciles se han visto y, desde luego, no cuesta nada esperar a comprobar para dónde sale el mercado. Muchas veces, la liquidez es una gran opción.

Al cierre, el Dow recuperó los 14.000 puntos tras subir un 0,86%, el S&P 500 avanzó un 0,88% y el Nasdaq Composite un 0,97%. Se animan con nada, que hoy la excusa fueron los buenos resultados (en realidad menos malos de lo esperado pero no pueden calificarse como buenos) de Hewlett Packard.