“Hay demasiadas titulaciones dentro de la oferta universitaria”

02/04/2013

Milagros Asenjo. “Creo que puede ser bueno para la Universidad un modelo mixto de financiación básica y por objetivos”, asegura el director de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), Rafael van Grieken.

En su entrevista para diarioabierto.es, el director de la Aneca aborda las cuestiones que preocupan y ocupan a la Universidad española, tales como  el proceso de Bolonia, la investigación, la financiación de la enseñanza superior o la oferta de estudios, entre otras.

Usted ha llegado a la Aneca desde el Vicerrectorado de una Universidad pública, la Rey Juan Carlos, ¿cómo se ve desde esa nueva dimensión la Universidad española?

– La Universidad española presenta sus debilidades y áreas de mejora pero nosotros tenemos una buena Universidad, y eso confirma en que tenemos una buena percepción del  Sistema Nacional de Salud y  grandes multinacionales españolas, que se nutren de titulados en la Universidad española. No niego que un cierto porcentaje venga de otros lugares, pero  no es significativo. Además, estamos en el noveno puesto dentro de la posición científica mundial y en el decimotercero o decimocuarto en cuanto al impacto, muy por delante de otros muchos países importantes.

-¿Se puede echar todo a perder por los recortes derivados de la crisis económica?

-El problema de la crisis es que no lo vemos de  manera inmediata. Sus efectos se advierten con más intensidad a medio plazo, a los tres o cuatro años. El problema es que todas las restricciones financieras en I+D+i o en la Universidad deben tener un límite temporal y ese gasto público que se ha cerrado de forma lógica, porque estaba desbordado y porque las grandes cuentas del Estado tenían problemas, debe abrirse por sectores prioritarios para amortiguar cuantos antes sus efectos.

– ¿Qué sectores son prioritarios?

– En mi opinión, son fundamentales la ciencia, la investigación y la educación.

-¿Debe intensificarse la apuesta por la sociedad del conocimiento?

-En efecto. Es una apuesta de supervivencia, no tenemos otras posibilidades. Podemos asumir se una buen destino turístico, porque son  cimientos que podemos aprovechar más allá de ese ámbito, pero debemos focalizarnos en ámbitos científicos donde hemos tenido un cierto liderazgo y hacer una apuesta a medio plazo. Es esta apuesta la que puede cambiar el panorama, la estructura económica del país.

-Con los recortes aplicados, ¿cuál es la situación en los campus?

-La situación de las universidades no es problemática en si por los recortes, a veces inevitables, el problema está en ver la salida a esta situación para que no cunda el desánimo y todo se complique.

-Usted desde la Aneca debe dirigir la evolución y análisis del proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), es decir, del proceso de Bolonia. ¿cómo se está desarrollando en España?

-Bolonia es una auténtica revolución en la Universidad española, que ha hecho un esfuerzo muy cercano a lo titánico, que no se le ha reconocido por esa idiosincrasia de auto fustigarnos y no ver lo positivo.

-¿Qué ha sucedido?

-Echamos la vista atrás, y parece que ha pasado una eternidad pero esta revolución comenzó  en el año 2008, y no han transcurrido más que cinco años, tiempo que ha transformado el panorama universitarios español de tal forma que no tiene absolutamente nada que ver con el de hace un lustro.

-Hablemos de esos cambios…

– Bolonia era, supuestamente, un proceso de convergencia europea construido sobre los cimientos de la diversidad. Por tanto ofrecía las herramientas o instrumentos para favorecer el reconocimiento de la formación en unos u otros países, pero en modo alguno pretendía que las enseñanzas fueran las mismas en todos porque esto es imposible por muy diversas razones.

-¿Qué ocurrió a la hora de plasmar la idea?

-El principio de diversidad se tradujo mal y llenó de tensiones y distorsiones los campus, y las transformaciones de los estudios fueron horribles.

-¿Por qué?

– Bolonia, consciente de las dificultades y para facilitar las cosas, quiso dar holgura al sistema y propuso tres tramos o niveles académicos, Grado, Posgrado y Doctorado. La duración del Grado podía oscilar entre 180 y 240 créditos europeos, la del Máster, entre 60 y 120 créditos, preferentemente entre 90 y 120, y la del Doctorado más larga e indefinida. Ocurrió que quien tomó la decisión en España optó de forma rígida por grados de 240 créditos (cuatro años), lo que exigía unas transformaciones complicadísimas. Ahora, hay un desconocimiento preocupante de nuestro sistema universitario.

– ¿Hubiera sido mejor un Grado de tres años, es decir, 180 créditos?

-Hubiéramos estado más cerca de la convergencia europea porque, dependiendo de los ámbitos profesionales, en Europa hay grados de tres años y másteres de dos.

-¿Dónde ve la solución?

– Después de tantos problemas y tensiones, no podemos volver al 3+2. Hay que dejar autonomía y libertad para que las universidades elijan entre 180 y 240 créditos para el Grado, y de ahí acomodar la duración del Máster. Las universidades estarán encantadas de utilizar su autonomía. Así, ni todos tres, ni todos cuatro años.

-¿Hay demasiados programas de Grado y de Máster?

-Hay 2.700 grados y 2.800 másteres en marcha. No hay duda de que son demasiados y, necesariamente, habrá una reducción, sobre todo de los másteres, porque de forma inexplicable nacieron antes que los grados. Pero habrá una regulación y a ello contribuirá el elevado precio de los programas.

-¿Pero, sobran o no titulaciones?

-Creo que sobran titulaciones, que hay exageradas coincidencias y una proliferación de grados demasiado especializados, demasiado enfocados. La falta de formación generalista impide la reacción ante los cambios y la flexibilidad ente el empleo. Los grados deben ofrecer una  formación generalista, los fundamentos para adaptarse. La especialización debe residir en los másteres. Además, la Universidad tiene también como misión formar ciudadanos con valores, con juicio, con capacidad de reaccionar.

-¿Se ha visto perjudicada la movilidad con este desarrollo de Bolonia?

-Sí. En ámbitos como las ingenierías lo está perjudicando.

– ¿Qué solución ve?

-Habría que abrir la posibilidad de programas integrados relacionados con las profesiones.

-¿Cómo valora la Aneca el proceso de Bolonia en España?

-Con las disfunciones que he mencionado, el proceso ha sido muy positivo para los alumnos, que tienen perfectamente definido su compromiso y el de la Universidad con la carrera elegida. Hace diez años, un alumno tenía unas asignaturas y poco más, hoy está todo más nítido.

– La Universidad española se encuentra inmersa en un proceso de cambio estructural, ¿cómo entiende usted esa reforma?

-En lugar de grandes revoluciones, creo que es más positivo virar diez o quince grados y lograr  a medio plazo una Universidad digna, que contribuya a la calidad. Es bueno y necesario conocer otros modelos, pero trasladarlos a nuestro sistema sería un error. Decir que nos tenemos que convertir en una  Universidad americana raya el ridículo, genera tensión y supone empezar algo para abandonarlo en dos años.

-¿Considera la financiación por objetivos como una fórmula acertada para nuestra Universidad?

-Creo que puede ser bueno un modelo mixto de financiación básica y por objetivos.

-¿Qué papel puede jugar la Aneca en los cambios?

-La Aneca tiene un papel muy técnico, su tarea consiste en elaborar análisis, acreditaciones o informes, en un marco legislativo pero sin capacidad de legislar. No obstante, mantiene una relación fluida con el Ministerio de Educación y quiere poner los cimientos de ciertos cambios de la Universidad española que mejorarán la perspectiva de futuro.

– Analicemos la polémica suscitada por el informe de los expertos, ¿qué opinión le merecen las críticas de opacidad y secretismo vertidas en el documento?

– Me parece desacertado cuestionar el trabajo de las comisiones de acreditación de profesorado universitario, ya que su labor se basa en la neutralidad y la transparencia. El informe no refleja la realidad del trabajo que se hace aquí, ya que las normas las normas de acreditación, reguladas por la legislación,  la composición de las comisiones de evaluación y los currículos de sus miembros, todos profesores universitarios, son públicos. Además, en el proceso de acreditación existen todas las garantías jurídicas que se pueden exigir.

-¿Supone la acreditación positiva adjudicación simultánea de una plaza?

La acreditación persigue el establecimiento de unos mínimos para optar a una plaza, aunque durante unos años se ha identificado acreditación con la adjudicación simultánea de una plaza. . Este no es el espíritu porque una cosa es la acreditación, que da seguridad y confianza académica, y otra el derecho a sacar una plaza. Será la Universidad la que saque ese puesto y todos los acreditados tendrán que competir con méritos y capacidad. La carrera universitaria es dura pero las reglas de juego están en la “meritocracia”.

Breve biografía:

Rafael van Grieken Salvador, licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense y doctor en Química Industrial por la misma Universidad, realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y en 1992 obtuvo la plaza de Profesor Titular de la Universidad Complutense, donde permaneció hasta 1998, año en que se trasladó a la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Allí obtuvo su Cátedra en 2002, donde además de una intensa labor investigadora y docente, ha sido Vicerrector de la Universidad  hasta su nombramiento como Director de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), en junio de 2012.

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