Ya a media mañana surgieron las dudas, pero en cuanto el dado de confianza del consumidor estadounidense no fue demasiado bueno, se acabó lo que se daba. Wall Street se encaminó hacia el Sur y minimizó el movimiento europeo, al punto de que en el caso del Ibex llegó a cerrar en negativo.

¿Por qué tan poco fondo? Sencillamente, porque nadie otorga la más mínima credibilidad al arranque de los dos últimos días. Todos suponen que es un mero rebote técnico y que las bajadas harán su aparición más pronto que tarde, por lo que al primer dato negativo, las ventas se imponen claramente.

En el fondo, lo que todo el mundo espera es la reunión de la Fed la próxima semana y, sobre todo, lo que Bernanke pueda decir tras ella. El mercado está hipersensible a todo lo que tenga que ver con la retirada de los estímulos y todo lo que sea aclarar la situación para no vivir en base a declaraciones de intenciones y rumores será bienvenido, incluso si es malo.

Por lo que respecta al mercado nacional, no hay mucho que añadir. De nuevo el Ibex hace lo contrario que el mercado, lo que va siendo una costumbre en los últimos tiempos. El problema de hoy no ha sido el cierre en negativo, sino las pocas fuerzas mostradas por la mañana cuando el Dax subía mucho más.

Al cierre, el Dax avanzó un 0,40%, el FTSE un 0,06%, el CAC un 0,19% y el Ibex cedió un 0,01%. Escasos de fuerzas y, sobre todo, justitos de convicción.