Osama Bin Laden nunca existió

05/07/2013

Daniel Serrano. Partiendo de un extraño vínculo entre Bin Laden y los elementos de lo fantásico convertidos en brutal realidad, Lavie Tidhar ha escrito una extraordinaria novela.

OsamaLos atentados del 11S sumieron en la perplejidad al planeta porque lo mitológico y lo trágicamente real se fusionaron mediante su puesta en escena. El supervillano capaz de arrasar Nueva York desde su inexpugnable refugio en las montañas de un país lejano, al estilo del Dr. No y otros malvados de James Bond, se convertía en un personaje dolorosamente vivo. Ver abatidas las torres del WTC fue como contemplar una superproducción de Hollywood con sangre y cenizas verdaderas. Osama Bin Laden, líder oculto de una organización llamada La Base, se convirtió en leyenda cuando escapó en las cuevas de Tora Bora a la persecución del ejército estadounidense. Sólo enunciar los hechos pone en evidencia cuánto evocan el territorio de la fantasía con supermalvados dispuestos a devorar el orbe entero. Partiendo de ese extraño vínculo entre Bin Laden y los elementos de lo fantásico convertidos en brutal realidad, Lavie Tidhar ha escrito una extraordinaria novela.

En Osama el supervillano Bin Laden es héroe protagonista de una afamada serie de novelas baratas que seducen a legiones de lectores. En la realidad paralela que plantea Lavie Tidhar, Bin Laden no existe más allá de las páginas de esas noveluchas. Pero ¿es realmente así? ¿Y quién es el misterioso autor de esos libros? Eso tratará de descubrir el personaje principal de Osama, un investigador llamado Joe que salta de un rincón a otro del planeta a la caza del hombre que inventó a Osama Bin Laden. Un viaje hacia las sombras, hacia la locura, hacia la verdad devastadora.

Osama resulta un magnético cruce entre Philip K. Dick y David Lynch. “¡Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos!” brama un personaje de Ubik en el terror primordial de no saber si la existencia propia es cierta. En Osama ese miedo está presente en todo momento. ¿Quiénes somos? ¿Qué mundo habitamos? ¿Fue realmente verdad que cayeron las torres? En la pantalla del televisor 11S, 11M, 7J, Kenia, Bombay, todas esas bombas estallando, nos conciernen pero a la vez ese fuego tiene el brillo falso de las historias que se cuentan para asustar a los niños. Hasta que nos alcanza directamente la sangre y la muerte. Y el horror se muestra en toda su crudeza.

Es esta una novela inquietante, repleta de momentos sublimes, laberíntica, con una atmósfera que logra conmocionarnos. Es (digámoslo) una obra maestra de la literatura fantástica.

Lavie Tidhar perturba al lector cuando coloca a su detective en laberintos de impenetrable oscuridad, perdido en el alcohol y el humo de cigarrillos, besando a una mujer fatal que se desvanece como un espectro lejano. Puros tópicos de la novela negra rearmados en forma de sueño daliniano, con relojes blandos y alucinatorias hormigas.

Buff. Una novela realmente buena que posee, además, un final excelente. El desenlace de Osama tiene una potencia climática que abrasa. Me recordó a la impactante resolución de una película que adoro: El corazón del ángel. Ese horror de descubrir que todo ha sido una equivocación. Y que, en el fondo, lo sabíamos desde el principio.

Si les gusta la fantasía, la literatura de Philip K. Dick o Bradbury, los claroscuros de pesadilla de David Lynch, esta es su novela. O, simplemente, si quieren descubrir a un grandísimo escritor: Lavie Tidhar.

Osama. Lavie Tidhar. RBA. 347 páginas.

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2 pensamientos en “Osama Bin Laden nunca existió

  1. Estimado lector disperso:

    Una vez más he de darte las gracias por acercarme a una historia, sin tu mención de esta novela en twitter jamás la hubiese escogido como lectura, pero a estas alturas es difícil escapar a ese entusiasmo lector que a veces lanzas desde tu figura casi quieta de tipo duro. Así que gracias por darme la oportunidad de descubrir que a través de este brillante relato que sobrevivir no es siempre la mejor manera de estar vivo. Sobre todo si uno se sabe superviviente entre una larga lista de cadáveres. Quizás por eso Obama sólo podía ser la miscelánea de sueños y espejismos que es. Rara, única, atrapante y llena de pasajes tan líricos y hermosos que construyen una historia inolvidable de placer y desconcierto. Está claro que el autor, Lavie Tidhar(Israel, 1976) es un hijo del cine y de la literatura. Una versión moderna de los grandeS escritores de novela policiaca, sin duda Raymond Chandler estaría orgulloso de él, de cómo actualiza el género sin abandonar la devoción por la palabras grandes, por el humo de esos tugurios que alimentan cuerpos que la vida no querría sostener si el humo, la gran bola de humo que envuelve esta historia, no cegara sus ojos. El humo es un pistolero más en esta historia de muerte y fantasía, de amor y sueños que salvan del horror de haber sobrevivido en tantas listas de muertos. A veces levantarse cada mañana no significa que estás vivo, sobre todo porque ningún hombre del siglo XXI desea ya emular a Atlas, el mundo es a estas alturas de la Historia una infección que nadie quiere que le roce la piel, demasiados muertos devaluando la vida, demasiados inocentes que nos miran a los ojos y eso es insoportable incluso para el seudo Bogart que varia sus movimientos por el amor a una mujer. Y es que ya no quedan destinos en los que morir por amor. Una novela para no perderse, una historia que se lee de un tirón, que nos saca del cuerpo y nos deja la carne a la intemperie mientras dura. Ciencia ficción de la buena aunque el futuro haga tiempo que ha llegado.

    Un saludo.

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