El sentimiento el consumidor no es realmente un «indicador de primera». Es de esos que al mercado le gusto utilizar como excusa para hacer lo que el viene en gana. Y hoy fue aprovechado para recortar en el primer tramo de la sesión. Recortes suaves, pero recortes, que rápidamente fueron superados.

Lo extraño vino después. Un incendió de un B-787 en el aeropuerto de Heathrow castigó a las acciones de Boeing y metió al Dow Jones en problemas, pero contagió al mercado. Esto es lo preocupante. ¿Que pasará el día que dos empresas presenten resultados por debajo de lo esperado? A juzgar por lo visto hoy, podría esperarnos el cataclismo mundial.

Pero para liar más la madeja, hubo una reacción absolutamente inusual en viernes, día en los que los finales de sesión no se caracterizan por grandes hazañas porque los operadores están más pendientes del fin de semana que de buscar más ganancias.

Este fue el perfil visto en un gráfico de cinco minutos y la idea de cerrar en máximos sugiere fortaleza y la debilidad mostrada tras el incendio del Boeing nos ha propiciado la formación de un bonito suelo intradiario en los entornos de los 1.672,5 puntos que puede ser muy importante.

Por todo ello, cabría por la demostración de optimismo de última hora. A esas horas están ahí los que mandan en el mercado y eso no puede pasar desapercibido. Pero en los casos de duda (y también cuando no dudo), ya saben ustedes que suelo acudir a los indicadores de amplitud y aquí el resultado refleja de nuevo indecisión.

En el Nyse los valores al alza apenas si superaron a los valores a la baja. El saldo fue positivo por menos de una decena de valores y eso tampoco cuadra con la magnitud de la subida ni el perfil del último tercio, abundando más en la idea de que con poco dinero y muy concentrado, los que mandan lograron lo que querían. Ahora «sólo» hay que discernir si lo hicieron para lanzar una señal fiable o un engaño en toda regla.

Al cierre, el Dow Jones ganó un pírrico 0,02%, el S&P 500 un 0,31% y el Nasdaq Composite un 0,61%.