Nueva sesión al alza en los índices de Wall Street, pero con una buena dosis de prudencia incluida. Ni siquiera los resultados de Citigroup, mejores de lo previsto, fueron capaces de dar ánimos a una sesión alicaída desde el punto de vista del recorrido de los índices.

Caso distinto es mirarlo desde el punto de vista de la amplitud del mercado. Los valores al alza superaron a los valores a la baja con una claridad muy superior a la que sugieren los estrechos movimientos de los índices. En el Nasdaq la proporción fue prácticamente de dos a uno en favor de los alcistas y en el Nyse de 1,7 a uno, lo que no está mal.

Y si queremos un síntoma claramente optimista, los valores en nuevos máximos de 52 semanas superan los 700, en tanto que los que marcan nuevos mínimos anuales apenas si llegan a 50 en el conjunto del mercado americano. Una demostración clara de cómo están las cosas.

Pero si algo me preocupa es el goteo de mejoras de perspectivas. Bank of America mejoró ayer su pronóstico del S&P 500 para el cierre del año a 1.750 puntos abandonando los 1.600 que hasta ahora constituían su apuesta.

No es que tenga nada contra estas previsiones optimistas. Simplemente, recuerdo que lo que intentan es fomentar el «efecto llamada» a los inversores rezagados y que ese es el momento peligroso, cuando llegan los «últimos de Filipinas» a intentar hacer unas ganancias que no van a llegar porque entran justo para que comience el recorte..

Mucho ojo, porque se da la circunstancia añadida de que el Nasdaq Composite transita por una «resistencia oculta», la cota que supone la proyección de un HCHi del que hablamos hace tiempo. Ha llegado al objetivo y la teoría dice que ahora tocaría descansar unos días. Pero eso es la teoría, que no siempre acierta.

Al cierre, el Dow Jones avanzó un 0,13%, el S&P 500 un 0,14% y el Nasdaq Composite un 0,21%.