A los rumores se les concede la credibilidad que hay que concederles, pero conocida la sorprendente capacidad de las agencias de calificación para irrumpir en el escenario en el momento más inoportuno y teniendo en cuenta que acaba de rebajar la calificación a la mismísima Francia, es más que posible.

¿Imaginan lo que piensan estos tipos acerca de España? Hagámos un esfuerzo y verán que no es muy complicado. De un lado, valorarán que la economía da sus primeros síntomas de que la caída puede estar tocando a su fin y que va a comenzar la remontada. leerán con avidez la declaración diaria de Luis de Guindos, que se está poniendo muy pesado, en busca de algún dato nuevo, de una nueva coma o de una mejora tras el tercer decimal de algún parámetro, pero no encontrarán más que palabrería, de momento.

Puede que incluso estén dispuestos a concedernos el beneficio de la duda y estimen que esto va a comenzar a crecer un día de estos por mucho que el FMI diga que no, que la OCDE diga que tampoco y la mayoría de los servicios de estudios estén en la misma órbita. Entonces mirarán hacia otros parámetros fundamentales.

¿Ha reducido España el volumen de su deuda pública? Radicalmente no. Está en máximos y no tiene visos de que vaya a reducirse. Problema al canto.

¿Ha reducido España su gasto público? Radicalmente no. Ha puesto parches, ha recortado donde no debía, en partidas sociales, en sanidad, en educación. Ha suprimido pagas a funcionarios, pero no ha reducido lo que había que reducir, que no es otra cosa que el Estado (o los 17 miniestados). El programa presentado por el Gobierno, voluntarista, depende de que las Comunidades Autónomas quieran reducir organismos, así que apaga vámonos.

¿Es creíble el Gobierno y su voluntad de reducir la espiral de deuda? Técnicamente, mientras no haya crecimientos del PIB no podrá reducirse el peso de la deuda y para reducir el valor absoluto de la deuda deberían producirse dos fenómenos, la existencia de superávit presupuestario y crecimiento significativamente elevado.

Ninguna de las dos premisas parece que vaya a producirse pasado mañana y resulta que los inversores tienen nuestra deuda ahora. Hoy, ni siquiera mañana, y desean saber qué puede pasar con ella.

Pero para colmo, la imagen que está dando el Gobierno no es precisamente la de fortaleza, sino la de un ejecutivo acorralado, cercado e incapaz de reaccionar adecuadamente, lo que no contribuye en exceso a mejorar la percepción que la calificadora pueda tener sobre nuestras cuentas y nuestra deuda.

Por ello, dado que desde el otoño del año pasado lleva la nota en revisión, con perspectiva negativa, y que ahora está revisando todo lo revisable, no duden que el rumor puede convertirse en noticia. El mercado lo cree así, y posiblemente lo cree desde hace unos días. Luego diremos que los especuladores, que si tal y que si cual, pero esta revisión de rating, si se produce, nos la tendremos más que ganada.

De resto, pues el mercado ha estado pendiente de Bernanke y parecen haber gustado sus palabras. Su absoluta disposición a la flexibilidad en la retirada de los estímulos, aparte de razonable, ha sido bien valorada por el mercado que, no obstante, desea saber qué grado de apoyo tiene esta tesis en la Fed y, sobre todo, en quienes deben votar a partir de enero del próximo año.

Y, como siempre que el mercado decide avanzar, pues unos más que otros. España con su rating a cuestas y su Gobierno con mayoría absoluta acogotado sube poco y el resto sube más. es la Ley de la Bolsa.

Al cierre, el Dax ha subido un 0,65%, el FTSE un 0,24 %, el CAC un 0,55% y el Ibex un 0,19%.