Los salarios volverán a crecer. Así se desprende al menos de las palabras del líder de Comisiones Obreras (CCOO). Ignacio Fernández Toxo dio este martes un puñetazo encima de la mesa y advirtió al Gobierno que no se puede seguir indefinidamente con una política de moderación salarial, como la pactada entre empresarios y sindicatos hasta 2014. Así, exigió al Gobierno que dé un primer paso y eleve el salario mínimo interprofesional (SMI). Aunque afecta a poca gente, Toxo confía en su efecto de arrastre sobre el resto de las rentas.

La era de los salarios congelados o en retroceso está tocando a su fin. Así opina al menos uno de sus principales artífices, Ignacio Fernández Toxo, secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) y firmante en 2012 del pacto que prescribió la receta de la moderación salarial por tres años, junto a los líderes de UGT, Cándido Méndez, y de las organizaciones empresariales CEOE, Juan Rosell, y Cepyme, Jesús Terciado.

“España no puede seguir haciendo para siempre una apuesta por la moderación salarial”, afirmó en una entrevista a Europa Press el líder sindical. La apuesta de Toxo se basa en poner fin a la moderación de los salarios y aplicar subidas que permitan mejorar la capacidad de compra de los trabajadores, aunque “sin locuras ni disparates”, matizó.

El salario mínimo y su efecto de arrastre

Para empezar, el líder de CCOO pidió a Rajoy que suba el salario mínimo interprofesional (SMI) ya en 2014. Además, Toxo pidió al presidente de CEOE, Juan Rosell, sentarse a discutir el fin de la moderación de los salarios. Una época que, según sus defensores, ha permitido a las empresas ganar competitividad, si bien a costa de empobrecer a una gran masa de trabajadores, según afirman sus detractores.

En el fondo, las críticas de Toxo se dirigen a los empresarios que no han moderado el crecimiento de sus beneficios, la otra gran cláusula que recogía el acuerdo de moderación salarial y de otras rentas firmado en 2012, bajo el nombre de segundo Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (II AENC). En sus diatribas, Toxo no olvidó al Gobierno, el cual, aunque no participó en el acuerdo, tampoco ha hecho nada por moderar precios públicos, tasas y productos más o menos regulados, como la energía.

Un riesgo para la competitividad

Las palabras de Toxo suponen una seria advertencia sobre la continuidad del pacto de contención salarial, con efecto hasta 2014. Un acuerdo en el que los agentes sociales firmaron una senda de crecimiento de los salarios muy estrecha, en torno al 0,5 por ciento anual. Este año por ejemplo, el pacto recomienda a los negociadores de convenios colectivos un alza del 0,6 por ciento. Mientras, el último dato de inflación se sitúa en el entorno del 2 por ciento.

El pacto de 2012 fue a su vez reedición de un pacto anterior, también denominado AENC y que se selló en 2010. Estos acuerdos se firmaron después de constatar las dificultades de las empresas españolas para adaptar el crecimiento de los salarios a la situación de la economía. Así, en 2008, mientras la inflación apenas crecía al 1,4 por ciento, los costes laborales se dispararon un 5 por ciento, según datos del INE. Y ello a pesar de que la tasa de paro saltó ese daño de un 8,60 por ciento hasta casi un 14 por ciento, en solo doce meses, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

El descontrol en los costes laborales en los primeros compases de la crisis dio alas además a los defensores de la necesidad de una reforma laboral. En primera instancia fue el PSOE de Zapatero el que, en 2010, reformó el mercado de trabajo , abaratando el despido. Dos años después, en 2012, y tras la victoria electoral del PP, el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó su propia reforma que transformó por completo los mecanismos de fijación de salarios.

Dotando de un poder unilateral a los empresarios, la reforma del Partido Popular ha favorecido especialmente el mecanismo de devaluación interna o salarial. Con resultados inmediatos. En combinación con el pacto de moderación salarial, y aupada por una tasa de paro que superó el 26 por ciento en 2012, los costes laborales han frenado en seco. En 2012 los costes laborales se redujeron un 3,2 por ciento. Y eso a pesar de que la inflación continúa alta para la situación del país, en el 2,9 por ciento. La distancia entre ambas tasas mide la caída del poder adquisitivo para las familias.

Pero la senda de contención salarial se inició antes de la reforma laboral del PP. En 2011, los costes laborales crecieron un 1,6 por ciento; mientras la inflación lo hacía al 2,4 por ciento. En el último trimestre, en el mes de marzo pasado, los costes laborales bajaron un 1,4 por ciento. Así, los costes laborales han pasado de un máximo de 2.683 euros alcanzado a finales de 2011, hasta los 2.480 euros de marzo de 2013, con datos del INE.

¿Qué supone esta moderación de salarios? Recuperar competitividad. Y vender bien fuera. Efectivamente, esta contención de salarios se sitúa entre las primeras causas por las cuales las empresas españolas han logrado recuperar parte de la competitividad perdida desde la llegada del euro, cuando España sufría una inflación más alta que sus vecinos del Euro y los salarios crecían, aunque no mucho, sí por encima de la productividad; un camino sin salida, que encuentra su expresión en el déficit exterior, que en España llegó a superar el 10 por ciento del PIB.

La moderación salarial y, con ella, la recuperación de competitividad se ha traducido en incrementos muy notables de las exportaciones. Se ha reducido el déficit exterior a pasos de gigante, hasta lograr incluso recientemente un superávit si se excluyen los combustibles y productos energéticos. Todo ello está ahora en juego.