Lo cierto es que el mismo viernes por la mañana nos seguían diciendo que la princesa no estaba, aunque ya sabíamos, gracias a una excelente garganta profunda que llevaba varios días en la isla pero nadie la había visto, ni en la visita al incendio de la Sierra de Tramontana, ni por el náutico acompañando al príncipe….y como en los shows de magia, de repente ¡zas!, Letizia y sus dos hijas aparecen a las 17.32 en el club náutico de Cala Nova. La princesa, por sorpresa ya que supuestamente «no estaba en Palma», llegaba junto a la reina que vestía un blusón holgado, minibolso atravesado y varios collares y la infanta Elena con su sombrero de paja.

Por la mañana, en el real club náutico, desde donde han salido las 110 embarcaciones que toman parte en la 32 Copa del Rey de Vela Mapfre, ya nos habían dicho que por la tarde sería la entrega de diplomas a los alumnos del club de vela donde estaban los nietos del rey siguiendo un curso y que es la misma escuela donde aprendieron las infantas y el príncipe a navegar y que se encuentra a unos 10 minutos en coche desde el palacio de Marivent.

Oficiosamente nos decían que seguramente iría la reina, pero nada oficial, que era algo posible pero no seguro. Así que, sorprendentemente y digo sorprendentemente por la aparición de Letizia pero también por la puntualidad porque habitualmente esperamos decenas de minutos. Asi que con solo un minuto de retraso para las habituales esperas a las que nos tienen acostumbrados en las puertas o detrás de las vallas, aparecieron las tres y las dos niñas Leonor y Sofía, en el pequeño salón donde los padres esperaban el comienzo de la ceremonía de fin de curso.

La reina entregó diplomas a sus nietos y la infanta Elena, desde un lateral de la habitación hacia fotos, como una madre más. Letizia con su maxi bolso en cuero beig y bien ceñida en amarillo y blanco, seguía el acontecimiento en primera fila con sus hijas, que por cierto, no han hecho el curso de vela como sus primos Urdangarín y Marichalar porque la edad mínima para hacerlo son los ocho años.

La anécdota sucedía al final de la entrega, con Froilán por medio, cuando cogió el micro y se oyó por megafonía un alegre; «Hay merienda y Viva España y Viva el Rey». Dada la buena noticia se quedaron un ratito con la merienda. Y la cara de alegría de Leonor y Sofía cuando descubrieron la ensaladera llena de patatas fritas y la posibilidad de lanzarse a ellas les alegró el día.

Al día siguiente, la infanta Pilar que también veranea en la isla , se acercaba al mercado de Santa Catalina a comprar en el puesto de Anselma la sobrasada, el botifarrons de matanza extra y el paté. Luego le regalaron las aceitunas verdes que a ella le gustan. Previamente a la compra se tomó su cervecita en el bar Joan Frau, en el mismo mercado. Así, con toda la tranquilidad de disfrute del mundo y es infanta.