Intentaron los índices europeos tener una sesión discretamente al alza y casi lo lograron durante el periodo en el que Wall Street dormía. Pero a partir de que se hizo de día en Estados Unidos, el lastre de los futuros americanos pesó como una losa.

Es una nueva demostración de que los mercados, en general, son todos uno. Un poco más fuertes o un poco más débiles, pero este mundo interconectado y esta economía globalizada tienen estas cosas. No se puede crecer con Estados Unidos en esta situación y el mercado lo sabe.

El problema es que todos pensaron que iba a ser cosa de un par de días, pero el fracaso de la reunión que Obama mantuvo con los líderes republicanos y demócratas de las dos Cámaras del Congreso ha hecho que más de uno se tiente los bolsillos y considere más que suficiente el riesgo que ha corrido hasta ahora.

Porque lo del cierre de la Administración Federal en realidad es lo de menos. Lo de más es que los días pasan y el techo de deuda sigue ahí. Y si el día 17 no se ha modificado, Estados Unidos no podrá emitir más duda. Y sin emitir más deuda no podrá pagar los intereses de la deuda en circulación que está venciendo.

Al final todo se reduce a lo mismo. No puede o no podrá pagar. A los funcionarios los ha mandado a casa porque no puede pagarlos y parece que no han protestado demasiado (hasta el momento). Pero a los acreedores no los puede mandar a su casa. Es más, no puede ni carraspear delante de ellos. Son ellos quienes tienen la sartén por el mango. Fondos soberanos árabes, capital chino, tiburones del más variado pelaje, hedge funds, ¡¡fondos de pensiones de medio mundo!! A todos estos y algunos más no podrá pagar Estados Unidos si no cambia mucho la situación, y muy rápido.

No es de extrañar que la preocupación se vaya instalando poco a poco (ya verán como llega el día en que será mucho a mucho) en los mercados. Un «default» de Estados Unidos, incluso si es provisional, es algo que la economía mundial no puede permitirse. Pero allí no parece que nadie de los que manda esté dispuesto a dar su brazo a torcer.

La última esperanza es que esas tímidas voces que poco a poco van surgiendo entre la clase política, fundamentalmente entre los republicanos de la Cámara de Representantes, y que dicen eso de «algo tenemos que hacer» empiecen a decirlo alto y fuerte, forzando a sus «líderes» a actuar de una forma bien distinta a como lo han hecho hasta ahora. Los unos y los otros.

Entre tanto, bastante bien se están comportando los mercados europeos. Al cierre, el Dax perdió un 0,37%, en tanto que el FTSE avanzó un 0,18%. El CAC retrocedió un 0,73% y el Ibex un 0,58%. A medio día estaban todos en positivo, pero Wall Street no ayuda precisamente.