Todavía no está hecho…

11/10/2013

M. L. Una oferta republicana para una elevación del techo de deuda durante seis semanas ha sido la espoleta para un subidón de los que hace tiempo que no se producían. Y eso que todavía no está hecho...

No hay nada tangible a lo que agarrarse para comprender por qué el Dow Jones ha subido hoy la friolera de 323 puntos. Sólo hay posibilidades de que al fin haya un acuerdo que permita elevar el techo de deuda y reabrir la administración.

Y digo que solo son posibilidades porque la oferta de los republicanos ha sido recibida por los demócratas con frialdad, lo que parece indicar que no van a apoyar sin más una medida de este tipo. Vamos, que no quieren estar dentro de seis semanas con el mismo problema.

Por mucho que los republicanos consideren que en esas seis semanas se puede llegar a un acuerdo, a mí la actitud de los demócratas me parece ahora coherente. Saben que tienen que llegar a un acuerdo pero prefieren que no sea algo tan provisional y cogido por los pelos como lo que quieren los republicanos y, sobre todo, quieren asegurarse que habrá margen de maniobra en la negociación.

Lo que los demócratas no quieren bajo ningún concepto es llegar a la negociación con un horizonte temporal corto y a los republicanos enfrente exigiendo el fin del ObamaCare. Ha jugado a ese juego durante meses y no confían en que puedan haber cambiado por completo de opinión.

Pero a los mercados les ha parecido suficiente el hecho de que por fin haya diálogo, negociación, propuestas. Los seis días que quedan hasta el día 17 van a ser de infarto, porque mucho me temo que el acuerdo llegará al límite y casi todo el mundo anda ya de los nervios.

Recordarán que ayer mencioné al Banco de Japón ente los nerviosos. Pues hoy ha sido el Gobierno chino el que ha puesto el grito en el cielo y a su manera ha exigido que pongan fin al desastre. Y que los chinos pasen a la acción es muy importante, dado el enorme volumen de deuda americana que tienen en sus manos.

Esta advertencia no es una más. Tanto es así, que los chinos se han permitido el lujo de decirle a Estados Unidos que «esperamos que sean capaces de aprender de la historia», en referencia nada velada a la rebaja del rating del verano de 2011 tras una pelea semejante por el techo de deuda. Este tipo de expresiones son muy infrecuentes en el lenguaje diplomático, y mucho más en la siempre sutil diplomacia china, y reflejan hasta qué punto los líderes del mayor tenedor de bonos estadounidenses están hartos de la situación.

Pero el caso es que al primer síntoma de que las cosas pueden avanzar en la dirección adecuada, el mercado se ha vuelto literalmente loco. Eso sí, han ayudado mucho las lamentables cifras de las peticiones iniciales de desempleo, las peores en un semestre, que demuestran que el cierre gubernamental sí es un lastre para la economía y extienden la esperanza de que la Fed tenga que retrasar por ello la retirada de los estímulos.

Ya saben, aquello de cuanto peor, mejor. Si el cierre del Gobierno se prolonga una semana más, las peticiones de desempleo de la próxima semana van a ser aún peores y la Fed tiene el empleo como termómetro a seguir para decidirse o no a retirar las inyecciones de dinero que insufla en el sistema cada mes.

Tengan cuidado ahí fuera, como decía el jefe de la policía de «Canción Triste de Hill Street», que las cosas no están para confiarse y al primer nuevo desencuentro vamos a sufrir las consecuencias…

Al cierre, el Dow Jones avanzó un 2,18%, el S&P 500 otro 2,18% y el Nasdaq Composite un 2,26%.

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