De nada sirve que el Nikkei amenace con derrumbarse, que en China el interbancario esté al rojo vivo o que en Europa se despeñen los índices periféricos. Los que mandan en Wall Street solo viven para subir y a fe que lo están consiguiendo.
Por ‘cortesía’, la apertura no fue demasiado buena, con una vuelva a los niveles del cierre de ayer que dejó a más de uno con el corazón en un puño. Pero se trató de una falsa alarma, porque fue cerrar Europa y encaminarse hacia donde tenían previsto, que no es otro sitio que nuevos máximos históricos en el S&P 500.
Al cierre, el objetivo se había conseguido y el ‘índice que mueve el mundo’ puede presumir de nuevo máximo. Se nota cada vez más que el mercado apuesta claramente porque la retirada de estímulos va a ser retrasada y mientras no haya nada que lo contradiga, el sesgo se va a mantener alcista.
Al cierre, el Dow Jones avanzó un 0,39%, el S&P500 un 0,44% y el Nasdaq Composite un 0,37%. Esta claro que estos tipos siguen a lo suyo.
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