Ha dicho José María Benegas que es falso que en las conversaciones entre los socialistas y el PNV sobre los Presupuestos de 2011 se haya llegado a pacto alguno sobre la legalización de Batasuna. Y si lo ha dicho con tal contundencia, no se debe dudar de su palabra. Pero lo aseverado por Benegas no impide pensar que en algún momento o en algún encuentro se ha tratado el problema del terrorismo, quizá en relación a la situación actual de inactividad de ETA o quizá en relación con las soluciones futuras.

Lo que el pacto con el PNV esconde en apariencia no es otra cosa que dejar en un lugar poco agradable al actual lehendakari Patxi López. El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha logrado sellar su continuidad hasta el final de la legislatura por un puñado de vanidades nacionalistas. O, quizá, lo que ha logrado es hipotecarse en el País Vasco con Iñigo Urkullu. ¿Qué será lo que la verdad esconde?

Entre tanto, los del Partido Popular están que trinan y piden y exigen explicaciones por aquí y por allá. Seguramente que las {destacado}tendrán, pero no se creerán si una sola palabra de lo dicho. Eso no importa, porque se ha logrado un año más de gobierno y, por añadidura, el siguiente, el 2012, ya que si no hay más acuerdos al Gobierno sólo le bastará con prorrogar los presupuestos hasta las elecciones generales, como todo el mundo sabe a estas alturas.

Pero este acuerdo con el PNV puede provocar otros daños colaterales. El principal es el pacto del PSE con el PP, el acuerdo férreo que demuestran tener Antonio Basagioti y Patxi López sobre la base del mantenimiento del poder de los constitucionalistas frente a los nacionalistas y centrado en la actitud de apoyo permanente demostrada hasta ahora en la lucha antiterrorista, que tan buenos resultados está dando.

Si lo que la verdad esconde en el Pacto con el PNV resulta ser como muchos temen, a Basagoiti no le va a quedar otro remedio que dejar de apoyar. Aunque no debemos olvidarnos de que están próximas unas elecciones municipales muy importantes y que ese pacto es fundamental para impedir que Batasuna se presente con su nombre, como ellos mismos pretenden, o con alguna marca blanca consentida por el gobierno.

Pero, si lo que la verdad esconde tiene que ver con esas próximas elecciones municipales y lo que el PNV quiere sacar de ellas, cabría peguntarse lo que a los nacionalistas de Urkullu les interesa de verdad. No lo que dicen en público, porque quizá lo que mejor les vendría sería ser el único referente nacionalista sólido y que para ello se hiciera lo posible para que las candidaturas de la Izquierda Abertzale no pudieran presentarse. No olvidemos que el PNV fue desalojado del poder con el consentimiento de la Izquierda Abertzale, que en las elecciones autonómicas pasadas miraron para oro lado o dejaron e ir a votar.

¿Qué será lo que la verdad esconde?